San Benito de las Palomas: Huella Afrodiaspórica e Identitaria en el Caribe Colombiano
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sacar sin hacer un gran escándalo
63
. De hecho el
comportamiento de los hui-
dos de Sabanalarga y su ocultamiento en el monte cuando los fueron a sacar,
es típico o heredado de las rochelas y los arrochelados. Este acontecimiento
nos da pie para deducir que antes o a partir de 1744 ya había iglesia en el sitio
de San Benito y ya se le rendía culto y devoción al santo del cual el poblado
tomó el nombre.
La otra referencia con que contamos de San Benito de las Palomas durante el
siglo XVIII, es la del obispo de Cartagena Diego de Peredo. En la correría que
en 1772 hizo este clérigo por dicha provincia describe a San Benito como un
sitio dependiente de la feligresía de San Etanislao en el partido de Mahates, y
ubicado en las orillas de un caño
del Canal del Dique
64
.
En el polo opuesto de considerar a San Benito como producto de los procesos
de cimarronaje y arrochelaje, se encuentran quienes sin ningún sustento fac-
tual aseguran que este existió en calidad de ranchería desde el período prehis-
pánico y luego como estancia fundada por los españoles*.
Según esta posición, con el transcurrir del tiempo esta ranchería devino en
estancia adquiriendo cierta importancia hasta 1650,
fecha en que se construye
el Canal del Dique. Con la puesta en servicio de dicho canal, la vía terrestre
ya no se necesitó para el transporte de carga y viajeros. En la ruta que antes
comunicaba a Cartagena con el río Magdalena hubo varias estancias, enten-
didas como lugares de descanso, de cargue y descargue de mercancías. Una
de estas fue San Benito. Después de salir de Cartagena los
usuarios de este
63.
Ibíd.
, p. 80.
64. DE PEREDO, Diego.
Noticia historial de la provincia de Cartagena de Indias, 1772
. Bogotá: Biblio-
teca Nacional de Colombia, Fondo de libros raros y curiosos. 1972, p. 75.
*
Entre los que se ubican en este plano tenemos a Daniel Cabarcas Díaz y a Juan de Dios Villa del Río.
El primero plantea sus disquisiciones y divagaciones en un documento inédito que titula
Deducciones
prehistóricas de los orígenes de San Benito
. El segundo, haciendo eco de lo expresado en el documen-
to señalado se apega a dicha posición,
plasmada en su obra
San Benito y Repelón
.
Dolcey Romero Jaramillo
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camino debían pasar por Timiriguaco, San Etanislao y por último a San Benito
donde hacían trasbordo de viajeros y carga para enrumbarse en canoas por las
ciénagas hasta llegar a Caño de Piedras, y por este hasta el río
Magdalena
65
.
De acuerdo con esta posición, el tránsito de San Benito de ranchería indígena
a estancia, contó con la presencia española, que supuestamente fue la que
controlaba el comercio de la mercancía por el camino señalado hasta cuando
construyeron el Canal del Dique y dicho camino cayó en desuso.
De estas elucubraciones coligen el origen español del pueblo de San Benito,
negando de paso la conexión con el cimarronaje y los arrochelados. Acudien-
do al formato de la historia tradicional y del positivismo de narrar sin
explicar,
proponen una serie de etapas por las cuales atravesó el desarrollo del pueblo
y que abarcan el período comprendido desde antes de 1650 hasta 1795, en el
que fue progresivamente ranchería indígena, estancia española y luego caserío
y aldea. Lo cierto es que para 1772 Diego de Peredo
66
, lo tipifica como sitio y
para el siglo XIX, antes de que sucumbiera en las aguas del Dique,
las fuentes
consultadas le dan la categoría de parroquia
67
. De acuerdo con el censo que
levantó el Justicia Mayor del partido de Mahates en 1777, San Benito en esta
fecha contaba 462 habitantes distribuidos en 84 casas. Solo tres cabeza de
familia ostentaban el título de “Don”, y aún seguía siendo una agregación de
San Etanislao
68
.
Tanto los documentos escritos como la memoria oral coinciden en afirmar
que luego de varias inundaciones que se sucedieron a partir de 1650
debido a
la construcción del Dique, y a las cuales se tuvieron que enfrentar recurren-
65. VILLA DEL RÍO, Juan de Dios.
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