Concepto de medio ambiente en la obra de vicente de beauvais

4.2.11. capítulos 21 al 23: Las corrientes, los vientos y los peligros

El capítulo 21 vuelve a hacer referencia a los vientos atmosféricos, nombrando el Euro, el Céfiro, el Boreal y el Austral, como vientos originados a partir del movimiento de las aguas. Guillermo de Conches relaciona los movimientos atmosféricos con los marinos, dejando clara la relación entre las dos capas fluidas. Si bien es cierta su conexión, existiría un origen independiente de ambos movimientos.

Existe un movimiento oceánico global marcado por la corriente termohalina, y existe una dinámica atmosférica cuyo origen se encuentra en las diferencias de presión y temperatura de las masas de aire.

En este capítulo, sin embargo, observamos una referencia clara a lo que consideramos corrientes marinas, siendo un aspecto chocante en que se consideren éstas origen de los vientos, y no al contrario. Una corriente oceánica o marina es un movimiento continuado y permanente de una masa de agua de los océanos o los mares. Sus principales causas son el movimiento de rotación terrestre y los vientos constantes, así como la configuración de las costas y continentes²⁶⁶. Podemos realizar una clasificación de estas corrientes atendiendo al fenómeno que permite el movimiento²⁶⁷:

• 
  Corrientes oceánicas: producidas por el movimiento de rotación terrestre por lo que representan un movimiento constante, en general, en sentido este-oeste en la zona intertropical, o en sentido inverso, de oeste a este en latitudes medias o altas.
  
• 
  Corrientes de marea. Corrientes periódicas y diurnas que son producidas por la atracción lunar y, en menor grado, por el Sol.
  
• 
  Corrientes de oleaje, las que modifican en gran medida el litoral y son debidas a los vientos.
  
• 
  Corrientes de deriva litoral: resultante de la acción de las corrientes oceánicas cuando llegan a las costas cuyo trazado presenta alguna inclinación o desviación con respecto a la dirección original de las mismas.
  
• 
  Corrientes de densidad: es la presencia vertical de dos masas de agua con distinta densidad, una fría a mayor profundidad, y otra cálida en superficie. Se suelen desplazar en sentido contrario. Es el ejemplo del estrecho de Gibraltar donde suelen presentarse muchas veces unas corrientes superficiales hacia el oeste, mientras que en el fondo penetra en el Mediterráneo una gran cantidad de agua procedente del Atlántico.
  

En el capítulo 22, Vicente expone lo que considera un relato de los principales peligros de la mar, nombrando de forma explícita los estrechos con sus monstruos añadidos, los bancos de arena, remolinos asociados a grutas y cavernas. Y un último capítulo dedicado en exclusiva a los diluvios. En realidad, el texto se centra en primer lugar en el análisis que realiza Guillermo de Conches²⁶⁸ respecto a la existencia de periodos de sequía y de inundación. Se proponen varias teorías, entre ellas la confrontación entre la sequedad de la Tierra y la humedad del agua sometida a fuente de calor. También se nombran los ríos internos y subterráneos como origen de grandes lluvias. Estas lluvias ya son nombradas como posibles cataclismos asociadas a los diluvios.

La teoría más desarrollada con respecto a los diluvios tiene un origen cosmológico, siendo la situación de los planetas motivo o causa de periodos de sequía en algunos casos o grandes lluvias o diluvios. Por supuesto el final del capítulo se expone la certeza de un único diluvio al que llama universal, y varios a los que llama locales.

4.2.12. capítulos 24 al 30: Las fuentes

La importancia del agua dulce viene, quizás, reflejada en el amplio número de capítulos dedicados a las fuentes, lo que en la actualidad denominamos más comúnmente manantiales o nascientes. Nos encontramos en una época en que ya existen numerosas obras de ingeniería civil encaminadas a la utilización óptima de este escaso recurso. Desde el punto de vista medioambiental siempre ha sido prioritaria la gestión razonada y sostenible del agua. Es el ciclo el que nos está determinando su posibilidad de utilización, y es escasa la participación del agua como agua dulce, y por lo tanto, potable para el hombre. La interacción el hombre en el ciclo del agua para hacer posible una utilización mayor de la que nos permite la naturaleza ha sido y es una constante en todos los asentamientos humanos²⁶⁹. Pero nos encontramos en un momento en el que son las fuentes de agua de origen natural las que determinan la principal forma de obtención. Y, cómo no, la construcción de pequeñas obras que permitan el acceso a aguas más o menos subterráneas y su posterior transporte.

Por supuesto comienza con la acepción del término para lo cual vuelve a aparecer San Isidoro que deriva, parece que con acierto, el término fons-fontis con el verbo fundo derramar.

Guillermo de Conches relaciona estas fuentes con agua subterránea que mana del interior de la tierra al no encontrar otro camino posible, y Adelardo nos realiza una similitud con el sudor que mana del cuerpo, tierra saturada de humedad por donde se escapan las gotas de agua. Justo a continuación aparece la primera mención, crucial, al tipo de roca. Los ríos subterráneos se topan con roca blanda, impermeable, y ello les obliga a salir al exterior. Se hace inicial el análisis de las rocas en relación con el agua subterránea.

Vuelve a realizarse el análisis del origen, y aquí el propio autor nos señala el mar como el suministro de las aguas que manan limpias y claras de las fuentes. Justo a continuación son las montañas las elegidas como origen de estos manantiales. ¿Esponjas? Es el proceso de infiltración el señalado como base del agua que mana de las fuentes. El origen de todas las fuentes está en el mar, y de todas las fuentes nacen los ríos. Sólo nos falta la evaporación y la atmósfera para poder cerrar estas conexiones.

En el siguiente capítulo comienza un análisis exhaustivo de las fuentes o manantiales y su posibilidad de extracción, basándose en el Vitruvio, y su Arquitectura. Un análisis dirigido por la necesidad de saber las cualidades del agua que nace de una fuente o manantial, y de cómo conseguir la extracción de agua subterránea. Tierra arcillosa, tierra arenosa, grava, gravilla, arena rojiza, agua entre las rocas. Las distintas posibilidades generan distintos tipos de agua y con distintas cualidades.

A continuación el texto se centra en cómo y dónde se deben buscar fuentes. Exposición detallada de experimentos que nos demuestran los lugares donde existirían aguas subterráneas y nos permitirían sacar agua. El texto de Vitruvio sirve para detallar las zonas geográficas y de altitud más propicias para sacar agua.

El capítulo siguiente está dedicado a las propiedades y características del agua de las fuentes, en muchos casos mezcladas con las de las aguas de lluvias. El autor ha decidido centrar el tema principal en las fuentes. Son, como casi siempre, varios autores elegidos para detallar aspectos positivos y negativos del agua procedente de distintos tipos de fuentes, con propiedades más o menos milagrosas y efectos de todo tipo.

En relación a su calidad, otra vez Vitruvio y Plinnio hacen referencia a la ausencia de olor, sabor y color que debe tener un agua para ser de calidad óptima.

El capítulo 28 realiza una clasificación de las fuentes, clasificación que se basa en primer lugar en la temperatura del agua que mana. También se hace referencia a las aguas sulfurosas, asfálticas, nítricas, en clara alusión a sus sales mayoritarias. Serían todas ellas aguas con efectos beneficiosos y medicinales para el organismo. Son señaladas como perjudiciales las aguas cercanas a explotaciones de metales, las dulces, las saladas, las grasosas y las ácidas.

En el penúltimo capítulo dedicado a las fuentes se analizan sus variaciones, tanto en lo que respecta a sus colores, temperaturas, o incluso su aparición y desaparición. Corresponderían a la clasificación que veremos a continuación como manantiales periódicos. Insistiendo en los múltiples usos que damos a este recurso, aparece un último capítulo dedicado a los efectos milagrosos de las aguas. Capítulo que se encuentra en la línea de los ya múltiples efectos de todo tipo detallados en capítulos anteriores. Vitruvio, San Isidoro, San Agustín, Plinio, Solino, son muchos los autores que utiliza Vicente para detallar las propiedades milagrosas de fuentes conocidas y distribuidas por todo el mundo.

Estas fuentes estudiadas por nuestros científicos corresponderían a la acepción actual de manantial. Los manantiales son nacimientos o brotes de aguas subterráneas. De forma más concreta son puntos o zonas de un terreno en los que una cantidad apreciable de agua fluye a la superficie de modo natural, procedente de un acuífero o depósito subterráneo²⁷⁰. O sea, son vertederos a desagües por los que emerge la recarga recibida por el acuífero que se encuentra bajo ellos. Cuando el flujo natural de aguas subterráneas o provenientes de partes más profundas del interior del planeta (aguas fósiles) aparece en la superficie de los continentes, se forman los manantiales; pero cuando ese flujo hídrico llega a cursos de agua se une a ellos. También puede formar lagos y lagunas. Su origen puede ser atmosférico (caso del agua de lluvia que se infiltra en la tierra y surge en otro lugar a menor altitud) o ígneo (por lo cual nacen manatiales de agua caliente y géiseres).

Los manantiales se pueden clasificar de acuerdo con varios criterios²⁷¹:

Según el tipo de surgimiento de las aguas:

• 
  Rocosos, que brotan entre rocas basales.
  
• 
  De vertedero o vertientes, cuando el lugar de la salida original de las aguas queda obturado por rocas de desprendimiento que la obligan a brotar en la superficie por un conducto situado generalmente en la parte inferior de la ladera.
  

Ilustración : Clases de manantiales.

Según la dirección del curso que las aguas subterráneas siguen antes de su salida al exterior:

• 
  Descendentes o de derrame, cuando los valles están situados bajo el nivel de las aguas subterráneas.
  
• 
  Cuando las aguas manan por presión hidrostática.
  

Según su formación se dividen en:

• 
  Manantiales de estratos, los cuales se forman entre capas impermeables.
  
• 
  De desborde, cuando se localizan en el borde de capas impermeables, formando una hondonada de la cual surgen las aguas.
  
• 
  De turbación o de falla, cuando las aguas se acumulan y ascienden por fallas o fracturas en que coinciden capas permeables con capas impermeables.
  

De acuerdo con la periodicidad de salida de sus aguas se diferencian en:

• 
  Manantiales perennes, con un flujo continuo.
  
• 
  Episódicos, periódicos o intermitentes, si fluyen en tiempos cortos, de manera más o menos regular, como los géiseres.
  
• 
  Manantial de origen no volcánico, producto de una reacción química en la que se forman gases como el metano e hidrógeno, y se genera calor.
  

Todos estos manantiales tienen como característica común ser las fuentes de agua natural de mejor calidad. Como ya anunciaban nuestros científicos, esto se debe al hecho de que el recurso, antes de surgir a la superficie terrestre, ha viajado por kilómetros de rocas, sedimentos y suelos que sirven como filtros naturales para remover de él todo tipo de contaminantes y, en muchos casos, lo han enriquecido con preciosos minerales y sustancias que los seres humanos necesitan.

Actualmente las propiedades de las aguas de manantial están acorde con su calidad. Esta calidad determinará su posibilidad de ser utilizada para el consumo humano, lo que denominamos agua potable. El agua en la naturaleza contiene impurezas, que pueden ser de naturaleza físico-química o bacteriológica y varían de acuerdo al tipo de fuente. Cuando las impurezas sobrepasan los límites recomendados, se trata antes de su consumo. Además de no contener elementos nocivos para la salud, el agua no debe presentar características que puedan rechazar el consumo²⁷².

Y, como estamos analizando, es fundamental la relación de estos acuíferos con las rocas, ya que la interacción entre agua y roca determina el depósito de agua y su afloramiento. En la enciclopedia se citan distintos tipos de rocas, las cuales originarían distintos tipos de fuentes. Desde el punto de vista de su comportamiento hidrogeológico es clásica la clasificación de rocas en los siguientes tipos²⁷³:

• 
  Acuíferos: rocas que almacenan y transmiten agua en cantidades significativas.
  
• 
  Acuitardos: rocas que almacenan agua y la transmiten lentamente.
  
• 
  Acuicludos: rocas con una capacidad de almacenamiento apreciable, pero con una capacidad de transmisión prácticamente nula.
  
• 
  Acuífugos: rocas que ni almacenan ni transmiten agua.
  

Somos los humanos los que, como ya hemos dicho, buscamos e intentamos extraer estas acumulaciones de agua en nuestro provecho, y utilizando, como se pone de manifiesto en nuestro texto, todo tipo de consejos para encontrar las mejores zonas donde poder extraer el recurso. Se entiende como captación a toda instalación que permite poner a disposición de uso el agua contenida en un acuífero. Los sistemas más utilizados desde la Antigüedad han sido los pozos y las galerías. Vicente de Beauvais no ha querido, en este caso, referirse a ninguna obra humana por lo que no desarrollaremos este apartado.