Dolcey Romero Jaramillo
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zar la vida eterna
33
. En un catecismo para negros en Cuba a finales del siglo
XVIII, se aclara cuál era en aquella época el mandamiento de Dios para los
esclavos, este dice textualmente:
El esclavo que cumple lo que debe hacer para ser buen esclavo, tiene
mucha cortesía con su amo, servirlo porque Dios quiere que lo sirva,
quererlo mucho porque Dios manda que lo quiera mucho
34
.
En este sentido, los santos se utilizaron por parte de
los colonialistas como una
herramienta de control de las personas negras y de inoculación de códigos de
valores etico-cristianos, capaz de refrenarles sus apetitos personales y de obte-
ner un respeto del orden social establecido. De acuerdo con los colonizadores
y los misioneros franciscanos de 1700, el culto de San Benito “el Moro”, se
convierte en un soporte para el sostenimiento del orden social y político de la
Colonia
35
.
Por ello no fue circunstancial que la fama y la magnitud de los milagros de
San Benito de Palermo los hubieran hecho vehicular fuertemente entre los
esclavos y libres de origen africano. Su vinculación a la Iglesia Católica a tra-
vés de San Benito, les permitía, observando las cualidades del santo como la
humildad, la resignación y la paciencia, que una persona
negra pudiera llegar
a la perfección dentro del orden colonial existente
36
.
Si bien el objetivo central de evangelizar y ganar adeptos al catolicismo a
través de San Benito estuvo dirigido especialmente a la población negra, este
santo también fue utilizado para la evangelización de los indígenas. Según
33. VILA VILAR, Enriqueta. “La evangelización del esclavo negro y su integración en el mundo ameri-
cano”. En: ARES, Berta (Coord.).
Negros, mulatos y zambaigos.
Escuela de Estudios Hispano-Ame-
ricanos. Sevilla: Escuela
de Estudios Hispano-Americanos, 2000, p. 191.
34.
Ibíd.
, p. 191.
35. MORABITO. San Benito el moro de Palermo.
Op. cit.
, p. 265.
36.
Ibíd
., p. 271.
San Benito de las Palomas: Huella Afrodiaspórica e Identitaria en el Caribe Colombiano
29
uno de sus biógrafos, fray Antonio Randazzoi, San Benito en 1626 rogaba
desde el cielo para que se hiciera posible la conversión de los indígenas
37
. Y
de acuerdo con la tradición palermitana la devoción entre los indígenas se for-
taleció con el restablecimiento de la visión perdida a un rey indígena
38
.
El culto religioso tranquilizaba a los africanos al tener a alguien que
era como ellos pero que podía interceder por ellos ante Dios. El con-
junto de los ritos y cultos dedicados al Santo Negro con ojos grandes y
vida ejemplar por su humildad y obediencia los vuelve domesticados,
menos rebeldes, dóciles y recompensados finalmente en el más allá
.
El
modelo a imitar está claro
39
.
Parece ser que los esclavizados adoctrinados por los blancos se volcaron hacia
el catolicismo con la esperanza de conseguir libertad y salvación en el más allá
ante la imposibilidad de obtenerla en la tierra.
De acuerdo con Vittorio Morabito
40
, el culto a los santos negros se realizaba
en tres momentos: A través de la divulgación de
la imagen piadosa de un
santo se intercambiaba de alguna manera con la cara de un santo negro. De
esta forma, por ejemplo, San Benito era la copia en negro de San Antonio de
Padua. Por otro lado, tenemos la creación de sociedades y cofradías alrededor
de los santos afro más importantes, tal es
el caso de San Benito, San Elesbao
o Santa Efigenia. Estas organizaciones, además de establecer la ayuda mutual
entre sus miembros se convirtieron en espacios de sociabilidad y de encuentro
de los cofrades negros.
Además de lo anterior, debemos tener en cuenta la rivalidad entre las órdenes
37.
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