The holy faith of reformed samaritanism

¡Los 10 Mandamientos fueron dados para el beneficio de los seres humanos! 
Cuando los Reyes de las Naciones del Mundo, oyeron el Primer Mandamiento de הוהי (“Yo soy el Señor tu 
Dios...”), no fueron muy impresionados, pues arguyeron diciendo: “¿Qué soberano desea ser negado? Al 
igual que cualquier otro rey, הוהי ordena que se le reconozca”. Luego, cuando escucharon acerca del Segundo
Mandamiento (“No tendrás dioses fuera de mi...”), similarmente observaron: “¿Existe algún soberano que 
tolere alguna otra autoridad? Al igual que todos los reyes, הוהי quiere que se le adore a Él solamente. ¡Ese es 
el por qué decretó que nadie sirviese a otros dioses!”. Tampoco se conmovieron los Reyes de la Tierra, 
cuando escucharon el tercer Mandamiento (“No tomaras en vano el nombre de tu Dios”, pues comentaron 
diciendo: “¿Qué rey querría que sus súbditos juraran falsamente en su nombre? הוהי tampoco lo quiere”. 
Luego, cuando escucharon acerca del Shabbat (“Seis días trabajaras, mas en el séptimo día, descansaras...”), 
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dijeron: “¡Desde luego! Todos los reyes gustan que su día especial sea celebrado...” 
Pero, cuando escucharon acerca de la mitzvá (mandamiento) acerca de honrar a los padres (“Honra a tu padre
y a tu madre...”), todos los reyes se levantaron de sus tronos, y alabaron a הוהי, admitiendo: “Si alguien en 
nuestros círculos es elevado a un noble rango, inmediatamente niega a sus [plebeyos] padres; pero הוהי es 
mucho mas noble, y actúa de un modo distinto, ¡El ordenó que todos honren a sus padres!”. 
Así, los reyes de la Tierra “admitieron” (que estaban equivocados), y entendieron retro-activamente que, los 
mandamientos de הוהי no fueron dadas [como originalmente imaginaron] con el fin de honrar a הוהי. ¡Los 
mandamientos fueron dadas para el beneficio de todos los seres humanos! Con respecto a esta “admisión” de 
los reyes de la tierra, la antigua traducción Hebrea del Salmo 138:4 dice de la siguiente manera: “Todos los 
Reyes de la Tierra, oh Señor, admitieron (que estaban equivocados), después que oyeron las palabras 
(entiéndase, los mandamientos) de tu boca”.