Concepto de medio ambiente en la obra de vicente de beauvais

Capítulo 59: El rayo

Isidoro⁴⁶³: Los rayos brotan al mismo tiempo que los truenos, pero se ve antes el rayo porque es brillante, mientras que el trueno tarda más en llegar a los oídos, de la misma manera que si viéramos los golpes de un hacha sobre un árbol desde lejos: vemos antes el golpe del hacha que lo oímos. Así pues, los rayos y los relámpagos son los golpes de un proyectil del cielo, que recibe ese nombre por su capacidad de herir: refulgir es herir⁴⁶⁴. Los rayos se crean a raíz de choques entre las nubes, pues el fuego se produce por la colisión entre objetos, como podemos observar que sucede con las piedras o con la fricción de las ruedas⁴⁶⁵. El fuego aparece de forma similar en las nubes: a partir del viento y el fuego surgen los rayos y la fuerza del viento los lanza. Hay tres palabras [en latín] para referirlo: fulgur, porque toca; fulgor, porque enciende y quema; fulmen, porque rompe.

Séneca, Preguntas sobre la Naturaleza⁴⁶⁶: Celidonio⁴⁶⁷ afirma que un relámpago es fuego en apariencia, pero no de verdad, mientras que Heraclio⁴⁶⁸ opina que un rayo es parecido a un intento nuestro de encender fuego y a esa primera e insegura llama, que tanto viene como se va. Yo, por mi parte —por dar brevemente mi parecer— creo que un rayo es un relámpago que tiene fuerzas para estar encendido. Las emanaciones cálidas y parecidas al humo que brotan de la tierra, cuando se topan con las nubes, se van quedando encerradas en su interior según llegan, hasta que al final la revientan. Si no tienen muchas fuerzas, tan solo brillan, pero si los rayos tienen mucho más material para arder, entonces no solo se ven, sino que también caen: doquiera que caiga un rayo, allí es seguro que habrá un olor a azufre, que, dada su naturaleza pesada, puede causar enajenación si se respira mucho. ¿Pero por qué un rayo aparece de repente y no continúa el fuego? ¿Por qué un rayo cae de repente? Porque en un sorprendente y rápido movimiento, al mismo tiempo que desgarra las nubes y enciende el aire, se apaga en cuanto cesa ese movimiento. Las más de las veces, como ha tenido las suficientes fuerzas como para escapar, la presión con la que sale hace que se encienda, pero una vez que ya ha salido su esfuerzo acaba: puede que llegue al suelo o puede que se quede por el camino, si tenía menos fuerza. ¿Y por qué no caen rectos? ¿Y por qué caen inclinados? Porque está compuesto de una corriente de aire, que es tortuosa. Y como la naturaleza llama al fuego a subir, la violencia del aire lo empuja hacia abajo. Su descenso empieza a ser inclinado cuando ninguna fuerza cede ante la otra: el fuego empuja hacia arriba pero se ve empujado hacia abajo. ¿Por qué los rayos suelen caer en la cumbre de las montañas? ¿Por qué los rayos suelen alcanzar la cumbre de las montañas? Porque están más cerca de este fuego que cae desde el cielo y por esto es natural que el fuego las encuentre antes.

En un día despejado no pueden caer rayos y no debemos tenerles miedo, ni tampoco pueden caer en una noche serena. [Pero quizá preguntes:] “¿Por qué? ¿Acaso no se ven caer rayos en noches tranquilas y despejadas en las que se ven las estrellas?” Sí, pero sabes que en verdad las nubes están allí donde se produce el resplandor, aunque a nosotros no nos deje verlas la curvatura de la tierra. Así pues, puede darse que al chocar algunas nubes a ras de suelo salte alguna chispa que se pueda ver desde nuestra posición, con un cielo sereno.

Capítulo 60: Por qué ni truena ni relampaguea en cualquier momento del año

⁴⁶⁹Aunque los vapores húmedos se elevan durante todo el año, ¿por qué no siempre hay rayos y truenos? Mi respuesta es la siguiente: si bien es cierto que el vapor húmedo⁴⁷⁰ es aquello que los causa, los rayos no se producen hasta que aquel no ha llegado hasta lo más alto del aire. Comparación Una comparación con la mar puede aclararlo: aunque del fondo de la mar brota también este vapor, que puede llegar a agitarla, su grosor le impedirá al principio alterarla pero cuando tenga fuerzas como para alcanzar la superficie, entonces [se abrirá paso y] producirá unas olas capaces de empujarla de aquí para allá y de crear una tempestad. ¿Dónde empiezan las borrascas? De hecho, que una tormenta marítima empieza en el fondo del mar puede demostrarse Apunte sobre las focas porque vemos cómo las focas suben a la superficie antes de una tormenta: a pesar de que las focas —como afirma Plinio— sean de naturaleza dormilona, suben alarmadas hasta la superficie debido a que este vapor ha agitado todo el fondo marino; también un viejo lobo de mar es capaz de predecir una tormenta, porque reconoce los signos de que ya ha empezado en el fondo del mar.

Algo parecido sucede en el aire: cuando el vapor atraviesa toda la espesa capa de aire hasta llegar a lo más alto, entonces es capaz de desplazar el aire y así tienen lugar los rayos y truenos. En cambio, en invierno y en primavera, aunque el vapor sea espeso, no hay el suficiente calor como para darle fuerzas para alcanzar lo más alto: entonces se queda en la capa más baja de la atmósfera y produce vientos y lluvias. En verano, cuando mayor es el calor, sí que puede ascender hasta lo más alto y entonces tienen lugar una serie de choques entre diferentes partes de aire, de donde acontecen los rayos y truenos. En otoño, por otro lado, como es una estación fría y seca, ni hay vapor para elevarse ni calor para elevarlo.

Capítulo 61: Las diversas clases de rayos

Plinio [el viejo], en su segundo libro⁴⁷¹: Los rayos se suelen clasificar en tres tipos:

• 
  Los secos, que no queman pero despedazan.
  
• 
  Los húmedos, que no queman pero chamuscan.
  
• 
  Los llamados “brillantes”, que son de una naturaleza asombrosa: secan el contenido de los jarrones sin ajar los continentes ni dejar huella alguna y también funde las monedas de oro y bronce dentro de una bolsa sin dañarla.
  

No tiene nada de sorprendente que se pueda ver el brillo del rayo antes que oír el trueno, pese a que sucedan a la vez: la luz es más rápida que el sonido.

Séneca, en su sexto libro de “Preguntas sobre la naturaleza”⁴⁷²: Hay tres tipos de rayos, los que perforan, los que despedazan y los que queman. Los que perforan son unos rayos sutiles y flamígeros que debido a la pureza de su llama pueden escapar por los resquicios de las nubes, mientras que los que despedazan son una mezcla de viento espeso y violento junto con el fuego. Así pues, los primeros atraviesan y salen por el agujero que se crearon mientras que la fuerza de los segundos rompe aquello que alcanza en vez de perforarlo. El tercer tipo está compuesto por una gran cantidad de partículas de tierra: es antes fuego que llama y deja chamuscado [col270] todo cuanto golpea. Está claro que no hay rayo que no tenga una parte de fuego, pero a este tipo lo consideramos propiamente “ígneo” porque deja unas claras marcas en los árboles, y bien los chamusca bien los quema. Puede quemar de tres maneras: ya sea soplando, que es la que menor daño causa, ya sea chamuscando, ya sea incendiando: todos estos términos, a los que yo he considerado “quemar” en general, se diferencian entre sí en el grado y modo. Todo cuanto ha quedado chamuscado está quemado, pero no al revés: algo puede estar chamuscado pero no encendido y viceversa.

Ahora pasaré a tratar aquel tipo de rayos cuyo impacto altera el color del objeto, ya sea decolorándolo ya sea dándole uno nuevo: cuando decolora, hace que el color del objeto afectado se degrade pero no que cambie; en cambio, cuando colorea, provoca que adquiera una apariencia diferente a la que tenía antes, por ejemplo, azul, negra o pálida.