Resulta en principio chocante el estudio de las tormentas previo al de las nubes, si bien observamos en la enciclopedia la ausencia de cualquier referencia a las nubes a partir de las cuales se desarrollan estos fenómenos. Por otro lado, estos dos capítulos parecen centrarse más, y de forma más práctica, en las épocas en las que estas se producen y los signos que nos pueden anunciar dichos procesos.
Ubicado temporalmente en las estaciones de primavera y otoño162, un tratado militar nos indica exactamente las fechas que marcan los momentos óptimos para la navegación y los momentos contraindicados por ser épocas de tormentas.
A continuación se señalan signos visibles que nos pueden indicar la formación de tormentas163. Entre ellos señalamos que la observación de los astros es la que mejor información suministra. Días de luna nueva, colores del disco lunar, brillo del Sol, aspecto del mar y de las nubes, son signos que estudiados tras años de experiencia pueden señalar el riesgo.
4.1.8. capítulos 42 al 44: Las nubes
Y las nubes. Ya desde los primeros comentarios asociados al ascenso del agua hacia al cielo. Aparece un intento de encontrar el origen de la palabra, relacionada con tapar, cubrir o con el término nave de nimbo. Esta última acepción es repetida más adelante en otro tratado distinto. Y es en esta obra, La naturaleza del mundo, en el que se desarrolla de forma más exacta el origen de dichos fenómenos: el Sol calienta el agua, que, se evapora y asciende. Se acumula en el cielo donde se condensan. Debido a la enorme cantidad de humedad reunida, pierden fuerza y son disueltas en forma de lluvia, nieve o granizo. Hugo de San Víctor vuelve a insistir en la idea crucial de las nubes como conjunto de gotas de agua, y Vicente resume todo lo indicado adornándolo con unos pequeños versos.
En el siguiente capítulo Vitrubio completa un poco más las causas de la formación de las nubes, insistiendo en el ascenso del aire caliente, y añadiendo ejemplos de formación de vapor y su dinámica. Unos vientos cargados de humedad provocan la formación de nubes, y una alta probabilidad de lluvia, mientras que vientos fríos y secos no.
Para analizar su localización y aspecto vuelve a aparecer la figura de Aristóteles, el cual las sitúa en la capa más baja de la atmósfera, pero casi en contacto con la capa media. San Jerónimo da un dato concreto cercano a los 1700 metros. En cuanto al aspecto se citan los colores oscuros para las nubes más cargadas, mientras que las claras corresponderían a las menos comprimidas.
La respuesta física a este fenómeno tan bien conocido desde la antigüedad tiene relación con la densidad de los gases. Las masas de aire con mayor temperatura, se expanden, aumentan su volumen y tienden a subir. Dichas masas de aire llevan, en función de las características del lugar donde se encontraban, una determinada cantidad de vapor de agua.
Estas masas de aire ascienden disminuyendo su temperatura a un ritmo más o menos constante164. Cuando alcanzan su temperatura de condensación (punto de rocío) el vapor de agua que formaba parte de dicha masa de agua se condensa. Para que esto se produzca es necesaria la presencia de partículas de polvo o cenizas que se denominan núcleos de condensación. Es la formación de las nubes. Proceso basado en los cambios de estado que va sufriendo el agua en su recorrido entre superficie terrestre y atmósfera.
La clasificación más conocida es la que se refiere a sus características visuales, dando los nombres oficiales de los distintos tipos de nubes en latín. Existen cuatro géneros fundamentales165:
-
Cúmulos (Cúmulus): nubes de desarrollo vertical. Presentan un gran tamaño, con una base horizontal y en la parte superior protuberancias verticales de gran tamaño que se deforman continuamente. Suelen aparecer en épocas de buen tiempo.
-
Estratos (Stratus): nubes estratificadas. Apariencia de un banco de neblina grisáceo sin una estructura definida o regular.
-
Nimbos (Nimbus): nubes capaces de formar precipitaciones. Pueden aparecer en combinación con cúmulos y estratos, lo que suele asegurar las precipitaciones.
-
Cirros (Cirrus): Nubes de cristales de hielo. Nubes blancas, transparentes y sin sombras que presentan un aspecto filamentoso largo y delgado.
Estos fenómenos, al igual que el resto de fenómenos meteorológicos se producen, como ya comentamos, en la capa más baja de la atmósfera, la troposfera, lo que nos indica la posibilidad de alcanzar más de 5000 metros. Existe una clasificación de las nubes según su localización en altura que da lugar a 16 tipos agrupados en 3 grandes grupos166:
-
Nubes bajas Familia C: a menos de 2 Km de altura (correspondientes a las indicadas por San Jerónimo). Entre estas se encuentran los estratos, los cúmulos y los cumulonimbos.
-
Nubes medias Familia B: de 2 a 5 Km. En este grupo se encontrarían los nimbostratos y los altostratos.
-
Nubes altas Familia A: de 5 Km en adelante. Como los cirros.
4.1.9. capítulos 45 al 47: La lluvia
Comienza el bloque de capítulos referidos a las precipitaciones. En nuestro caso dichas precipitaciones se refieren a la caída de agua, en cualquiera de sus formas, desde las nubes. Entran, por lo tanto, en este concepto, la lluvia, la nieve y el granizo167.
Tres capítulos dedicados a las lluvias, concepto que, en principio, se relaciona con el rocío. Es Aristóteles el autor que pone de manifiesto la caída de las gotas de agua cada vez más grandes que se forman en el interior de las nubes168. Señala, incluso, lugares donde la falta de humedad impide de forma casi total las lluvias, como en Oriente, frente a otros lugares, Europa, donde estas lluvias dan lugar a torrentes, riachuelos, etc. Tanto San Jerónimo como San Isidoro confirman esa circulación del agua de la Tierra a la atmósfera y la vuelta a la superficie terrestre en forma de lluvia169. Incluso San Isidoro refiere el tipo de nube, los nimbos, que suelen conllevar precipitaciones, afirmación que ya hemos visto refrendada en el análisis realizado en los capítulos anteriores.
Guillermo de Conches analiza las posibles causas de estas precipitaciones indicando varias posibilidades asociadas, como de hecho ocurre, tanto a temperaturas bajas como a calor. Menciona, asimismo, la posibilidad de que en la formación de las nubes y posterior lluvia estén implicados fuertes vientos que originen la ascensión y posterior caída de elementos extraños como pequeños animales. O lluvia de algún color debido a los materiales que acompañan al agua. Dichos procesos vuelven a ser comentados en el capítulo posterior170.
En el último capítulo referido a la lluvia se analiza su naturaleza, teniendo un claro protagonismo su efecto benéfico para la salud. De todas las aguas posibles para la bebida es la que se recomienda por todos los autores, teniendo en cuenta ciertas precauciones por los fenómenos ya indicados.
Do'stlaringiz bilan baham: |