Concepto de medio ambiente en la obra de vicente de beauvais

Capítulo 85: La sal según Plinio

Plinio, en el lugar antes citado⁸³³: Son múltiples las propiedades que la sal tiene desde un punto de vista médico. Su naturaleza es ígnea —aunque sea enemiga del fuego, ya que lo rehúye—: todo lo rae, pero constriñe el cuerpo, lo reseca y evita que la putrefacción ataque a un cadáver, hasta tal punto que puede perdurar durante siglos. A la hora de curar, tiene la capacidad de purgar, endurecer, limpiar, aligerar y disolver, aunque al estómago no le reporta más bien que el simple hecho de despertar el apetito. Puede resultar efectiva contra la mordedura de una serpiente si se mezcla con orégano, miel e hisopo; contra la mordedura de una víbora cornuda, si se mezcla con orégano y cera, pez o miel; contra la picadura de un escorpión, si se mezcla con una cuarta parte de semillas de lino, aceite y vinagre y se extiende sobre la herida; contra los avispones, las avispas y otros insectos semejantes, si se mezcla con vinagre.

Por otro lado, si se mezcla con sebo de ternera cura las úlceras en la cabeza, las pústulas y las verrugas en sus primeras fases. También resulta beneficiosa en todos los remedios para los ojos, para las cataratas y para las excrecencias carnosas en todo el cuerpo, aunque particularmente en los ojos: por esto mismo se le añade a todos los colirios y cataplasmas —para estos usos destacan especialmente las sales tateas⁸³⁴ o las caunias⁸³⁵—. Si los ojos están repletos de sangre por un golpe o tienen un aspecto azulón, se puede utilizar una mezcla de sal y mirra a partes iguales con miel o hisopo y agua caliente para que la sal los cure —para este uso, conviene utilizar sal hispana—; contra las cataratas hay que despedazarla en un mortero con leche; contra las marcas azules en particular se ha de envolver en un paño de lino y aplicarla sobre el ojo, mojando el paño con frecuencia en agua caliente. También sana las úlceras que surgen en la boca; las inflamaciones de las encías, si se frota sobre ellas, y las rugosidades en la lengua si se rompe y se tritura. Algunos comentan que si cada día por la mañana te pones un pedazo de sal bajo la lengua y lo retienes allí hasta que se deshaga, los dientes ni se te desgastarán ni pudrirán. Si se mezcla con uvas pasas —sin el rabito—, sebo de buey, orégano y levadura o pan, cura la lepra, los granos, erupciones cutáneas y la sarna —para estos usos y para los picores se recomienda la sal de Tebas—. También es beneficiosa para las amígdalas y el paladar si se mezcla con miel y contra las anginas con aceite y vinagre, especialmente si al mismo tiempo se frota por fuera, sobre la garganta, con pez líquida. Si se mezcla con vino reblandece las vísceras y elimina la tenia sin causar ningún efecto secundario.

Si se pone una pizca bajo la lengua, permite que los enfermos en vías de recuperación puedan soportar el calor de los baños; si se pone un saco y se empapa con frecuencia con agua caliente alivia el dolor de nervios, en particular en las zonas de los hombros y los riñones; por otro lado, si se ingiere y se aplica al mismo tiempo muy caliente mediante unos saquitos, alivia el dolor de cuello, de las caderas o de un cólico; si se tritura y se mezcla con miel, aceite y harina, remedia la gota. Alivia los callos y los sabañones de los pies; sobre una quemadura se aplica con aceite y reduce las pústulas. Con vinagre e hisopo se puede aplicar sobre la erisipela, las úlceras serpiginosas y a los que sufren tuberculosis; se debe refregar con aceite y vinagre sobre los que padezcan ictericia hasta que delante de un fuego empiecen a sudar; con aceite sobre los miembros fatigados; contra la gangrena, si se tuesta con harina de cebada y se aplica con un paño de lino empapado en vino. Muchos médicos afirman que curaron la gota o los ataques de fiebre con un ungüento de sal y aceite; que eliminaron una tos persistente al poner una pizca de sal en la lengua del paciente; que la utilizaron en un enema contra la ciática o que la usaron contra los cánceres o las úlceras gangrenosas.

Se puede utilizar contra los mordiscos de cocodrilos si los vendajes se han empapado primero en vinagre; se ingiere con vino dulce para eliminar los efectos del opio; se aplica sobre las dislocaciones con harina y miel, así como sobre las excrecencias. Para todo esto la espuma de sal es más agradable y más efectiva. Sin embargo, cualquier tipo de sal resulta adecuada para confeccionar un ungüento que requiera calentar, estirar y suavizar la piel. También puede curar la sarna en los rebaños y los bueyes si se frota sobre la zona afectada y se les da algo para que la laman; también se emplea sobre los ojos de las bestias de carga mezclada con su saliva. [col 360]

Capítulo 86: Sus usos en la alquimia

Extracto del libro sobre el alumbre y la sal: La sal es agua a la que la sequedad del fuego ha coagulado; su naturaleza es seca y cálida, y se caracteriza por fundir el oro y la plata con la fuerza del fuego y aumentar sus colores naturales —es decir, el dorado en el oro y el blanco en la plata—. Convierte la masa corpórea de un objeto en aire⁸³⁶; elimina la podredumbre de los cuerpos y consume su suciedad, es decir, sus partes de sulfuro. Con su presencia, y no con cualquier otra, se pueden reducir a cal los cuerpos. La sal se encuentra en cualquier cuerpo La sal se puede encontrar en las cenizas de cualquier planta, en la cal de piedras, en los huesos de animales y en cualquier cosa: por esto los sabios la bautizaron como la plata común —plata por ser blanca y común porque todos los hombres carecen de ella, la utilizan para todo y con ella se enderezan las criaturas—. Ni Dios, en toda Su grandeza, confirió a cualquier otra sustancia de la Creación tal número de bondades como alberga la sal. Quien conoce las características sal, la forma de producirla y disolverla, conoce uno de los ocultos secretos de los sabios, es decir, de los alquimistas.

La sal vuelve blancos los cuerpos, los limpia y los constriñe; también condensa y retiene al aire, hecho que impide que el fuego arda. Hay muchos tipos de sal, aunque todas si se les añaden los correctos complementos pueden revertir en sal amoníaco, que es la mejor de las sales y la que se considera la más ilustre para cualquier dieta, ya que no rehúye el fuego y es de hecho un aceite que anula la capacidad del fuego de secar. Su naturaleza es cálida y seca, ligera; sus propiedades son las de penetrar, punza y volar; sobresale como elemento auxiliar, ya que no se podría completar, aplicar o superar un elixir.

Extracto de los apéndices al libro cuarto sobre los fenómenos atmosféricos: El alumbre y el sal amoníaco son una clase de sal, si descontamos el hecho de que el sal amoníaco tiene una mayor proporción de fuego que la tierra y es capaz de sublimarse en su totalidad: su sustancia es resultado de la mezcla de vapores muy cálidos y livianos con gran proporción de fuego que después el calor ha secado y coagulado.