Usos de la sal La sal es cálida y seca en segundo grado y cuanto más amarga es, más caliente. Purga, disuelve, constriñe, reseca y la potencia de sus propiedades se debe a su capacidad disolvente y su sabor agrio; también deshace las ventosidades. La sal que esté quemada todavía tiene mayor capacidad de de disolver y resecar: se puede aprovechar contra la putrefacción y resuelve los problemas causadas por una condensación de los humores. La flor de sal es todavía más fina; la sal quemada y su polvo se le acercan mucho y ambos disuelven más que la sal. La sal excavada disuelve peor y es más gruesa, aunque una vez ya se ha lavado puede utilizarse con el fin de resecar muchas veces sin producir el efecto secundario de morder. La sal que se consigue rompiéndola es más purgante y cuando se mezcla con alimentos fríos los disuelve; no obstante, la sal negra es todavía más fuerte: ambas disuelven los humores congelados. La sal amarga disuelve pero además calienta mucho. Los usos de la sal gema La sal gema desaloja a las ventosidades, agudiza los sentidos, fortalece las encías cuando se han reblandecido y es un remedio muy potente para expulsar del cuerpo la flema cruda y la melancolía; si se ingiere sola, resulta un método muy eficaz para provocar el vómito y para aliviar los dolores del estómago que vengan causados por el frío. Además, si se mezcla con aceite y se aplica sobre las orejas, resulta muy efectiva para calmar su dolor. De la náptica La sal náptica expulsa la flema podrida, el agua, la cólera y la melancolía: también es fuerte contra las anginas y los abscesos en la garganta. Todas las sales tienen la capacidad de dispersar la flema vítrea y viscosa que se hubiera acumulado en el pecho.
La flor de sal tiene una naturaleza áspera y cálida: no aporta ningún beneficio al estómago, depila las pestañas, provoca la sudoración, actúa como laxante, si se toma con vino y agua; resulta muy útil para ungüentos y jabones y depila las pestañas. En ungüento conviene remover cada cierto tiempo el fondo, para que recupere su color anaranjado. Además de todas estas sustancias, en las salinas también se puede extraer salsugo —o salsigo843 según otros—, que es un líquido mucho más salado que el agua de mar, aunque con menos fuerza.
En algunos valles de Persia se produce de manera natural algo de salitre, allí donde el calor encanece la tierra, y lo llaman halmigata. También se produce, aunque menos, cerca de Filipos, una ciudad de Tracia, donde la llaman agrio, pero está mezclado con la tierra. Por su parte, nunca se ha podido producir mucho salitre a partir del carbón de encina, un método que ya hace tiempo que se ha desechado. Asimismo, se puede encontrar agua con salitre en muchos lugares, pero no tiene la suficiente densidad como para solidificarse. El mejor salitre se encuentra —y en abundancia— en Macedonia, donde lo denominan calestrio, y es blanco, puro y se acerca mucho a la sal: allí hay un lago de salitre, con una pequeña fuente de agua dulce en su centro, y allí se genera el salitre durante nueve días cuando está cerca de aparecer Sirio en el cielo; durante un mismo espacio de tiempo, deja de generarse y después vuelve a aparecer sobre la superficie del lago para cesar una vez más, hecho que parece relacionado con la naturaleza del suelo, que es quien lo crea: a la vista está que cuando deja de aparecer ni el Sol ni las lluvias tienen nada que ver. A mí me causa admiración el hecho de que, a pesar de que la pequeña fuente del centro nunca deje de fluir, el lago ni aumente ni se desborde. Si durante los días que se produce el salitre lloviera, la sustancia resultante sería mucho más salada; si soplara el viento del noreste, sería de peor calidad, dado que es el que revuelve el lodo con mayor fuerza. Y así es cómo nace
El modo de producir salitre En Egipto se produce mucho salitre, en abundancia aunque de peor calidad, puesto que es oscuro y tiene algunas piedras. Se consigue de una manera muy similar a la de la sal aunque, mientras que las salinas las inunda el mar, los lechos de salitre los llena el Nilo: se deja que las aguas del Nilo entren y empapen a su llegada el jugo del salitre durante cuarenta días seguidos —no como en Macedonia, que es solamente durante unos determinados días—; si cayera algo de lluvia, reducen el aporte del río. En cuanto empieza a condensarse, se extrae el líquido no sea que vuelva a disolverse en el lecho de salitre. Esta sustancia también contiene una cierta presencia de una grasa y es muy útil contra la sarna en los animales; si se almacena en grandes montones, se conserva durante mucho tiempo. Resulta maravillosa que en el lago Ascanio y en algunas fuentes cerca de Calcis las aguas de la superficie sean dulces y se puedan beber mientras que las inferiores estén repletas de salitre. Siempre se considera mejor la parte más ligera del salitre y, por tanto, es mejor la espuma; sin embargo, incluso en su forma más basta es útil para algunas cosas, como para teñir de púrpura o de cualquier otro color la ropa.
Los lechos de salitre más famosos están en Egipto, pues antes solamente los había cerca de Menfis y de Náucratis, aunque las de Menfis eran de peor calidad, pues allí se amontonaba hasta endurecerse como la piedra y [col 364] muchos túmulos son por este motivo de piedra. Con este salitre suelen confeccionar recipientes cerámicos; muchas veces lo funden hirviéndolo con sulfuro en un fuego de carbón. Utilizan este salitre para conservar aquellas sustancias que quieran preservar. Allí también hay algunos lechos de salitre donde esta sustancia tiene un color rojo cuando se extrae a causa del calor de la tierra. Según los antiguos, la espuma de salitre, que tanto ensalzamos, no podía producirse si no caía el rocío mientras se fermentaba el salitre, aunque antes de extraerse —por tanto, no podía surgir, aunque cayera el rocío, si la explotación funcionaba a pleno rendimiento—; otros sabios consideraron que se producía por la fermentación del salitre ya extraído. Sin embargo, la siguiente generación de médicos descubrió al mundo que el afronitro se podía recoger en unas cuevas de Asia —llamadas coligas—, donde caía gota a gota y después se dejaba secar al Sol.
Comprobación de la calidad del salitre Se considera que el mejor es el de Lidia y se puede comprobar porque es muy ligero, quebradizo y con un color casi púrpura. Este salitre se transporta en tabletas, mientras que el de Egipto se transporta en recipiente empecinados embadurnados con pez para que no se funda —estos recipientes se han secado previamente al Sol durante su confección—. Así pues, se puede comprobar la calidad del salitre si es muy ligero, extremadamente esponjoso y poroso. Cómo averiguar si está adulterado En Egipto lo adulteran con cal, hecho que enseguida se detecta probándolo: si es puro, enseguida se deshace, mientras que si es adulterado pica y deja un fuerte olor si se escampa. Se puede quemar en un recipiente cerrado para que no salte.
En un lecho de salitre no crece nada ni se puede alimentar nada; en cambio, en unas salinas pueden crecer algunas hierbas y en el mar habita todo tipo de animales aunque las únicas plantas que crezcan allí sean las algas. Así pues, el salitre parece ser mucho más fuerte, no solo por este argumento, sino también porque las suelas del calzado se desgastan enseguida cuando se camina por un lecho de salitre. También se puede utilizar el salitre calestrio en vez de sal para cocinar el pan. Apunte La sal y el salitre, si se cuecen con sulfuro, se convierten en piedra.
Para los que padecen de gota, se les suministra salitre mezclado con higos, tanto para que lo ingieran como para frotarlo sobre la zona afectada. En caso de ingerir salitre, elimina los retortijones, siempre y cuando se tome una cantidad de un dracma hervida mezclada con ruta, anís o comino. En un ungüento con aceite y vinagre alivia las fatigas del paciente; Contra las manos frías resulta beneficioso para los temblores y el frío en las manos y en los pies si se frota junto con aceite. También disminuye los picores en personas dominadas por la bilis, especialmente si se toma con vinagre. Es efectivo contra los hongos venenosos si se ingiere con posca; si tragado algún buprestis849, con agua provoca el vómito. Si alguien bebe sangre de toro850, hay que darle salitre con laserpicio. Con miel y leche de vaca cura las úlceras en la cara; sobre las quemaduras, se aplica primero quemado hasta que la zona afecta se ennegrece y después se frota triturado. Se aplica líquido contra los dolores en los riñones y la vejiga, contra el agarrotamiento de los músculos y el dolor en los tendones. También resulta efectivo contra las enfermedades venéreas, la parálisis de la lengua y las toses persistentes. Si se bebe con vino, aniquila la tuberculosis; detiene las hemorragias nasales si se inhala junto con el vapor del agua hirviendo. De igual manera, muchos médicos han recomendado utilizar un ungüento de salitre con aceite justo antes de entrar en las zonas frías de los baños para remediar la lepra, las pecas y la gota.
El betún se puede considerar de buena calidad si es especialmente brillante y resulta pesado, denso, con un olor fuerte aunque moderadamente negro, ya que es muy habitual adulterarlo con pez. No solamente resulta útil para elaborar medicinas, sino que también se utiliza para confeccionar utensilios de bronce, ya que los vuelve resistentes al fuego. Las estatuas suelen teñirse y untarse con betún; también se ha utilizado como sustituto del cemento, como en los cimientos de las murallas de Babilonia. Y es frecuente su uso en los talleres de los herreros para teñir el hierro y las cabezas de los clavos, entre muchos otros usos.
Extracto del libro sobre los vapores: Algunos lugares de la tierra albergan en su interior algunas sustancias que al verse comprimidas por el peso de la humedad de la tierra devienen más espesas, como sucede en un estercolero. En tales casos suele suceder que acaba surgiendo el betún, denso y espeso, en algunas cavernas, tal y como comentaremos más abajo cuando lleguemos a nuestro apartado sobre los minerales.
Capítulo 93: Las propiedades del betún
Plinio, en el lugar antes citado: Las propiedades del betún son las del sulfuro: tapona, purga, arrastra y aglutina. Si se enciende, su olor ahuyenta a las serpientes; se dice que el betún de Babilonia es muy efectivo curando las cataratas; también a la lepra, los eczemas y los pruritos. Si se frota sobre la superficie afectada, cura la gota; también todas sus variedades reducen el tamaño de las pestañas cuando son tan grandes que molestan y soluciona el dolor de dientes si se aplica junto con salitre. Si se ingiere con vino, apacigua las toses persistentes y los ahogos; también se les puede suministrar a los que padecen disentería y del mismo modo asienta los intestinos. Si se ingiere con vinagre, deshace y elimina los coágulos de sangre y alivia los dolores de espalda y también de las articulaciones. Cuando se aplica con harina de cebada se forma un emplasto muy particular que tiene su propio nombre y que corta las hemorragias, limpia las heridas y rehace los tendones. Además, contra las fiebres cuartanas se toma una dracma de betún, una cantidad igual de menta y un óbolo de mirra. Si se quema, reduce el riesgo de padecer epilepsia. En el caso de que una mujer tenga el útero cerrado, simplemente con olerlo solucionará el problema; si lo bebe con vino, estimula la menstruación; si se fumiga, impide el desprendimiento del útero859. También se utiliza para confeccionar utensilios de bronce, ya que los vuelve resistentes al fuego, y es frecuente su uso en los talleres de los herreros para teñir el hierro y las cabezas de los clavos, entre muchos otros usos.
Las propiedades del betún son semejantes a las de la pez: reconforta los órganos; si se bebe, licúa la sangre congelada en el vientre; si se frota sobre las uñas, elimina las manchas blancas; también se puede frotar sobre un eczema para solucionarlo, resulta beneficioso para la tos y las úlceras en los pulmones, reduce las inflamaciones, ayuda a expectorar y extrae las sustancias corruptas que se hubieran almacenado en el pecho; además, reduce la inflamación de las amígdalas y el paladar. Disminuye las durezas en el útero y si se enciende una cantidad de betún y se aplica su humo sobre esta región, favorece la apertura de la matriz y alivia su dolor. Cuando se aplica como enema una mezcla de betún con agua de cebada, combate la disentería.
Constantino, en el lugar antes citado: El betún es cálido y seco en tercer grado; fortalece las zonas heridas, abre la matriz y su humo resulta beneficioso para aquellos que tienen una complexión dominada por la flema y los que sufren unas fiebres duraderas.
Plateario, en el lugar antes citado: El betún es cálido y seco en tercer grado; es de gran ayuda a la hora de fortalecer una zona afectada por una úlcera; resulta útil para eliminar la flema de la cabeza e incluso para avivar a los pacientes somnolientos y adormecidos. Pero su aplicación principal es contra las afecciones intestinales. [col 367]
Capítulo 94: El alumbre y su origen o naturaleza
Isidoro, en el lugar antes citado860: El alumbre recibe ese nombre a partir de “lumbre”861, ya que le da un toque de luz a los tintes. Es una especie de salmuera que se fabrica en invierno mezclando agua y fango y se seca al sol de verano. Hay de dos tipos: líquido y espeso.
Plinio, libro 35862: Se considera que el alumbre es una salmuera y hay de muchas clases. En Chipre hay un alumbre blanco y otro negro pero, si bien la diferencia de color entre ambos no es muy grande, sus usos son totalmente divergentes: el más claro, en su forma líquida, se utiliza muchísimo para teñir la lana con colores claros mientras que el más oscuro se utiliza para teñirla de colores sombríos y oscuros; también se utiliza el alumbre oscuro para purificar el oro. Todas las clases de alumbre son el resultado de la mezcla entre el agua y el fango, es decir, que es una exudación de la tierra: empieza a brotar en invierno y madura bajo el sol de verano. El alumbre que madura antes es más blanco. Se produce en Hispania, Egipto, Armenia, Macedonia, Ponto y África y en las islas de Cerdeña, Melipara y las Estróngilas; goza de mayor prestigio el alumbre de Egipto, aunque el de Melos le va la zaga.
Hay dos grandes clases, líquido y sólido. Cómo descubrir el alumbre adulterado Se puede conocer la calidad del alumbre líquido si es claro, tiene un tono lechoso, no opone resistencia cuando se frota y deja una ligera sensación de calor: a este lo llaman “útil”863. Se puede averiguar si ha sido adulterado gracias al jugo de una granada: si es puro, al mezclarse se ennegrecerá. El otro tipo de alumbre tiene un aspecto pálido y áspero; cambia su color si se mezcla con agallas de roble: lo llaman ”adulterado”864.
Estrongila Hay otra clase de alumbre, de naturaleza más débil, al que suelen llamar estrongila, que asimismo se divide en dos clases: la primera tiene forma de seta, enseguida se disuelve en cualquier clase de líquido y se suele considerar inútil. La segunda se parece a la piedra pómez, tiene muchos poros muy parecidos a los de las esponjas y es redonda; se parece mucho al alumbre blanco. Tiene una cierta cantidad de grasa, no suele presentar nada de arena, es quebradiza y no sirve para teñir de negro. Este alumbre se prepara a solas con el fuego de unos carbones puros hasta que se vuelve cenizas. Melino El mejor de todos es el que llaman melino, pues procede de las isla de Melos, como dijimos. Ninguna otra clase de alumbre tiene mayor capacidad de constreñir ni tampoco de teñir de negro ni de endurecer; ninguno es más espeso. Alivia las rugosidades en los ojos y, si se ha quemado, es todavía más efectivo para contener los fluidos de los ojos; también se utiliza para eliminar las erupciones cutáneas. Si se frota sobre la piel atrae a toda la sangre; si se aplica con vinagre sobre una zona donde hayan arrancado el pelo, reblandecerá el pelo que allí renazca.
En todo caso, todas sus variedades tienen propiedades constrictivas, hecho que le da su nombre en griego871: por este motivo está especialmente indicado para las afecciones de los ojos. Combinado con grasa, cierra el paso de la sangre en una herida: por esto se utiliza esta combinación para restringir el alcance de las úlceras infantiles o de las gangrenas. También reseca las inflamaciones de la gota; elimina las enfermedades del oído con zumo de granada y las durezas de las uñas y de las cicatrices; quita los padrastros y sabañones. Sus cenizas, mezcladas con vinagre y con una parte equivalente de agallas de roble, impiden el progreso de los cánceres; de la lepra, con el jugo de una col; con dos partes de sal por cada una de alumbre, de las afecciones serpiginosas; con agua, de los piojos y del resto de parásitos del cabello. También resulta beneficioso para los quemados y, con pez, para la seborrea en el cuerpo. Como enema, cura la disentería; si se utiliza para hacer gárgaras, fortalece las amígdalas y el paladar. Para todos estos usos que acabamos de mencionar hay que considerar que el alumbre de Melos siempre será más útil, ya que para el resto de aplicaciones que tiene cotidianamente para teñir pieles y paños ya hemos comentado su enorme importancia.
1.1.-HIPÓTESIS DE TRABAJO 25
ESTRUCTURA 27
2.1.- LA BAJA EDAD MEDIA 29
2.1.1. Europa hasta finales del siglo VIII. 29
2.1.2. La época de decadencia. 33
2.1.3. Las cités y los burgos. 38
2.1.4. El renacimiento comercial 42
2.1.5. La nueva sociedad 49
2.1.6. La vida urbana 53
2.1.7. Las instituciones urbanas 57
2.1.8. La influencia de las ciudades en la civilización europea. 62
2.2. LA CIENCIA EN LA BAJA EDAD MEDIA 63
2.2.1. La ciencia en el mundo cristiano occidental. (Hasta el siglo XII) 64
2.2.2. La recepción de la ciencia greco-árabe en el mundo cristiano occidental. 72
2.2.3. El sistema del pensamiento científico en la Baja Edad Media. 77
2.2.3.1. Explicación del cambio y el concepto de sustancia. 77
2.2.3.2. Cosmología. 81
2.2.3.3. Astronomía 83
2.2.3.4. Meteorología y Óptica 86
2.2.3.5. Mecánica y Magnetismo 89
2.2.3.6. Geología 90
2.2.3.7. Química. 92
2.2.3.8. Biología 95
2.2.4. Técnica y ciencia en la Edad Media 101
2.2.4.1. Técnica y Educación 101
2.2.4.2. Medicina 104
3.1. Aspectos biográficos 112
3.2. Bibliografía 116
3.2.1. Escritos teológicos 116
3.2.2. Escritos cortesanos 117
3.2.3. Obras apócrifas 118
3.2.4. Escritos enciclopédicos 118
3.3. El Speculum maius 118
3.3.1. El origen, redacción y estructura 120
3.3.2. Speculum naturale 122
3.3.3. Speculum doctrinale 125
3.3.4. Speculum historiale 130
3.3.5. Speculum morale 131
3.3.6. Fuentes de Vicente de Beauvais. 132
4.1. Libro IV 136
4.1.1. capítulos 1 al 7: El fuego 136
4.1.2. capítulo 8: El éter 141
4.1.3. capítulos 9 al 13: El aire 141
4.1.4. capítulos 14 al 21: El sonido 143
4.1.5. capítulos 22 al 25: De las regiones y fenómenos en el aire 148
4.1.6. capítulos 26 al 39: Los vientos 151
4.1.7. capítulos 40 y 41: Las tormentas 158
4.1.8. capítulos 42 al 44: Las nubes 159
4.1.9. capítulos 45 al 47: La lluvia 161
4.1.10. capítulos 48 y 49: El granizo 162
4.1.11. capítulos 50 al 53: La nieve 163
4.1.12. capítulos 54 al 70: Los relámpagos, los truenos y el rayo 167
4.1.13. capítulos 71 al 73: Los fenómenos ígneos 173
4.1.14. capítulos 74 al 80: El arco iris 175
4.1.14. capítulo 81: Los halos 181
4.1.15. capítulo 82: Los bastones 182
4.1.16. capítulo 83: El parhelio 183
4.1.17. capítulos 84 al 87: El rocío y sus efectos 184
4.1.18. capítulos 88 al 90: La escarcha, el hielo y la niebla 187
4.1.19. capítulos 91 al 97: Las emanaciones 190
4.1.20. capítulos 98 y 99: El humo 195
4.1.20. capítulos 100 al 108: El olor 196
4.1.21. capítulos 109 al 113: El aire 199
4.1.22. capítulo 114: La presencia de demonios en el aire 200
4.2. Libro V 200
4.2.1. capítulos 1 al 4: El origen y la distribución de las aguas 200
4.2.2. capítulo 5: El nombre 204
4.2.3. capítulos 6 y 7: Las propiedades 204
4.2.4. capítulos 8 al 10: La mar 206
4.2.5. capítulos 10 al 12: Las propiedades del agua de mar 208
4.2.6. capítulos 13 y 14: El océano 209
4.2.7. capítulo 15: El mar mediterráneo 212
4.2.8. capítulo 16: Los golfos 214
4.2.9. capítulo 17: Las fuentes de calor y agua 215
4.2.10. capítulos 18 al 20: Las mareas 215
4.2.11. capítulos 21 al 23: Las corrientes, los vientos y los peligros 221
4.2.12. capítulos 24 al 30: Las fuentes 223
4.2.13. capítulos 31 al 33: Los ríos 228
4.2.14. capítulos 34 y 35: El río Nilo 234
4.2.15. capítulo 36: El río Ganges 236
4.2.16. capítulo 37: El río Tigris 236
4.2.17. capítulo 38: El río Éufrates 237
4.2.18. capítulos 39 y 40: El río Jordán y otros ríos de renombre 238
4.2.19. capítulo 41: Los portentos de algunos ríos. 239
4.2.20. capítulos 42 a 44: Los lagos 239
4.2.21. capítulos 45 al 47: Los pozos 242
4.2.22. capítulo 48: La conducción de las aguas 245
4.2.23. capítulo 49: Los aljibes 249
4.2.24. capítulos 50 al 52: Los baños 249
4.2.25. capítulos 53 al 56: Las propiedades organolépticas del agua. 250
4.2.26. capítulos 57 al 67: El sabor 252
4.2.27. capítulos 68 al 78: Los tipos de aguas 256
4.2.28. capítulo 79: Las esponjas 259
4.2.29. capítulos 80 y 81: Las piedras que el agua produce 261
4.2.30. capítulos 82 al 89: La sal 262
4.2.31. capítulos 90 y 91: El salitre 265
4.2.32. capítulos 92 y 93: El betún 266
4.2.33. capítulos 94 y 95: El alumbre 266
LIBRO IV 297
[col233] Capítulo 1: El lugar que ocupa el fuego 298
Capítulo 2: La naturaleza común del fuego 300
Capítulo 3: Lo mismo 301
Capítulo 4: Las propiedades del fuego que le hacen semejante a la divinidad 303
Capítulo 5: La diferencia entre el fuego celestial y el terrenal 304
Capítulo 6: El fuego es lo que le da vigor y fuerzas a todo para moverse 305
Capítulo 7: Los diversos tipos de fuegos 306
Capítulo 8: El éter 307
Capítulo 9: El aire 309
Capítulo 10: Sobre las propiedades naturales del aire 310
Capítulo 11: El lugar del aire y sus movimientos 311
Capítulo 12: Que el aire forma un único y auténtico cuerpo queda demostrado por estos fenómenos: 312
Capítulo 13: Seguimos con lo mismo 314
Capítulo 14: El sonido, una manifestación de la tensión del aire 315
Capítulo 15: Las distintas maneras de generar ruido 316
Capítulo 16: Tan sólo a través del aire se puede percibir el sonido cuando se produce 317
Capítulo 17: El eco 318
Capítulo 18: Qué pasa cuando dos sonidos se entrecruzan en el aire 319
Capítulo 19: Los diferentes sonidos 320
Capítulo 20: Los dos canales por los que se desplaza el sonido 322
Capítulo 21: De nuevo lo mismo 324
Capítulo 22: Las tres partes, o regiones, del aire 325
Capítulo 23: La inestabilidad de la parte inferior del aire 326
Capítulo 24: Sus variados fenómenos 327
Capítulo 25: Seguimos con lo mismo 328
Capítulo 26: Los vientos 330
Capítulo 27: Las diversas causas del viento 332
Capítulo 28: Más de lo mismo 334
Capítulo 29: Las cualidades de los vientos 335
Capítulo 30: Las variaciones del viento según el lugar de donde sople 336
Capítulo 31: Las causas de la renovación de los vientos 338
Capítulo 32: Los vientos que preceden al amanecer 339
Capítulo 33: Otros tipos de vientos 340
Capítulo 34: El número de vientos y los motivos del nombre de cada uno 343
Capítulo 35: Los lugares de origen de los vientos y sus efectos 345
Capítulo 36: Los cuatro vientos principales 347
Capítulo 37: La extrema utilidad de los vientos 348
Capítulo 38: Los efectos beneficiosos y perjudiciales de unos y otros vientos 350
Capítulo 39: Los tornados 351
Capítulo 40: Las tormentas y las épocas en que aparecen 352
Capítulo 41: Los signos que anuncian una tormenta 354
[col259] Capítulo 42: Las nubes 355
Capítulo 43: Las diferentes causas de la aparición de las nubes 357
Capítulo 44: Teorías sobre el lugar que ocupan las nubes, su apariencia y generación 358
Capítulo 45: La lluvia 359
Capítulo 46: Las diversas causas de la lluvia 360
Capítulo 47: La naturaleza del agua de lluvia 362
Capítulo 48: El granizo, su forma y sus propiedades 364
Capítulo 49: Dónde y de qué se genera el granizo 366
Capítulo 50: La nieve 367
Capítulo 51: El origen o causa de las nieves 368
Capítulo 52: La temporada de las nieves y del granizo 368
Capítulo 53: Las características del agua de la nieve 369
[col266] Capítulo 54: Los relámpagos 370
Capítulo 55: El trueno 372
Capítulo 56: Los diferentes tipos de truenos 373
Capítulo 57: No cualquier colisión produce un trueno 374
Capítulo 58: A veces parece que se den truenos sin nube alguna 375
Capítulo 59: El rayo 376
Capítulo 60: Por qué ni truena ni relampaguea en cualquier momento del año 378
Capítulo 61: Las diversas clases de rayos 379
Capítulo 62: De las asombrosas consecuencias de un rayo 380
Capítulo 63: Sus diversas consecuencias según los materiales que se encuentra 382
Capítulo 64: La diferencia entre un relámpago y un rayo 383
Capítulo 65: Tanto el rayo como el relámpago están compuestos de fuego 385
Capítulo 66: ¿Por qué las nubes, si están hechas de agua, pueden producir rayos? 386
Capítulo 67: Recapitulación sobre los tres fenómenos explicados: rayos, truenos y relámpagos 387
Capítulo 68: Otras teorías al respecto 389
Capítulo 69: ¿En qué lugares y en qué estaciones caen rayos y en cuáles no? 390
Capítulo 70: Reflexiones morales de Séneca respecto a nuestro pavor ante los rayos 392
[col276] Capítulo 71: Los resplandores que cruzan el aire 393
Capítulo 72: Del Asub, es decir, de la estrella fugaz 395
Capítulo 73: Otros fenómenos ígneos de los cielos 396
Capítulo 74: El arco iris y sus colores 398
Capítulo 75: Cómo se manifiesta la luz del Sol en él 401
Capítulo 76: La unión de muchos reflejos forma una sola imagen turbia 402
Capítulo 77: La distorsión que provocan los espejos 404
Capítulo 78: Las diversas teorías sobre el arco iris 405
Capítulo 79: En qué momentos del año se puede ver y en cuáles no 406
Capítulo 80: El significado del arco iris 408
[col283] Capítulo 81: La aparición de halos en el cielo 410
Capítulo 82: Los bastones 411
Capítulo 83: Parhelios 412
Capítulo 84: El rocío y sus efectos 414
Capítulo 85: El maná, que proviene del rocío 416
Capítulo 86: La miel 418
Capítulo 87: El láudano 420
Capítulo 88: La escarcha 423
Capítulo 89: El hielo 424
Capítulo 90: La niebla 426
Capítulo 91: Las emanaciones o, mejor dicho, los múltiples tipos de evaporaciones 427
Capítulo 92: Los vapores que emana la tierra 429
Capítulo 93: Las emanaciones del agua, el vinagre y el vino 431
Capítulo 94: Las emanaciones que brotan del cuerpo humano 432
Capítulo 95: Las emanaciones de los árboles 433
Capítulo 96: Las emanaciones que brotan de la podredumbre 434
Capítulo 97: Las emanaciones que vienen producidas por una atracción 435
Capítulo 98: El humo 437
Capítulo 99: Las tres variedades de humo 438
Capítulo 100: Una teoría general sobre los olores 439
Capítulo 101: ¿Es el olor una cualidad simple o compuesta? 440
Capítulo 102: El olor está compuesto principalmente por vapor cálido y seco 442
Capítulo 103: El olor cambia por las evaporaciones 443
Capítulo 104: Las diversas propiedades que componen los objetos dan lugar a diferentes olores 445
Capítulo 105: Comentario de Aristóteles sobre el olor de unos determinados cuerpos 447
Capítulo 106: El olor de algunos metales 448
Capítulo 107: Los olores en los alimentos y medicamentos 449
Capítulo 108: Las diferencias entre los olores 451
Capítulo 109: El aire templado y el destemplado 452
[col303]Capítulo 110: Las características del aire del Norte 454
Capítulo 111: Las características del aire de Oriente y de Occidente 456
Capítulo 112: Las diferencias del aire según el lugar y el entorno 456
Capítulo 113: La pestilencia 458
Capítulo 114: La presencia de demonios en nuestra oscura parte del aire 459
LIBRO V 463
Capítulo 1: La primera obra del tercer día: la unión de las aguas [col307] 464
Capítulo 2: La distribución de los cuatro elementos 465
Capítulo 3: ¿Cómo se pudo congregar tal cantidad de agua en un solo lugar? 467
Capítulo 4: El lugar donde se acumularon las aguas 468
Capítulo 5: ¿Por qué Dios nombró a las acumulaciones de aguas “mares”? 470
[col311] Capítulo 6: Las propiedades naturales del agua 471
Capítulo 7: Lo mismo 472
Capítulo 8: La mar 473
Capítulo 9: El hecho de que la mar esté salada 475
[col314] Capítulo 10: El peso del agua salada 477
Capítulo 11: La naturaleza y los efectos del agua de mar 478
Capítulo 12: ¿De qué manera pierde el agua de mar su amargor? 479
Capítulo 13: El océano 480
Capítulo 14: Las causas de su crecimiento y decrecimiento 483
Capítulo 15: El mar Mediterráneo 484
Capítulo 16: Los golfos 484
Capítulo 17: la oposición de las fuentes de calor y agua 485
Capítulo 18: Las mareas 486
Capítulo 19: ¿De qué manera el curso de la luna las afecta? 488
Capítulo 20: Las variaciones de las propias mareas 489
Capítulo 21: Las corrientes de mar provocan los vientos 490
Capítulo 22: Los peligros de la mar 491
Capítulo 23: Los diluvios 493
[col322] Capítulo 24: Las fuentes 494
Capítulo 25: Cómo se debe investigar si el agua de una fuente es saludable 495
Capítulo 26: En qué lugares hay que buscar las fuentes 496
Capítulo 27: Las características del agua de fuente 497
Capítulo 28: Los diversos tipos de fuentes 499
[col325] Capítulo 29: Los cambios de algunas fuentes 501
Capítulo 30: Los milagros de las fuentes 502
Capítulo 31: Los ríos 504
Capítulo 32: El origen de los ríos y por qué algunos se secan 505
Capítulo 33: Los ríos que aumentan su caudal en verano 506
[col328] Capítulo 34: El río Nilo 507
Capítulo 35: Su recorrido, amplitud y riego de Egipto 509
Capítulo 36: El Ganges 511
[col330] Capítulo 37: El Tigris 512
Capítulo 38: El Éufrates 513
Capítulo 39: El Jordán y otros ríos de renombre 514
Capítulo 40: Seguimos con el mismo tema 515
[col 332] Capítulo 41: Los portentos de algunos ríos 517
Capítulo 42: Los lagos y sus aguas 518
Capítulo 43: El lago Asfalto, el Tiberíades y otros lagos famosos 519
Capítulo 44: Los portentos de algunos lagos 520
Capítulo 45: Los pozos 522
Capítulo 46: La naturaleza del agua de lluvia 524
Capítulo 47: La excavación de un pozo 524
Capítulo 48: La conducción de las aguas 526
Capítulo 49: Los aljibes 526
Capítulo 50: Las balsas y los baños 527
Capítulo 51: Cuándo utilizar los baños 528
Capítulo 52: Qué beneficios y qué contraindicaciones tienen 529
Capítulo 53: Los diversos tipos de aguas 530
Capítulo 54: Las diferencias en el peso del agua 531
Capítulo 55: Las diferencias en el color 533
Capítulo 56: Las diferencias en el sabor 534
Capítulo 57: Esbozo general sobre el sabor 535
Capítulo 58: Las causas del sabor 536
Capítulo 59: ¿Se genera el sabor a partir de las cualidades primarias? 537
Capítulo 60: ¿Es el sabor una característica compuesta o simple? 538
Capítulo 61: Conclusiones al respecto 539
Capítulo 62: La forma de reconocer la complexión y la naturaleza de un alimento o una medicina mediante su sabor 540
Capítulo 63: El número y las diferencias entre los sabores según Avicena, en su segundo libro del canon 541
Capítulo 64: Las consecuencias y los efectos de los sabores 543
Capítulo 65: Más de lo mismo 545
Capítulo 66: Los efectos del calor y el frío en el sabor 546
Capítulo 67: Seguimos con lo mismo 547
Capítulo 68: Las aguas metálicas 548
[col 349] Capítulo 69: Las aguas sulfurosas 549
Capítulo 70: El agua caliente y la fría 550
[col 350] Capítulo 71: Todavía más 551
Capítulo 72: Cocer el agua 552
Capítulo 73: Beber agua a solas 553
Capítulo 74: Seguimos con el mismo tema 554
Capítulo 75: La elección del agua para beber 555
Capítulo 76: Más de lo mismo 556
Capítulo 77: Aguas perjudiciales y venenosas 557
[col 354] Capítulo 78: Las cosas que se forman dentro del agua y, en primer lugar, del hilo de oro 558
Capítulo 79: Las esponjas 559
Capítulo 80: Las piedras que se producen a partir del agua 562
Capítulo 81: La naturaleza y los tipos de piedra pómez 564
Capítulo 82: La naturaleza y el origen de la sal 565
Capítulo 83: Seguimos con la sal 566
Capítulo 84: Los usos de la sal en la medicina 568
Capítulo 85: La sal según Plinio 569
Capítulo 86: Sus usos en la alquimia 571
Capítulo 87: Los diferentes tipos de sal 572
Capítulo 88: Seguimos con la sal 574
Capítulo 89: La flor de sal 576
Capítulo 90: El salitre 577
Capítulo 91: Sus propiedades medicinales 580
Capítulo 92: El betún 583
Capítulo 93: Las propiedades del betún 584
Capítulo 94: El alumbre y su origen o naturaleza 585
Capítulo 95: Las propiedades medicinales del alumbre 587
Liber Quarto 603
[p233] Cap. I: De igneo spatio 604
Cap II: De natura ignis communi 605
Cap. III: De eodem 606
Cap IV: De propietatibus ignis in quibus assimilatur divinitati 607
Cap. V: De differentia ignis caelestis ac terreni 607
Cap VI: Quod ignis omnia vegetat et movet 608
Cap VII: De diversis speciebus ignis 609
Cap VIII: De aethere 610
Cap. IX: De aere 611
Cap X: De naturalibus aeris proprietatibus 611
Cap. XI: De loco et motu ipsius 612
Cap. XII: Quod aer sit unum et verum corpus probatur ex eius operationibus 613
Cap. XIII: Iterum ad idem 614
Cap XIV: De sono in quo etiam apparet aeris intensio 614
Cap XV: De varis soni generationibus 615
Cap XVI: Qualiter in aere solo recipitur eius generatio 616
Cap. XVII: De Eccho 616
Cap. XVIII: De sonis in aere sibi invicem occurrentibus 617
Cap. XIX: De differentis sonorum 618
Cap. XX: De duplici medio soni 619
Cap. XXI: Iterum de eodem 621
Cap. XXII: De tribus aeris partibus sive regionibus 621
Cap. XXIII: De inconstantia inferioris partis eius 622
Cap. XXIV: De variis eius impressionibus 623
Cap. XXV. Iterum de eodem 623
Cap. XXVI: De ventis 624
Cap. XXVII: De diversis ventorum causis 625
Cap. XXVIII: Adhuc de eodem 627
Cap. XXIX: De qualitatibus ventorum 628
Cap. XXX: De augmentatione ventorum secundum partes a quibus flant 628
Cap. XXXI De causis interpolationis ventorum 630
Cap. XXXII: De ventis antelucanis 630
Cap. XXXIII: De caeteris ventorum generibus 631
Cap. XXXIV: De numero ventorum et rationibus nominum singulorum 633
Cap. XXXV: De locis eorum originalibus et eorum effectibus 634
Cap. XXXVI: De quatuor ventis principalibus 635
Cap. XXXVII: De multipli ventorum utilitate 636
Cap. XXXVIII: De quorundam sanitate et aliorum noxietate 637
Cap. XXXIX: De turbine 638
Cap. XL: De tempestate ac temporibus tempestuosis 638
Cap. XLI: De signis tempestatum Prognosticis 639
Cap. XLII: De nubibus 640
Cap. XLIII: De diversis nubium causis 641
Cap. XLIIII: De locis et coloribus et generationibus nubium 642
Cap. XLV: De pluviis 643
Cap. XLVI: De diversis pluviarum causis 644
Cap. XLVII: De natura aquae pluvialis 645
Cap. XLVIII: De grandine et eius forma et proprietate 646
Cap. XLIX: Ubi et ex quo generatur grando 647
Cap. L: De nive 648
Cap. LI: De nivis causa vel origine 649
Cap. LII: De temporibus nivis et grandinis 649
Cap. LIII: De natura aquae nivalis 650
[p266] Cap. LIV: De coruscatione 651
Cap. LV: De tonitruo 651
Cap. LVI: De speciebus tonitrui 652
Cap. LVII: Quod non sit tonitrus ex qualibet collisione 653
Cap. LVIII: Quod etiam sine nube videtur fieri posse 654
Cap. LIX: De fulmine 654
Cap. LX: Cur non tonet ac fulminet in quolibet anni tempore 655
Cap. LXI: De diversis speciebus fulminis 656
Cap. LXII: De miraculis operationum fulminis 657
Cap. LXIII: De variis eiusdem operationibus secundum materias quas invenit 658
Cap. LXIV: De differentia coruscationis sive fulgurationis et fulminis 658
LXV: Quod utrumque illorum est ignis 659
Cap. LXVI: Quod humidae nubes ignem possunt gignere 660
Cap. LXII: Epilogus de tribus praedictis, scilicet fulguratione, tonitruo ac fulmine 661
Cap. LXVIII: Diversorum opiniones de praedictis 662
Cap. LXX: Morale Senecae de terrore fulminis 664
[p276] Cap. LXXI: De ignibus in transversum per aerem agitatis 665
Cap. LXXII: De Asub, id est, stella cadente 666
Cap. LXXIII: De caeteris igneis impressionibus aeris 667
Cap. LXXIV: De iride et eius coloribus 668
Cap. LXXV: Qualiter exprimitur in eo Solis imago 669
Cap. LXXVI: Quod ibi multae imagines in unam turbidum confluunt 670
Cap. LXVII: De vitio speculi 671
Cap. LXXVIII: Diversorum sententiae de iride 672
Cap. LXXIX: Quibus temporibus apparent et quibus non 673
Cap. LXXX: De significationibus iridis 674
[p283] Cap. LXXXI: De coronis in aere expressis 675
Cap. LXXXII: De virgis 676
Cap. LXXXIII: De imagine Solis 677
Cap. LXXXIV: De rore et eius effectibus 678
Cap. LXXXV: De manna, quod generatur ex rore 679
Cap. LXXXVI: De Melle 680
Cap. LXXXVII: De ladano 682
Cap. LXXXVIII: De pruina 684
Cap. LXXXIX: De gelu et glacie 684
Cap. XC: De nebula 685
Cap XCI: De exhalatione vel evaporatione multipharia 686
Cap. XCII: De illis quae ex terra fiunt 687
Cap. XCIII: De illis quae fiunt ex aqua, aceto et vino 688
Cap. XCIV: De illa quae fit in corpore humano 689
Cap. XCV: De illa quae fit in arboribus 690
Cap. XCVI: De illa quae fit ex putrefactionibus 691
Cap. XCVII: De exhalatione quae fit per attractionem 692
Cap. XCVIII: De fumo 693
Cap. XCIX: De trina fumi varietate 694
Cap. C: De odoribus in genere 695
Cap. CI: Utrum odor sit qualitas simplex [ac] composita 695
Cap CII: Quod odor principaliter constituitur in vapore calido et sicco 696
Cap. CIII: Quod odor per evaporationes immutat 697
Cap. CIV: Quod odor et sapor diversimode causantur a qualitatibus subiectorum complexionalibus 698
Cap. CV: De quibusdam corporibus odorabilibus secundum Arist. 699
Cap. CVI: De odoribus quorundam metallorum 700
Cap. CVII: De odoribus ciborum ac medicaminum 701
Cap. CVIII: De differentiis odorum 702
Cap CIX: De aere temperato et intemperato 703
[p303] Cap. CX: De propietatibus aeris Septentrionalis 704
Cap. CXI: De proprietatibus aeris Orientalis et Occidentalis 705
Cap. CXII: De diversis aeris et locorum situ et vicinitate 706
Cap. CXIII: De aere pestilentioso 707
Cap. CXIV: De habitatione daemonum in hoc aere caliginoso 708
Liber Quintus 710
Cap. I: De primo opere diei tertii, id est, de aquarum cogregatione [col307] 711
Cap II: De quattuor elementorum dispositione 712
Cap. III: Qualiter tanta multitudo aquarum congregari potuit in unum locum 713
Cap. IIII: De loco congregationis earum 714
Cap. V: Cur congregationes aquarum appellavit Deus “Maria” 715
[col311] Cap. VI: De naturalibus aquae proprietatibus 716
Cap. VII: De eodem 717
Cap. VIII: De mari 718
Cap. IX: De salsedine maris 719
[col314]Cap. X: De ponderositate aquae salsae 720
Cap. XI: De natura et effectu aquae marinae 722
Cap. XII: Qualiter aqua maris amaritudinem deponat 723
Cap. XIII: De oceano 724
Cap. XIV: De causis augmentis et decrementi in eo 725
Cap. XV: De mari Mediterraneo 725
Cap. XVI: De sinibus maris 726
Cap. XVII: De duobus fontibus —caloris scilicet et humoris— invicem sibi oppositis 727
Cap. XVIII: De aestibus maris 727
Cap. XIX: Qualiter fiant secundum cursum lunae 728
Cap. XX: De ipsorum aestuum variatione 729
Cap. XXI: De creatione ventorum ex maris refluxione 730
Cap. XXII: De periculis maris 731
Cap. XXIII: De diluviis 732
[col322] Cap. XXIV: De fontibus 733
Cap. XXV: Qualiter investigandi sunt fontes salubres 734
Cap. XXVI: Quibus in locis quaerendi sunt fontes 735
Cap. XXVII: De natura aqua fontalis 736
Cap. XXVIII: De diversis generibus fontium 737
[col325] Cap. XXIX: De mutabilitate quorundam fontium 738
Cap. XXX: De miraculis fontium 739
Cap. XXXI: De fluminibus 740
Cap. XXXII: De origine fluviorum et quorundam exiccatione 741
Cap. XXXIII: De his qui augentur in aestate 742
[col328] Cap. XXXIV: De flumine Nili 743
Cap. XXXV: De cursu eiusdem et latitudine et irrigatione Aegypti 744
Cap. XXXVI: De gange 745
[col330] Cap. XXXVII: De Tigri 746
Cap. XXXVIII: De Euphrate 747
Cap. XXXIX: De Iordane ceterisque famosis fluminibus 748
Cap. XL: Adhuc de eodem 749
[col 332] Cap. XLI: De quorundam fluminum miraculis 750
Cap. XLII: De lacubus et lacualibus aquis 751
Cap. XLIII: De lacu Asphalti et Tiberiadis ceterisque famosis 752
Cap. XLIIII: De quorundam lacuum miraculis 753
Cap. XLV: De puteis 754
Cap. XLVI: De natura aquæ pluvialis 755
Cap. XLVII: De puteo fodiendo 755
Cap. XLCIII: De aquæ ductu faciendo 756
Cap. XLIX: De cisternis 757
Cap. L: De piscinis et balneis 758
Cap. LI: De usu balnei 758
Cap. LII: De iuvamentis et nocumentis balnei 759
Cap. LIII: De diversitate aquarum multiplici 760
Cap. LIV: De diversitate aquarum in pondere 761
Cap. LV: De diversitate in colore 762
Cap. LVI: De diversitat in sapore 763
Cap. LVII: De saporibus in genere 764
Cap. LVIII: De saporum causis 764
Cap. LIX: Utrum generetur a qualitatibus primis 765
Cap. LX: Utrum sapor sit passio compositi vel simplicis 766
Cap. LXI: Determinatio eiusdem quæstionis 767
Cap. LXII: De cognitione complexionis ac substantiæ cibi vel medicaminis per sapores 768
Cap. LXIII: De numero et differentiis saporum secundum Avicenam in secundo canone 769
Cap. LXIV: De operationibus et effectibus saporum 771
Cap. LXV: Iterum de eodem 772
Cap. LXVI: De operatione saporum ad invicem in calore et frigore 773
Cap. LXVII: Adhuc de eodem 774
Cap. LXVIII: De aquis metallinis 775
[col 349] Cap. LXIX: De aquis sulphureis 776
Cap. LXX: De aquis calidis et frigidis 776
[col 350] Cap. LXXI: Adhuc de eodem 777
Cap. LXXII: De aquis coctis 778
Cap. LXXIII: De simplici potu aquæ 779
Cap. LXXIV: Iterum de eodem 780
Cap. LXXV: De aquis ad potandum eligendis 781
Cap. LXXVI: Iterum de eodem 782
Cap. LXXVII: De aquis perniciosis ac venenosis 782
[col 354] Cap. LXXVIII: De his quæ generantur ex aquis et primo de velere aureo 783
Cap. LXXIX: De spongiis 784
Cap. LXXX: De lapidibus ex aqua generatis 786
Cap. LXXXI: De natura et speciebus pumicis 787
Cap. LXXXII: De natura et origine salis 788
Cap. LXXXIII: Iterum de eodem 789
Cap. LXXXIV: De operatione salis in medicina 790
Cap. LXXXV: Iterum de eodem Plinii documenta 791
Cap. LXXXVI: De operatione ipsius in alchimia 792
Cap. LXXXVII: De diversis speciebus salis 793
Cap. LXXXVIII: Adhuc de eodem 795
Cap LXXXIX: De flore salis 796
Cap. XC: De nitro 797
Cap. XCI: De virtute ipsius in medicina 799
Cap. XCII: De bitumine 801
Cap. XCIII: De virtute bituminis 802
Cap. XCIIII: De alumine et eius origine vel natura 803
Cap. XCV: De virtute aluminis in medicina 804