Capítulo 79: Las esponjas
El filósofo: Las esponjas de mar son unos seres a medio camino entre las plantas y los animales, porque se alimentan a través de unas raíces, como las plantas, pero tienen sentido del tacto, como los animales. No obstante, su principio material radica en los vapores, por lo que surgen antes, mientras que las plantas nacen a partir de las semillas y la acción de la lluvia.
Plinio, libro 31812: Así diferencian algunos el sexo de las esponjas: a algunas las consideran machos por sus finos caños, por ser más espesas, absorbentes y teñirse de cualquier color, a veces hasta de púrpura; las hembras tienen caños más grandes y comunicados. De entre las esponjas macho, las que tienen unos caños más finos y más densos reciben el nombre de “tragos”. Se pueden conseguir que una esponja se quede blanca si se sigue este esmerado proceso: se eligen las esponjas más blandas de todas las que se hayan capturado y se deja que durante todo el verano la espuma de la mar las vaya tiñendo; después se ponen del revés —es decir, por la parte que estaba pegada al suelo— expuestas a la Luna y a la escarcha, para que absorban su blancura. Ya hemos señalado que son unos animales, porque incluso tienen sangre; algunos autores afirman que pueden oír y que se contraen ante un sonido, ya que entonces expulsan una gran cantidad de fluidos y no pueden arrancarse de la piedra, por lo que se han de cortar, hecho que provoca que expelan un fluido malsano. Las mejores esponjas Sin ninguna duda, las esponjas que hayan nacido gracias al viento del noreste son las mejores, aunque los médicos confirman que las propiedades de ese aire no duran mucho tiempo: las de este tipo resultan beneficiosas para nuestro cuerpo porque pueden unir su naturaleza con la nuestra. Por este mismo motivo se suelen preferir las esponjas más recientes y más húmedas; sin embargo, resultan menos útiles las que se aplican con agua caliente, y menos aún las que se utilizan con aceite, o después de uncir nuestro cuerpo; además, cuanto más espesas son, menos se adhieren.
Usos médicos La clase de esponjas más suave, los “pinceles”, alivian las hinchazones en los ojos si se aplican sobre ellos con vino mezclado con miel; también son muy efectivos para eliminar el enrojecimiento de los ojos, aunque es menester que sean muy finos y suaves. Estas mismas esponjas se utilizan con posca para controlar los flujos de los ojos y con vinagre caliente pueden remediar los dolores de cabeza. Por lo demás, las esponjas recientes también deshacen, ablandan, suavizan; las viejas, por su parte, ya no se pueden utilizar para cerrar heridas. Otros usos suyos incluyen limpiar las ulceraciones, ya que pueden favorecer su recuperación o mantenerla cubierta mientras se espera la aplicación de otro remedio; incluso pueden sanar las úlceras húmedas y las que suelen producir en ancianos. Las esponjas también resultan muy efectivas para acelerar la recuperación de una fractura o una herida. Durante una operación, con este utensilio se puede absorber toda la sangre que surja al realizar una incisión, por lo que permite examinar las incisiones al instante; también se aplican sobre una herida inflamadas, ya sea secas, ya sea bañadas en vinagre, vino o agua fría; si se han bañado en agua de lluvia y se aplican sobre un corte reciente impiden que este se inflame. Además, se pueden aplicar sobre una parte del cuerpo que, aunque aparentemente esté ilesa, requiere que se disperse algún humor oculto que la aflija; incluso pueden remediar lo que se suelen llamar abscesos [col 355], si antes los han embadurnado con miel hervida. Asimismo pueden aliviar el dolor en las articulaciones si están empapadas en aceite con sal, e incluso la picadura de un escorpión, si se usa con vinagre.
A la hora de sanar una herida, muchas veces desempeñan el papel de la lana recién esquilada, tanto si se mojan en vino y aceite como en agua. La diferencia entre ambos métodos estriba en que la lana reblandece la carne, mientras que las esponjas obligan a la piel y absorben los posibles vicios que se estén acumulando. En el caso de que el paciente tenga algún edema, se le pueden vendar con esponjas secas o mojadas con agua tibia o posca, según sea menester reblandecer y levantar la piel o secarla. Son útiles en el caso de las afecciones que convenga evaporar, ya que se pueden empapar en agua hirviendo y exprimirlas después entre dos maderos sobre la zona afectada. Con este método, también resultan beneficiosas para el estómago, si le cae encima el agua caliente, y contra los picos álgidos de una fiebre. En cambio, si la enfermedad afecta al bazo, será mejor si empapan en posca, y en vinagre si padece de erisipela —de hecho, no hay ningún tratamiento mejor—. En estos casos, conviene utilizarlas de tal manera que también afecten de forma generosa a las partes sanas.
Si la esponja está mojada con vinagre o agua fría, contiene una hemorragia; si están empapadas en agua salada eliminan los moratones causados por un golpe; con posca, alivian el dolor y la hinchazón de los testículos. Para una mordedura de un perro es una buena idea aplicarla cortada en lonchas sobre la herida, y habrá que remojarlas con vinagre o agua fría o miel con cierta frecuencia. Las cenizas de una esponja africana, mezcladas con el jugo de un puerro y bebidas con sal y agua muy fría son beneficiosas para los que padecen hemorragias internas; esta misma ceniza, mezclada con aceite y vinagre, se puede frotar en la frente de un afectado por las fiebres tercianas; además, las esponjas africanas con posca dispersan las hinchazones. Algunos queman tan solo las esponjas más porosas con pez813. Para las afecciones de los ojos se quema la esponja en un recipiente de fango sin cocer: estas cenizas son muy provechosas contra la piel seca de las mejillas, las excrecencias carnosas y cualquier otra afección cutánea que haga falta limpiar, condensar o vaciar. Suele ser muy buena idea lavar la ceniza.
Avicena, en su segundo libro del canon: La esponja es un cuerpo marino, blando, hueco como un filtro, del que se dice que se mueve tanto como el animal al que se adhiere, y no se puede separar de él. Las esponjas, en particular las recién capturadas, son más fuertes y capaces de resecar más dada la fuerza de su naturaleza marina. Son cálidas en primer grado, secas en segundo, y su piedra es parecida pero menos cálida. La esponja es capaz de resecar mucho, especialmente si se utiliza una recién capturada con aceite o algo semejante. Su ceniza resulta beneficiosa para interrumpir una hemorragia causada por un corte o una incisión: se enciende en llamas sobre un fuego y se aplica sobre la herida para cauterizarla, ya que es una sustancia que retiene la sangre. También se fabrican a partir de ellas licinia, que se depositan sobre los orificios de las venas y cortan el flujo de sangre; de la misma manera, también resecan los abscesos de flema. Técnicas de curación con esponjas Si se aplica sobre una herida empapada en vinagre, compacta la ulceración profunda; si quema y se mezcla con aceite, cura los esputos de sangre. Su piedra puede quebrar las piedras formadas en la vejiga durante la juventud; también aligera sin calentar, reseca y limpia.
Dioscórides: Las esponjas tienen dos sexos, macho y hembra. Se dice que una esponja es macho cuando tiene unos orificios pequeños, espesos y blancos; las esponjas hembra tienen unas oquedades redondas y más grandes. Hay un tercer sexo, que se denomina “tragon” y que se caracteriza por albergar unas duras piedras en su interior y muchas oquedades. Las esponjas más recientes, siempre y cuando no sean muy densas, pueden utilizarse para remediar las heridas y las hinchazones; además, obstruyen el flujo de sangre en las heridas más recientes, mientras que las esponjas viejas no tienen ningún uso, ni para las heridas ni para los reumas ni para ninguna afección antigua. Si se utiliza una seca, absorberá la humedad; si se quema, tiene fuerza constrictora. Una vez que se ha lavado, se puede utilizar para confeccionar colirios para los ojos; si tienen algún color se queman en pez líquida y cortan el flujo de sangre. Tienen sabor agrio y provocan sudor. Una esponja es manifiestamente capaz de resecar por sí sola.
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