Al igual que lo dulce es cálido y húmedo en una proporción bastante equilibrada, también lo dulzón es muy semejante; en cambio, lo amargo alberga mayor calor y sequedad que lo dulce, hecho que podemos llegar a comprender de dos formas diferentes: mediante nuestras propias percepciones y por comparación.
Nuestras propias percepciones nos señalan que cualquier sustancia que tenga algo de humedad, si se mezcla y a continuación alguna fuente de calor, ya resida en su propia naturaleza ya sea exterior, como un fuego o el Sol, la calienta, se endulza. Y si el calor que recibe sobrepasa unos límites, puede empezar a dominar su sabor lo amargo, como todos podemos comprobar con los frutos del mirobálano, la miel o los dátiles: en un primer momento son dulces, pero después, según envejecen, el calor natural los reseca y [col 348] aparece la amargor; de la misma manera, si se cocinaran en exceso, también se convertirían en amargos. Por comparación también podemos averiguar, este hecho ya que tanto lo dulce como lo amargo eliminan la suciedad, pero este proceso, si lo provoca lo dulce, es equilibrado, moderado, húmedo y agradable, mientras que si la purgación la causa algo amargo es tan fuerte que incluso puede llegar a desgarrar terriblemente los tejidos: esto demuestra que es denso, seco y terroso; también nos puede demostrar la amargor de un alimento el hecho de que ni se pudra ni críe gusanos.
Lo picante es más caliente que lo amargo Tanto lo picante como lo amargo es cálido y seco, pero aquellos alimentos con sabor picante poseen mayor calor y ligereza, como si estuvieran compuestos por un elemento ígneo, por lo que tienen la capacidad de corroer, quemar y convertir [las condensaciones espesas de humores] en líquido, mientras que lo amargo alberga una cantidad menor de calor; asimismo, es denso y está compuesto por partículas terrestres, por lo que si alguien lo aplica sobre su piel la dejará limpia y suave y, en el caso de que haya una herida, la purificará y eliminará las posibles excrecencias que pudiera haber. Si se bebe, en cambio, se abre paso entre las concentraciones de fluidos superfluos, destapona las obstrucciones en las venas —hecho que incita a orinar— y extrae de la cabeza y del pecho las flemas provocadas por la condensación de la humedad; incluso resulta beneficiosa contra la epilepsia porque quiebra los humores espesos y es capaz de repartirse muy rápido por el cuerpo, tanto como lo acre, pero además no ve su paso obstaculizado como lo acre. Por último, lo salado también es terroso y caliente, pero en menor grado que lo amargo.
Capítulo 68: Las aguas metálicas
Avicena, en su primer libro del canon: Cualquier tipo de agua que se haya mezclado con una sustancia metálica o similar, o donde hayan sanguijuelas será mala. No obstante, en algunos casos este tipo de aguas pueden sernos de ayuda: aquella donde el hierro predomina es útil para fortalecer nuestro interior, impedir la corrupción del estómago y que el apetito sexual no decaiga: así pues, las aguas con hierro ayudan a quienes son incapaces de practicar sexo. Además, también reducen el tamaño del bazo.
El mismo autor, libro 2. El agua con hierro da fuerzas a nuestras entrañas, al bazo, al estómago, a los riñones y al colon. Solución a los esputos de sangre Esta agua que contiene hierro incluso es beneficiosa para remediar los esputos de sangre.
Constantino, en el arte médica, lib. 5. El agua con metal de hierro estriñe, fortalece las vísceras y es efectiva contra el dolor del bazo y los abscesos.
Avicena, lib. 1. Las aguas con bronce o cobre se pueden utilizar para corregir un desequilibrio en la complexión de un cuerpo.
El mismo autor, en el segundo libro: El agua mezclada con mineral de bronce reconforta nuestras vísceras y nuestra boca; la de oro también es útil para remediar los problemas de los riñones y el colon.
Constantino, en el lugar antes citado: El agua con cobre ayuda a la humedad del estómago aunque favorece la aparición de la estranguria798; el agua con plata refresca y reseca el flujo sanguíneo y corta las hemorroides.
Solución a las hemorroides, los vómitos, los abortos Avicena, lib. 1: Las aguas con alumbre impiden la salida del flujo menstrual, de los esputos sanguinolentos y de las hemorroides, aunque puede provocar brotes de fiebre en las personas que estén predispuestas a padecerlas.
El mismo autor, en el libro 2. El agua con alumbre es efectiva contra los vómitos y los abortos; el agua con betún perjudica a los ojos; el agua con salitre calienta el cuerpo y lo reseca: a veces es buena para los pulmones y otras para un estómago húmedo, merced a su mezcla con salitre.
Constatinus, en el lugar antes citado: El agua con salitre actúa como laxante.
Avicena, lib. 1: El agua mezclada con sal amoníaco799 también actúa como laxante.
El mismo autor en el segundo libro: Todas las aguas mezcladas con minerales dificultan la micción, los partos y las menstruaciones; muchas de ellas actúan como laxantes y resecan el cuerpo, aunque algunas, como el agua con alumbre, estriñan. A veces incluso pueden provocar la aparición de un cólico; algunas, como el agua con hierro, son buenas para los riñones y el colon.
[col 349] Capítulo 69: Las aguas sulfurosas
Isidoro, libro 13800: Hay muchos manantiales donde las aguas brotan siempre hirviendo, a tal temperatura que incluso sirven para calentar unas termas: en algunos casos, ello se debe a que proceden de un lugar donde hay una gran concentración de sulfuro o de alumbre. De esta forma, cuando el agua —que viene fría— discurre por unos conductos ya calientes y entra en contacto con el sulfuro, sube su temperatura —ya que no viene caliente desde su origen sino que su temperatura cambia mientras se acerca al manantial—. La causa de que el agua salga hirviendo El sulfuro y el alumbre pueden hacer partícipe al agua de su calor, dado que ambos materiales están llenos de un fuego que el más mínimo movimiento enciende.
Extracto de la descripción del mundo: Aunque todas las aguas sean dulces o saladas, algunas sin embargo salen a la superficie calientes o podridas. Algunas cuevas bajo la superficie están repletas por naturaleza de sulfuro: en ellas, cuando se crea alguna corriente de aire, el sulfuro se enciende en llamas, un fuego que en algunos lugares sale de vez en cuando al exterior, como sucede en Sicilia. Cuando el agua discurre por esos lugares tan calientes, arrastra consigo su calor y hedor y si brota cerca de ese lugar saldrá hirviendo entre llamaradas de fuego. Si se alejara más, se entibiaría un poquito y al final se enfriaría.
Avicena, en el lugar antes citado: Las aguas sulfurosas resultan beneficiosas para la esclerodermia, los abscesos, la anquilosis, las verrugas colgantes, y para todo tipo de dolor articulatorio o nervioso; también para los abscesos fríos, el bazo, dolores que se localicen en él y para el hígado. Asimismo, también son útiles contra la sarna y los picores, si nos bañamos en ellas. Sin embargo, las aguas sulfurosas y fangosas, turbias y fétidas causan la aparición de fiebres801.
Constantino, en el lugar antes citado: El agua con pez o con sulfuro es efectiva contra las enfermedades producidas por el frío, ya que calienta los nervios y enardece el hígado.
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