las almas incautas e ingenuas]. Y, esto último, esta intimado en el pasaje evangélico que afirma que Jesús
deseaba que sus seguidores se convirtiesen en “pescadores de hombres”.
Como esta escrito: “VENID EN POS DE MI, Y OS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES”- Mateo 4:19,
Marcos 1:17, & Lucas 5:10. Note como, el que el Evangelio sugiera que la misión de los apóstoles fuese el
hacerse “pescadores de hombres”, pone en entredicho la integridad de la teología cristiana. Es que, la imagen
que se evoca, es aquella de un pescador; uno que sabe que, su anzuelo, no es [en si mismo] lo
suficientemente atractivo como para hacer que el pez desee morderlo.
¿Que hace entonces el pescador? Pues recurre a la trampa y al engaño, escondiendo su dañino anzuelo detrás
una seductora y apetecible carnada. Y,
lo que todo esto sugiere, es que, el propósito de la teología cristiana,
no es presentar la verdad histórica de los hechos, sino el presentar una narrativa tan seductora, tan
arrolladora, y tan emocionalmente gratificante, que se nos haga prácticamente imposible rechazarla. Como
dice el evangelio: “PERO ESTAS COSAS SE HAN ESCRITO [NO PARA INFORMAR ACERCA DE LA
VERDAD OBJETIVA DE LOS HECHOS HISTÓRICOS, SINO] PARA QUE CREÁIS QUE JESÚS ES EL
CRISTO”- Juan 20:31.
Y esto a su vez explica el hecho de que, el cristianismo, adule el ego [e inflame las pasiones] de sus
potenciales adeptos. ¿Como? Pues asegurándoles que su confianza en la teología cristiana garantiza que
recibirán las ricas promesas hechas por Dios a Israel, pero sin necesidad de asumir las correspondientes
responsabilidades”. Esto último, es la versión teológica del famoso “Fraude Nigeriano”. Un fraude donde se
explota la codicia por dinero fácil que caracteriza al mundo occidental.
El fraude consiste en que, una humilde y devota viuda nigeriana, promete regalar
una millonaria suma de
dinero a cualquier extranjero que tenga la suficiente fe en ella como para darle acceso a su cuenta bancaria
[algo así como cuando la teología cristiana dice a sus adeptos que la salvación es por fe, y no por obras; para
luego insistir en que esos mismos adeptos “hagan la obra” de dar sus diezmos y ofrendas].
La realidad es que, el fraude y la falsedad implícita en la idea de “pescar hombres”, explica el hecho de que,
la Escritura Hebrea, no registre ningún caso de algún pescador que haya sido llamado jamás al ministerio
profético. De hecho, ya que la gente honesta y objetiva, no necesita ser seducida a “tragarse” ninguna gran
verdad [pues, cuando una verdad es realmente grande, se hace a si misma auto-evidente, como es el caso con
la belleza de una mujer hermosa; como es el caso con la seguridad económica que provee la posesión de oro,
de plata, y de piedras preciosas; como es el caso con lo
intenso del brillo Solar; y como es el caso con la
inmutabilidad de los cambios de estaciones], no debe entonces sorprendernos el descubrir que, la Escritura
Hebrea, no registra un solo caso de algún Israelita (sin importar si tal Israelita era un patriarca, un rey, un
profeta, o un sacerdote) que hubiese tratado de convencer a algún gentil para que creyese en la veracidad de
la Ley de Dios, o para que aceptase la verdad de la fe Mosaica.
Así las cosas, los Hebreos están justificados en rechazar como incierto el reclamo
cristiano que afirma que,
Jesús (paz sea con él), es el primogénito hijo de Dios. ¿Por que? Pues porque es un reclamo dudoso, ya que
contradice la verdad Divina mostrada en Éxodo 4:22, donde se afirma que, el primogénito hijo de Dios, no es
otro sino Israel («Y dirás a Faraón: הוהי ha dicho así: ISRAEL ES MI HIJO, MI PRIMOGENITO»- Éxodo
4:22).
De igual modo, el creyente Hebreo esta justificado en rechazar el reclamo cristiano que afirma que, Jesús de
Nazaret, nunca cometió pecado alguno. ¿Por que? Pues porque es un reclamo dudoso, ya que contradice la
verdad Divina mostrada en Eclesiastés 7:20, donde se afirma que no hay hombre justo que haga solamente el
bien, sin nunca pecar (“Ciertamente NO HAY HOMBRE JUSTO EN LA TIERRA, QUE HAGA EL BIEN Y
NUNCA PEQUE”- Eclesiastés 7:20).
El creyente Hebreo, también esta justificado en rechazar el reclamo cristiano que afirma que, Jesús de
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Nazaret, murió por los pecados ajenos. ¿Y por que? Pues porque es un reclamo incierto y dudoso, ya que
contradice la verdad mostrada tanto en Deuteronomio 24:16, como en Jeremías 31:30, donde se afirma que
cada cual habrá de morir por su propia maldad [y no por la maldad ajena]. Como esta escrito: (1) “Los padres
no morirán
por los hijos, ni los hijos [morirán] por los padres; CADA UNO MORIRÁ POR SU [PROPIO]
PECADO”- Deuteronomio 24:16; (2) “SINO QUE CADA CUAL MORIRÁ POR SU PROPIA
MALDAD…”- Jeremías 31:30.
En adición, los Hebreos están justificados en rechazar como incierto y contradictorio, el reclamo cristiano
que afirma que, quien ha visto a Jesús, ha visto también a “Dios el Padre” (“EL QUE ME HA VISTO A MÍ,
HA VISTO AL PADRE …”- Juan 14:9). ¿Por que? Pues porque es incierto y dudoso, ya que, en otro lugar, el
cristianismo afirma lo contrario- que nadie ha visto jamás a Dios [el Padre]. Como esta escrito: “NADIE HA
VISTO JAMÁS A DIOS”- 1 Juan 4:12.
Finalmente, el creyente Hebreo esta obligado a rechazar el reclamo cristiano que alega que, fuera del hombre
llamado Jesús, no hay salvación alguna para el ser humano. Como esta escrito: “Este Jesús es la piedra… Y
EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN; PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO, DADO
A LOS HOMBRES, EN QUE PODAMOS SER SALVOS”- Hechos 4:11-12. ¿Y por que esta obligado a
rechazar tal reclamo? Pues porque es incierto y dudoso, ya que contradice la verdad
divina revelada
previamente en Isaías 43:11, donde se afirma que no hay salvación alguna fuera de הוהי [Adonai Yah]. Como
esta escrito: “YO, YO הוהי ; Y, FUERA DE MÍ, NO HAY QUIEN SALVE”.
En adición, el evangelio reclama que, el salvador cristiano, era “hijo de hombre” (“Porque EL HIJO DEL
HOMBRE HA VENIDO PARA SALVAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO”- Mateo 18:11); y esto último
contradice la verdad Divina, que muestra que no hay salvación en ningún “hijo de hombre”. Como esta
escrito: “NO CONFIÉIS en los príncipes, ni EN HIJO DE HOMBRE, PORQUE NO HAY EN ÉL
SALVACIÓN”- Salmo 146:3.
Pero, si la Teología Cristiana es tan incierta y dudosa, ¿como explicamos el hecho de que muchos cristianos
experimenten el Espíritu Santo, experimenten milagros, y hasta experimenten la profecía? Pues lo
explicamos de forma muy sencilla: Verá usted, en su infinita misericordia, el Creador ha decidido
recompensar todas y cada una de las buenas obras que realiza el individuo [¡aun si este último se encuentra
bajo el juicio Divino!]. Por ejemplo, poco tiempo después de haber estado a punto de ser ejecutado por el
ángel que se interpuso en su camino (Números 22:33), el profeta Balaam compuso siete altares,
donde
procedió a ofrendar al Creador siete sacrificios de becerros y carneros (Números 23:1-2).
¿Y cual fue el resultado de estos sacrificios? Pues que el Creador procede a recompensar a Balaam, dándole
la revelación profética que tanto anhelaba. Y, este concepto, no es exclusivo de la fe Hebrea; pues el
evangelio pone en boca del Nazareno el alegar que, al final de los tiempos, muchos que obraron milagros y
prodigios, terminarán perdiéndose. Como esta escrito: “MUCHOS ME DIRÁN en aquel día: señor, señor,
¿NO PROFETIZAMOS EN TU NOMBRE, Y EN TU NOMBRE ECHAMOS FUERA DEMONIOS, Y EN
TU NOMBRE HICIMOS MUCHOS MILAGROS? Y ENTONCES LES DECLARARÉ: NUNCA OS
CONOCÍ; APARTAOS DE MÍ, HACEDORES DE MALDAD» (Mateo 7:22-23).
¡Que el Dios de Israel tenga misericordia de su Pueblo, y que bendiga y dirija a nuestros amados hermanos
Cristianos!
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