La división que hace el cristianismo entre “gente salva”, y gente “no salva” es cuestionable
Aunque a primera vista aparenta hacer perfecto sentido, la noción Cristiana que divide a la gente entre
“salvos”, y “no salvos”, es realmente extraviada. ¿Por que? Pues porque no es un fiel reflejo de lo revelado
por Dios a Israel, sino que apunta en cambio a un sagaz origen humano. ¿Por que? Pues porque la división
que hacía la Ley, era entre aquellos cuya voluntad era caminar a diario por “la senda de los mandamientos”
(“Guíame por la senda de tus mandamientos, Porque en ella tengo mi voluntad”- Salmo 119:35), y aquellos
que no andaban por tal camino (“Reprendiste a los soberbios, los malditos, Que se desvían de tus
mandamientos”- Salmo 119:21).
En otras palabras, la salvación mostrada por Dios a Israel era “Peformance based”; y estaba basaba en la ley
de siembra y cosecha encarnada en la sentencia que prescribía “Ojo por ojo, y diente por diente”. En la
practica, esto ultimo significaba que Dios era fiel en devolver a cada uno el mismo bien [o mal] que hubiese
hecho en cualquier momento dado. De este modo, cuando el hombre se comprometía con no sembrar el mal,
sino sembrar solamente el Bien, obtenía de ese modo “la salvación”, pues con ello evitaba todo mal, para
segar en cambio el bien correspondiente a la buena semilla que a diario sembraba. ¿Y que si el creyente caía
en pecado, y hacía algún mal? Pues que confesaba su maldad, y resarcía el daño causado.
Pero, a diferencia de lo que pretende implicar la terminología Cristiana, “la salvación” del Creyente Hebreo
no era “todo o nada”; es decir, ni su futuro bienestar, ni su futura condenación, estaban “escritas en piedra”
(como profesa la teología Cristiana de “Salvo siempre salvo”), sino que su salvación era el resultado de la
diaria obediencia; de su compromiso con hacer su mejor y mas sincero esfuerzo por caminar por “el camino
de los mandamientos”(también conocido como “la senda de santidad”).
Y esto significaba que, si en un momento dado el creyente escogía dar la espalda a esta senda, para obstinarse
en la abierta rebelión [sin luego proceder al arrepentimiento], el creyente perdía entonces su salvación. Por
otro lado, si un hombre que se hallaba “perdido” confesaba su maldad, y comenzaba a andar por la senda de
la obediencia, sus pasadas maldades no le eran recordadas, sino que obtenía de este modo la salvación. Como
esta escrito:
1) “Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere
según ellos; no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su
prójimo no violare, ni oprimiere a nadie, la prenda no retuviere, ni cometiere robos; al hambriento diere de su
pan, y cubriere con vestido al desnudo; apartare su mano del pobre, interés y usura no recibiere; guardare mis
decretos y anduviere en mis ordenanzas; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá”- Ezequiel
721
18:14-17.
2) “Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las
abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por
su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá”- Ezequiel 18:24
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