Concepto de medio ambiente en la obra de vicente de beauvais

Capítulo 30: Las variaciones del viento según el lugar de donde sople

Aristóteles, en la obra antes citada. Pues bien, hay muchos más vientos procedentes del Norte y del Sur que del Este y del Oeste, o del resto de lugares entre ellos, porque no hace sol en el Norte ni en el Sur excepto en un momento del año —en el Sur en invierno y en el Norte en verano—, por lo que la cantidad de vapor ascendente es menor y, como resultado, más tenue y sutil: su transformación no sigue adelante sino que se convierte en viento antes de pasar a ser agua. En el Este y en el Oeste, o en el resto de lugares entre ellos, siempre hace Sol, por lo que allí la cantidad de vapor que se produce y asciende a los cielos es mayor: cuando en el Este se disuelve, se condensa por su propia cantidad; en cambio, cuando el Sol pasa al Oeste, aquel vapor se enfría por la mayor distancia respecto al Sol y se transforma en agua de lluvia. En el Oeste sucede algo similar pero la lluvia impide que sople el viento porque divide la materia que lo compone, el vapor seco. ¿Por qué llueve más en Occidente? Por tanto, es mucho más el vapor [húmedo] que asciende al cielo desde el Este y el Oeste que desde el Norte y el Sur, aunque sucede al contrario con el vapor seco: por esto se dan muchas más lluvias en el Este y Oeste que en el Norte y Sur, mas con los vientos sucede al revés.

El movimiento del viento es ciertamente enrevesado, porque primero el vapor asciende hacia los cielos y luego va y viene dando vueltas por la tierra. Todos los vientos son débiles al principio mientras están ascendiendo, debido a la separación de las partes que los conforman, pero lógicamente ganan fuerzas cuando se reúnen todas esas partes de nuevo. De la misma manera, se genera más viento en el Norte y en el Sur que en el resto de lugares, porque son unos sitios inhabitables y allí, donde el agua y la nieve existen en abundancia, al licuarse estos elementos el viento se va haciendo más fuerte: así extrae de ellos mucho vapor y por ello hay más viento.

Afirmo que la tierra se divide en dos partes: una habitable y otra no; una que es fuertemente cálida debido a su intensa proximidad al Sol —la parte Sur— y otra que es extremadamente fría debido a su lejanía del Sol —la Norte—. La mayoría de vientos —tal y como se ha dicho— proceden de estas regiones. Repito que los vientos que soplan del Este son más cálidos que los del Oeste, porque el Sol inflama los vientos del Este durante más tiempo que a los del Oeste. ¿Por qué el viento del Norte separa las nubes? El viento del Sur excita las nubes, las reúne y agrupa, porque su soplo posee la capacidad de curvarse o, mejor dicho, de ser flexible: se mueve entre las partes de las nubes o, mejor dicho, alrededor de ellas, mientras que el viento del Norte sopla recto y por tanto parte las nubes en trozos y los separa entre sí.

Capítulo 31: Las causas de la renovación de los vientos

Muchas veces el viento sopla después de una lluvia, porque el Sol al alumbrar la tierra hace que surja de ella un vapor seco que genera vientos. Pero cuando el ascenso de ese vapor seco se interrumpe, entonces el viento se para y una humedad oculta, a la que llega para secar, se eleva: así es como se eleva un vapor cálido y húmedo de la tierra, que, cuando se topa con el frío de la atmósfera, cambia y se convierte en agua de lluvia; en consecuencia, cuando llueve, se calma el viento y queda separado de su materia porque la tierra se humedece. El Sol es la causa de que los vientos se calmen y de nuevo vuelvan a soplar: cuando no está muy cerca de la tierra —es decir, su influjo es débil—, [col252] ejerce poca fuerza sobre ella y es poco el vapor —la materia que compone los vientos— que se eleva, mas cuando está cerca, sucede todo lo contrario ya que, cuando pasa justo por encima de ella y la deja quemada —como un gran fuego puede dejar a unos pocos maderos—, entonces no se eleva ningún vapor de ella y el viento queda separado de su materia.

Así pues, afirmo que son dos las motivos que pueden impedir que sople el viento: uno es el frío seco y el otro es el calor seco. Por qué el frío y la sequedad impiden que sople el viento Pues el frío seco une y retiene las partes de la tierra, mientras que el calor seco la reseca, la endurece o la comprime: por tanto, la abundancia de calor o frío seco impide el ascenso del vapor y separan al viento de su materia. El viento suele soplar entre la aparición en el firmamento de la constelación del Can Mayor³⁸³ y su puesta, ya que aparece en el momento del año en el que el Sol tiene mayor fuerza para elevar vapor y se pone también cuando el vapor asciende. El viento también suele soplar más fuerte de día y tranquilizarse de noche, porque cuando se pone el Sol disminuye el calor capaz de elevar vapor. Sopla el viento del Norte en primavera, porque entonces el Sol cobra fuerzas y funde las nieves con su calor: así se eleva desde la tierra vapor que, debido a la frialdad de la atmósfera en esa época, se enfría, es decir, se queda constreñido mientras se va incrementando. Y también sucede algo muy parecido en otoño.

Capítulo 32: Los vientos que preceden al amanecer

Séneca, en la obra antes citada³⁸⁴: En primer lugar, pues, pasemos a hablar de los vientos que preceden al amanecer, que suelen surgir de algún río, valle o bahía. Ninguno de estos vientos es duradero, sino que siempre se calman antes de que el Sol se haga fuerte; no existen en alta mar, empiezan en primavera y no pasan del verano. Suelen soplar con más fuerza donde hay mucha agua y montañas: aunque una llanura tenga agua en abundancia, puede carecer de brisa, de una brisa, quiero decir, que pueda considerarse viento.

Así se forma el viento que los griegos llaman encolpio³⁸⁵: todas las emanaciones que exhalan los ríos y pantanos —que son muchas, y constantes— durante el día son el alimento del Sol, mas de noche brotan libremente y quedan encerradas en lugares concretos, entre montañas; cuando este lugar ya se ha llenado y como el Sol no les afecta, buscan una ruta de salida y entonces salen por donde esté más despejado bajo la forma de una brisa fuerte y ostensible. Una prueba de esta teoría es que esta brisa no sopla durante las primeras horas de la noche: entonces es cuando empiezan a acumularse las emanaciones y alrededor del amanecer, cuando más o menos ya se ha llenado ese recoveco, se abalanzan hacia aquella salida que presente menos dificultades. Además, estos vientos se ven estimulados por los rayos del Sol, que hieren al aire frío, pues incluso antes de aparecer el Sol su luz ya tiene fuerzas y, aunque no deshace ese aire, lo ataca y afecta; cuando el Sol ya ha salido, una parte de esas emanaciones sube más arriba y otra se disipa por un tiempo. Por tanto, a estos vientos no les ha sido concedido el soplar más allá de las primeras horas de la mañana, porque la mirada del Sol los priva de sus fuerzas e incluso cuando tienen más fuerza se calman rápidamente y nunca sobrepasan el mediodía.

Unos vientos son más fuertes y duraderos, otros más débiles y breves, según las fuerzas que los hayan reunido sean más grandes o más pequeñas. En primavera, por ejemplo, y también en verano, los vientos son más fuertes, porque la primavera es una época del año de mucha humedad: hay mucha más evaporación debido a la cantidad de agua [de lluvia³⁸⁶] y a una tierra a la que la humedad del cielo ha dejado empapada. Por otro lado, en verano, incluso después de ponerse el Sol, permanece en la atmósfera el calor diurno durante una buena parte de la noche, que tiene la suficiente fuerza para conseguir que broten más emanaciones que las habituales pero no como para aprovechar todo cuanto ha convocado. Por su parte, la salida del Sol provoca vientos no solo por su calor, sino también por su choque: la luz, tal y como he dicho antes, no es que caliente la atmósfera, pero sí la golpea y, cuando el aire recibe un impacto, se aparta —no obstante, no pienso llegar a afirmar que la luz no posee calor, puesto que procede de él: aunque no sea tan caliente³⁸⁷, cumple con su tarea de separar y disolver las densas concentraciones de aire—. Incluso los lugares [col253] que están tan cerrados que no pueden recibir ni la luz del Sol también reciben de alguna manera su calor a través de una especie de luz triste y nublada que es capaz de llegarles y están menos agarrotados de día que de noche.

Por tanto, afirmamos que las condiciones atmosféricas suelen provocar la brisa antes del amanecer y que, cuando el Sol la toca, desaparece.