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Capítulo 28: Más de lo mismo
Así pues, la causa de los vientos —según mis apreciaciones— estriba en la evaporación de agua y tierra: a partir de este proceso el aire adquiere mayor peso y luego se libera de él con el empuje que se crea cuando aquellas partículas, que antes formaban un cuerpo denso, al aligerarse intentan expandirse —como es natural— por un lugar más amplio. Sin embargo, existe una razón que es mucho más válida y verdadera a la hora de explicarlo: el aire posee una fuerza natural para moverse, que no es que le venga dada por otro, sino que es inherente a él, puesto que también el agua tiene la capacidad de moverse por sí sola incluso cuando no hay viento.
Guillermo de Conches: El viento no surge —como afirma Demócrito— a partir de unos átomos que se han reunido en una pequeña parte de la atmósfera y que se empujan unos a otros, sino que es más acertado pensar que la creación de los vientos se origina en el choque entre las olas del Océano. De este tema vamos a hablar a continuación.
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A veces, surge un humo de la tierra en el que se elevan partículas de agua y de tierra, cuya tendencia natural es a descender, pero a las que el empuje del humo ascendente les hace subir. Como consecuencia de estas fluctuaciones, el aire se desplaza hacia algún otro lugar y de ahí surgiría el viento: [col250] esta sería una segunda explicación al origen de los vientos.
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De la misma manera, existen lugares en la tierra repletos de cuevas, como era de esperar, de naturaleza seca. Así pues, cuando se introduce una corriente de aire en las cuevas de la tierra, otra se esfuerza por salir: por este conflicto se generan vientos y se consideran esas regiones como ventosas. 380
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Además, a veces las nubes subterráneas también producen viento: es de sobra conocido que las aguas fluyen hacia dentro de la tierra por las cataratas y sobre las aguas se queda aire en estas cavernas subterráneas. No obstante, la frialdad del agua hace que ese aire se condense en forma de nube, una nube que se desplaza bajo tierra y que muchas veces causa terremotos. Y si se encuentra con una tierra endeble, la rompe, lo que frecuentemente destruye ciudades enteras, pero si se encuentra con un agujero abierto, surge por ahí a presión y de ahí se produce el viento.
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También las nubes más altas, cuando se rompen y dividen, generan vientos. Estas se forman así, cuando unos cuerpos diferentes suben en el vapor de la tierra, es decir, en el humo. Algunos cuerpos son cálidos, otros fríos, unos húmedos y otros secos: cuando en un solo ente se reúnen multitud de elementos diferentes, se producen unas nubes cóncavas que dejan entre sí unos espacios como un tubo, a la manera de una estrecha flauta, donde queda encerrada una ligera corriente de aire que no busca otra cosa que romper cuanto se cruce en su camino y escapar en forma de viento. Este viento que llega desde las capas altas y rompe el aire a su paso es un viento tormentoso, porque ni se ha desparramado ni ha salido por un agujero. Y mientras baja, a cuantos vientos se encuentra a su paso, los absorbe, de la misma manera que un torrente va creciendo mediante la acumulación de diversos caudales. Por tanto, se suelen reunir varias corrientes de aire arrastradas desde muchas partes del cielo y se sufre a ras de suelo su fuerza y mayor duración.381
Por tanto, la creación del viento es la consecuencia de la división de una nube, que puede suceder de las más diversas maneras, algunas veces de acuerdo a nuestras predicciones, otras debido a los rayos y al calor del sol y otras a raíz de la atracción de los cuerpos en ella contenidos. Así pues, una brisa violenta es un viento ligero.382
Capítulo 29: Las cualidades de los vientos
Uno puede preguntarse: ¿cómo es que, dado que el viento es aire fluyendo hacia algún lugar y se dice del aire que es cálido y húmedo, el bóreas se considera un viento frío y seco? La respuesta a esta pregunta es que ningún elemento puede variar tanto como el aire, debido a su ubicación entre el elemento frío y el elemento caliente: rápidamente puede cambiar de naturaleza.
Por su proximidad a la tierra, puede adoptar sus cualidades: según sean en cada uno de sus puntos cardinales, así surgirá el viento. Oriente es cálido y húmedo, por lo que de allí surgen unos vientos cálidos y húmedos; en cambio, Occidente es frío y seco, por lo que sus vientos serán fríos y secos. Los dos polos de la tierra son fríos y húmedos: los vientos de allí son fríos y húmedos. No obstante, aunque el viento del Sur es en origen frío y húmedo, como por su camino cruza el tórrido ecuador antes de llegar a nosotros, por su ruta deviene en cálido y trae lluvias, pues ahuyenta a las nubes hacia este rincón de la tierra donde vivimos: de ahí que se le considere un viento húmedo. En cambio, el viento del Norte, aunque en origen es húmedo, a nosotros nos trae cielos despejados porque ahuyenta a las nubes: de ahí que se le considere seco por el efecto que causa.
Quizá me preguntes que, si un viento es húmedo—tal y como tú afirmas—, ¿cómo es que todos los vientos, si no vienen acompañados de lluvias, secan el agua que hay en la superficie de la tierra, en los vestidos, en las plantas o en los árboles? Mi respuesta es la siguiente: un viento que es húmedo, como el viento del Sur, es también cálido: el calor seca. En cambio, los vientos que son fríos también secos, por lo que es lógico que sequen o mejor dicho, siguiendo los postulados de la Filosofía, que no concibe lugar en el mundo para la muerte, no hay nada que desaparezca en el mundo, pues los cuerpos, que tan solo el vulgo considera que desaparecen, si están compuestos de elementos, solamente se separan en los elementos que los componen y, si son elementos en forma pura, se transforman en otros. Por tanto, el agua presente en la superficie de la tierra, en un paño, en las plantas o en los árboles se convierte en aire cuando el viento la toca: en consecuencia, la tierra, la tela y todo lo que por su naturaleza es seco, se torna seco de acuerdo con sus propias características. [col251]
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