Isidoro, en la obra antes citada671: Las mareas son propias del Océano, los estrechos a dos mares672. Pues la marea es la subida o la bajada de la mar —es decir, su desasosiego—, mientras que el estrecho recibe ese nombre porque allí el mar siempre hierve673, pues un estrecho es un lugar angosto y que se denomina así como si hirviera a causa del bullicio de las olas, como el estrecho de Gibraltar674 o el de Sicilia. Varrón afirma que los estrechos reciben este nombre como si estuvieran hirviendo —es decir, hirvientes— y en plena ebullición. El estrecho de Sicilia, que también se conoce [col321] como el de Regio675, es especialmente angosto, pues separa Italia de Sicilia por tres millas y es conocido por sus fantásticos monstruos, Escila a un lado y Caribdis al otro. Los lugareños han bautizado como Escila a una roca que sobresale contra la mar, parecida, a lo lejos, al aspecto de un monstruo y, como cuando las olas rompen allí parecen oírse ladridos, le atribuyeron a la piedra la forma del monstruo de la leyenda, semejante a un cuerpo humano con cabezas de perro. Caribdis recibe su nombre porque se tragaba las naves con sus ocultos remolinos: es una mar muy encrespada donde suelen emerger pecios de naves. Cada día absorbe y escupe el mar tres veces, pues las absorbe para escupirlas y las escupe para poder absorberlas de nuevo.
Las sirtes son unos bancos de arena en la mar676 y reciben tal nombre por su fuerza de arrastre, ya que todo lo arrastran hacia sí y enseguida se adhieren a cualquier nave que se aproxime a esos bajíos. Los bajíos son lugares, en los mares o en los ríos677, por donde un hombre o un animal puede transitar a pie.
Extracto del libro “La descripción del mundo”678: Hay en el Océano un remolino que absorbe todas las aguas y naves —cuando sale la Luna y sube la marea, altera la mar y expulsa679—. Se creó de la siguiente manera: hay en la tierra un gran abismo, del cual se escribió “se rompieron las fuentes del gran abismo680”; a su lado, hay unas cavernas y grutas anchas y espaciosas, donde se generan, a causa del gran torbellino de agua, unos vientos llamados “procelosos”. Estos vientos atraen a las aguas de mar hasta su remolino a través de las anchas cavernas y luego, con su gran fuerza, las obligan a surgir de nuevo.
Capítulo 23: Los diluvios
Guillermo de Conches: Cuando se coloca el agua, tal y como ya hemos dicho, por debajo de la fuente de calor, la humedad crece y supera al calor durante un tiempo hasta que se multiplica hasta un punto en el que que ya ninguna tierra la puede contener y se desparrama e inunda las tierras; por otro lado, cuando la sequedad de la tierra es capaz de consumir su humedad, el calor enseguida aumenta y supera a la humedad, hasta que llega a difundirse por la tierra y la abrasa. Objeción Pero quizá me digas: si vemos cómo cada año la humedad crece en invierno y se seca en verano y el calor del verano se desvanece en invierno, ¿cómo puede haber una inundación o una sequía? Respuesta Si este, el calor, siempre destruyera —te respondería— la humedad en igual medida que la humedad acaba con el calor, entonces nunca habría un diluvio. Pero si un verano fuera menos cálido y seco de lo normal y por tanto, consumiera menos a su opuesto, entonces el invierno siguiente sería más frío y el aire podría espesarse más, que se convertiría en agua o, mejor dicho, lluvia, y así año tras año Cataclismo hasta que llegara el cataclismo. Si, por el contrario, los inviernos fueran menos húmedos y fríos durante mucho tiempo, al final se produciría la sequía.
También pueden suceder por otros motivos: no hay duda alguna de que por las entrañas de la tierra discurren vastos ríos, que en determinados momentos suben a la superficie y provocan diluvios; por otro lado, cuando las aguas que riegan la faz de la tierra se retiran a su interior y no queda nada que pueda resistir al calor, se produce una sequía. Hay quienes defienden que estos fenómenos suceden debido a que coincide el ascenso o el descenso de varios planetas a la vez: si todos los planetas se alejaran de la Tierra al mismo tiempo y estuvieran más alto de lo habitual, se consumiría menos humedad y por tanto esta crecería, se extendería por todas las tierras y diluviaría; en cambio, si solamente uno, dos o tres planetas se elevaran por su cuenta, la humedad no crecería tanto: lo que crecería por el alejamiento de unos lo perdería por el acercamiento del resto. Al contrario, si todos los planetas se acercaran al mismo tiempo, su proximidad cuartearía las tierras y produciría sequía, pero si tan solo descendieran dos o tres, estos causarían más calor por su cercanía mientras que la lejanía de los otros menos.
Has de tener en cuenta que hay dos tipos de diluvio, uno a nivel mundial y otro a nivel local. No puede haber más de un diluvio mundial, pero sí muchos locales. Por esto dice Platón que ya han caído muchos diluvios, hecho que también San Agustín corrobora.
[col322] Capítulo 24: Las fuentes
Etimología de ‘fuente’ Isidoro: Una fuente es donde nace el agua y recibe tal nombre porque allí se derraman las aguas.
Guillermo de Conches: El agua, si mientras se mueve bajo tierra llega al final de su conducto y no puede abrirse paso debido a la densidad de la tierra ni puede volver hacia atrás a causa del agua que le sigue, brota en la superficie de la tierra y forma una fuente perenne, que será mayor o menor según la cantidad de agua que transportara ese conducto, mientras que el sabor lo adquirirá en función del tipo de tierra que atravesó.
Compara una fuente con las gotas de sudor Adelardo: A mi parecer, una fuente en un terreno ya húmedo es como una gota de sudor en un cuerpo sudoroso: cuando la tierra se satura de humedad, si toda la humedad se ha reunido en un lugar concreto, puede brotar una fuente. Por tanto, siempre que ese terreno no deje de producir la suficiente humedad como para que rezume y se formen gotas, la fuente permanecerá. Esta es la explicación de por qué en los lugares donde no hay suficiente humedad las fuentes no tienen agua en verano, cuando el calor del estío las seca, pero en invierno sí que hay agua en abundancia.
— “A mí me dejan asombrado —me podrás decir— las fuentes que nacen en lo alto de las montañas: ni veo cómo un río puede subir hasta allí, pues está toda rodeada de llanos, ni consigo entender cómo puede nacer allí el agua.”
El origen de las fuentes de las montañas está en los ríos —“Mientras que [en la superficie de la tierra] los ríos pueden dividir su curso de diversas maneras — te respondo—, en las entrañas de la tierra puede pasar que a veces un río se tope con una concentración de piedra blanda que le obligue a subir hacia arriba, si tiene el camino abierto: así pues, mientras suba, brotará, cosa que incluso se puede comprobar en las canalizaciones de los hombres, donde se obstaculiza el curso de las aguas y se consigue retorcer su camino hacia diversos lugares mucho más de lo esperable.
Opinión del autor: El agua de la fuente brota de la tierra limpia, transparente y fría, aunque en invierno sale más caliente. Los viajeros agradecen mucho la presencia de una fuente para poder beber, porque calma la sed y refresca. Cuanto más clara es, más fácil es que se enturbie. Las fuentes nacen del mar La fuente toma el agua de mar a través de ocultos canales, la convierte de salada en dulce y luego la vuelve a enviar al abismo donde se origina a través de arroyos y ríos a cielo abierto.
Extracto del libro sobre la naturaleza del mundo: A veces el agua de una fuente puede no ser pura aun cuando puede lavar el resto de cosas. Las montañas son como unas esponjas Las fuentes de montaña se originan en las propias montañas, porque las cimas de las montañas, como unas esponjas que absorben el agua y poco a poco la almacenan. El origen de todas las fuentes está en la mar y de las fuentes nacen los ríos, de tal manera que podríamos decir que una fuente no es un río y viceversa, pero que al mismo tiempo sí son lo mismo, de la misma manera que un padre y un hijo comparten la misma esencia.
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