Concepto de medio ambiente en la obra de vicente de beauvais


Capítulo 91: Las emanaciones o, mejor dicho, los múltiples tipos de evaporaciones



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Capítulo 91: Las emanaciones o, mejor dicho, los múltiples tipos de evaporaciones


Opinión del autor: La presión que ejerce el aire de las capas bajas también puede originar exhalaciones —vapor y humo—. Por tanto, intentaremos explicar aquí el tema en unas pocas palabras: una exhalación o evaporación es una elevación o sublimación de una sustancia liviana que asciende desde un cuerpo denso: la principal causa de este fenómeno es el fuego o los rayos del Sol, porque es la causa de que se disuelvan.

Extracto del libro “Los vapores”: El fuego, al ser un cuerpo que atrae a sus semejantes, no puede sufrir evaporación alguna, porque todo cuanto se evapora lo hace bajo la forma de algo más liviano que antes y no hay nada que tenga un cuerpo más ligero que el fuego. El aire tampoco se puede evaporar, porque todo cuanto se evapora lo hace bajo la forma de un humo más liviano que su anterior cuerpo y encendido: como esto nunca le puede suceder al aire, nunca podrá evaporarse. El agua, por su parte, se evapora, si el fuego la calienta, como un humo más liviano que en su forma líquida y deja tras de sí un residuo terrestre: de ahí que, cuando se hierve el agua, es el agua lo que se evapora. Sin embargo, no hay que perder de vista que esta sustancia terrestre está mezclada con los elementos húmedos [en el líquido]553: así el calor, que se nutre de los elementos terrestres, puede evaporar lo húmedo, como se observa en el vino554. El hierro no se evapora En cambio, el fuego no puede evaporar el hierro sino que, cuando lo calienta, la propiedad escamosa de las sustancias terrestres que lo componen impide que su humedad se evapore y permanece líquido, como sucede con el acero —como explicaremos más abajo—. También vemos que cuando se funde la plata para depurarla el calor del fuego sublima el plomo, al igual que sucede cuando se purifica el oro. Nota De hecho, los orfebres sarracenos extraen su oro de una tierra con alto contenido plúmbeo y cuando introducen el material bruto en los hornos para purificarlo consiguen que el calor exhale el plomo sin perder nada de oro.

De la misma manera que, cuando un hombre se emborracha, la bebida se evapora hasta el cerebro, su cerebro empapado se ocluye y el hálito, el causante de que el cerebro esté caliente, rebota hacia abajo, es decir, hacia las extremidades, como las manos y los pies —por esto es habitual que un hombre bebido tenga las manos y los pies calientes y la frente fría—. Cuando se esparce algo de agua sobre una plancha de plata muy caliente, provoca que el gas que había quedado encerrado entre el recipiente y la plata descienda al fondo del recipiente y su movimiento hace que la plata se eleve, porque pasa a ocupar en el fondo el lugar de la plata y entonces una vez que la plata se ha enfriado aparece en el fondo un agujero, tal y como sucede en toda combustión. El plomo a veces se evapora pero a veces se torna viscoso, por lo que aquellos que quieren fabricar vidrio con él lo mezclan con tierra fina: el plomo forma una pasta con las partes de tierra y se funden ambas partes por la acción del calor.

Muy variados son los tipos de evaporación del vino, del acero, de los cuerpos acuosos y terrestres y especialmente de la [col291] corrupción y putrefacción de los cadáveres y semejantes.

Capítulo 92: Los vapores que emana la tierra


Puesto que la Tierra es esférica555, el vapor que surja de ella adoptará un forma esférica también. Este vapor, si tiene un composición al elevarse proporcionada —es decir, si no tiene mucho más de un tipo de vapor que de otro—, puede suceder que cuando se condense tenga una forma de lente y se interponga en el camino del Sol, es decir, como arco iris, que consiste en la formación de una nube cóncava en el camino de los rayos del Sol cuyo brillo reflejará; este es el motivo por el cual no puede aparecer si no está en dirección opuesta al Sol.

Nunca habrá más de dos arco iris, uno opuesto al Sol y el otro a la Luna, tal y como podemos ver en las tardes de verano: cuando el Sol está en Occidente, surge el arco iris —en Oriente— y entonces, cuando la Luna sale por el Sur, se puede ver otro arco en el Norte. Cuando aparecen en el cielo este tipo de arco iris de color amarillento —cuya aparición se explica por una salida de aire caliente a borbotones a través de los poros de una tierra húmeda—, se presagia un incendio a corto plazo: el aire caliente, el exceso generalizado y desmesurado de calor provocará ese incendio, si acaba sucediendo. Estas condiciones atmosféricas son similares a las que anteceden los diluvios: ¿Qué origina los diluvios? el calor, cuya fuerza se ha ido multiplicando encerrado en el fondo del mar y bajo la corteza de la tierra al no poder liberarse o transpirar a través de la tierra, se concentra y condensa en un momento dado y, al final, cuando ya ha adquirido tanta fuerza que es capaz de surgir desde los abismos —es decir, desde el fondo de la mar y la tierra— brota y arrastra consigo una gran cantidad de humedad hacia arriba, lo que da lugar a las lluvias de cuarenta días y el mar en ebullición inunda todas las tierras. Respecto a por qué los arcos iris no aparecen de noche, ello se debe a que el brillo de la Luna llega a la tierra con tan poca fuerza que genera muy poco calor, por lo que no es capaz de disolver y elevar la densa humedad terrestre como para que adopte esa forma de arco en lo alto.

Por ejemplo, el pan, recién sacado del horno, como tiene la humedad repartida por los poros y la acción del calor lo ha hecho menos denso, está blando pero, cuando ya ha exhalado su humedad, se endurece; de la misma manera, la tierra, toda vez que haya expulsado la humedad más liviana y perceptible y sólo permanezca una densa mezcla556, será también dura y seca como una piedra y recibirá el nombre de tierra pétrea, cuya superficie cuarteada podemos ver que se extiende a su alrededor y más allá. Cuando acaece un movimiento de tierras, su estruendo se puede escuchar por todos los alrededores, al igual que sucede cuando se corta leña seca pero no, por ejemplo, cuando se corta lana blanda y mojada. Respecto al hecho de que sea el vapor preso en la tierra el causante de los terremotos, creo que lo demuestra el que a los terremotos les siga viento, puesto que el viento es vapor terrestre [en movimiento]. No obstante, no se puede producir un terremoto por más vapor que haya acumulado en la tierra a no ser que la tierra sea dura, porque el vapor puede atravesar una tierra que esté llena de poros anchos y abiertos y nunca quedaría allí retenido: En Libia los terremotos son escasos ¿por qué? esta es la causa de que en Libia, que es arenosa, no haya terremotos, nunca, pero tampoco crezcan las hierbas, porque los nutrientes también se han evaporado. En algunos lugares de la tierra sucede incluso que la presión de la tierra sobre la humedad provoca que esta se torne más grasosa, como en un estercolero, por lo que como resultado se genera un graso y denso betún y también oropimente, como se comentará después.

Capítulo 93: Las emanaciones del agua, el vinagre y el vino


Si se calienta el agua a fuego, esta se evaporará, tal y como se ha dicho, como un humo más liviano que en su estado líquido y dejará un residuo terrestre: por esto, cuando se hierve, su propio hervor la hace más liviana y si luego se deja en una olla durante la noche se podrá observar en el fondo la presencia de un poso terrestre; de la misma manera, el vinagre se evapora como vapor de agua insípido y deja luego algunos residuos terrosos. El vino se evapora en forma de agua mediante la sublimación del agua rosácea557: cuanto más fuerte es el vino menos agua se extrae y más residuos terrestres quedan: el vino tinto es más terrestre [col292] y se evapora menos; también es más caliente, pues al ser más terrestre tiene más calor dentro suyo y lo conserva por más tiempo que uno menos terrestre: esto también se puede comprobar en el caso del hierro, que permanece caliente mucho más tiempo que el agua.

No obstante, cabe tener en cuenta desde un principio que el vino está compuesto por dos líquidos, uno más denso y el otro aceitoso, que es el que alimenta su calor natural. Así pues son dos las sustancias que se evaporan, primero el agua insípida, como se ha dicho, que consiste en un tipo de humedad más densa, y luego el óleo, que es básicamente un humor más liviano y aceitoso: así pues, su evaporación es doble en cualquier cosa que posea características terrestres, primero el agua y luego el óleo. Sin embargo, las causas de esta doble evaporación son similares: ya sea porque, cuando el calor afecta al vino, aquel elemento acuoso que hay en el óleo al punto sufre más —debido a la tensión que se produce entre elementos contrarios—, se pone mucho más caliente y se acaba evaporando, ya sea porque el calor natural se mantiene en el humor aceitoso y así perdura más tiempo en aquello en lo que se mantiene que aquello en lo que no se mantiene, la conclusión es que, cuando actúa el calor, si los elementos terrestres están mezclados con los húmedos, los terrestres —tal y como ya se ha demostrado con el vino— provocan que los húmedos se evaporen. Y en el caso del hierro, las propiedades escamosas de las sustancias terrestres que lo componen impiden que se evapore, como ya se ha comentado hace poco.


Capítulo 94: Las emanaciones que brotan del cuerpo humano


Al igual que entre los objetos la evaporación se produce a través de la sublimación, con el estómago del cuerpo humano sucede lo mismo: si se ingiere vino, este se evapora a través de las finas venas desde el estómago e incluso desde el hígado hasta el cerebro; una vez allí, este vapor húmedo se ve privado de ese hálito caliente que le había acompañado antes y, a causa de la frialdad propia de esa parte del cuerpo, se coagula en una sustancia más densa. Además, de la misma manera que el vapor húmedo que se ha liberado de la tierra asciende hasta las capas frías de la atmósfera y, toda vez que allí se ve abandonado por el cálido hálito que lo empujaba, se coagula y desciende de nuevo en forma de lluvia, también así el vapor húmedo que ha surgido del vino desciende desde el cerebro hacia la zonas más densas del cuerpo a través de las mismas finas venas por las que ascendió, por lo que, si está despierto, el cuerpo suele moverse más mientras el vapor baja y el aliento es más espeso al estar bajando [por el cuello]; además, a los hombres que tienen delgadas venas en sus cuellos el alcohol los adormece más y, mientras están dormidos, se mueven más, porque no tiene este humor vía libre en su descenso. Por eso Aristóteles afirma que los hombres que tienen las cabezas grandes y los cuellos delgados duermen más cuando han bebido mucho porque entonces una gran cantidad de liviano vapor húmedo asciende hacia el cerebro a través de las finas venas y, como lo tienen más grande, cabe una mayor cantidad y también se coagula mucho más. Luego, como tan gran cantidad no puede bajar rápidamente, permanece más tiempo en el cerebro y obstaculiza el paso de la respiración, por lo que más perduran las ataduras sobre los sentidos. Así pues, se produce un largo sueño, porque la humedad coagulada en el cerebro obstaculiza durante más tiempo el camino de la respiración, ¿Por qué los epilépticos duermen más? tal y como acontece a los epilépticos. El filósofo afirma al respecto que el sueño de la epilepsia es particular, que su humor relaja mucho los músculos y provoca la parálisis. Porque si el vino es por sí mismo cálido y seco, está claro que no relaja los músculos mientras mantenga sus propiedades cálidas y secas que lo alzan hasta el cerebro. Pero una vez que lo pierde, se coagula en líquido espeso: igual que una gran cantidad de lluvia es capaz de dejar la tierra mojada, también este humor, cuando desciende desde el cerebro hasta el estómago, licúa todo cuanto se encuentra en el estómago y produce flujo en el vientre.

Cuanto más denso sea el líquido originario de este vapor que se coagula en el cerebro tanto más tardará la acción del cuerpo en poder depurarlo: [col293] por esto dura más la humedad que crea la cerveza que la del vino, y más la del vino tinto denso y fuerte que la del fino blanco. Al final, cuando aquella humedad coagulada obstaculiza la entrada al cerebro de la respiración, como sus exhalaciones no tiene la suficiente fuerza como para atravesar los obstáculos, descienden hacia las extremidades, es decir, a las manos y los pies, por lo que es habitual que un borracho tenga la frente fría pero las manos y los pies calientes y temblorosos. ¿Qué es una borrachera? La borrachera no es más que un vapor que ha brotado del vino que obstaculiza la entrada al cerebro del hálito y que al final vuelve a descender del cerebro al estómago.


Capítulo 95: Las emanaciones de los árboles


Dado que hay dos tipos de vapor, uno terrestre y viscoso y otro húmedo, por el interior del tronco y la corteza de cualquier árbol ascienden también ambos vapores, el terrestre y el húmedo. Estos vapores, en el caso de que su cantidad en el interior del árbol se aumentara mucho, necesitarían surgir de él y lo harían abriendo fisuras en su corteza: cuando brota el húmedo, lo hace convertido en la materia de las hojas, mientras que cuando brota el viscoso, se convierte en la materia de los frutos. Rosas para Navidades A causa de esto, quienes desean tener rosas para el día de Navidad ciñen —según se dice— a principios de mayo el rosal taponando todos los conductos desde el tallo hasta la punta de las ramas: luego, a medida que ambos vapores van llegando desde la tierra al interior del tallo y las ramas, allí dentro aumenta paulatinamente su cantidad pero, al no poder brotar, se calma su calor. Posteriormente, cuando ya solo quedan unas tres semanas o un mes para el día de Navidad, el campesino libera el tallo y las ramas de sus ataduras y entonces aquel vapor cuya cantidad se ha ido almacenando brota bajo la forma de verdaderas rosas en virtud de esa capacidad transformativa que tiene.

Ejemplo Por poner un ejemplo: si a un hombre hambriento se le dan dulces, sus miembros arrastran con tal fuerza la dulzura que esta tapona las vías por las que el alimento debería llegar a los miembros hasta que no se elimine aquello que tapa la vía; en el caso de los árboles, que tienen un alma vegetal voraz, sucede lo mismo: si se quedan sin agua y les llega el agua de lluvia o un vapor húmedo, lo absorben cuando está en ebullición bajo tierra a través de sus poros con tanta fuerza desde lejos que a mi entender se produce dentro de un árbol un coágulo de vapor denso que impide que el alimento pueda alcanzar en su mayor partes las ramas. Cuando sucede esto, cobra fuerzas en el interior del árbol un calor que dispersa este vapor recibido y lo calienta, por lo que el vapor, cuando el lugar que antes lo albergaba se le ha quedado pequeño debido al enrarecimiento reinante, brota, según lo que dicte su capacidad de transformación, como hojas o como fruto. Pero una vez que aquella humedad que obstaculizaba las vías del árbol ya se ha digerido, si el tiempo es cálido y el lugar carece de humedad —que es lo que alimenta los frutos del árbol—, entonces el calor, con la fuerza adquirida, hará que los frutos maduren y caigan a la tierra por la falta de alimento. ¿Cómo puede dar un árbol fruto varias veces en un año? En este caso, si entonces cayera una buena lluvia después de esta sequía, los árboles árboles absorberían una desmesurada cantidad de vapor, a causa de lo cual se generaría una cantidad semejante de frutos —tal y como se ha dicho—. Es este tipo de abundancia el que provoca que algunos árboles puedan dar varias veces frutos en un año, pero tan solo puede suceder en lugares cálidos donde haga mucho calor con breves períodos de lluvia intercalados, como en Mauritania558.


Capítulo 96: Las emanaciones que brotan de la podredumbre


San Agustín, La ciudad de Dios, libro 19: Si nadie se preocupa de enterrar el cadáver de un animal muerto [col294] para impedir que se descomponga y se pudra sino que se deja que la Naturaleza siga su curso, durante un tiempo habrá una gran agitación de diferentes exhalaciones que son perjudiciales para nosotros —eso es el mal olor que notamos— y no cesará hasta que no tengan a bien las leyes naturales y poco a poco, pasito a pasito, se vayan apaciguando.

Extracto del libro de los vapores: Tal y como en un cadáver se generan una serie de tenues vapores húmedos que surgen del mismo cuerpo del animal, en el caso del agua estancada, cuando el calor que la rodea domina al calor del agua estancada, aquel puede atraer una serie de vapores húmedos que alimentarán el propio calor del agua. Además, cuando aquellos vapores son abundantes en superficie del agua y se les suma el propio calor del agua, Las hierbas del agua podrida suelen brotar unas minúsculas hierbecillas sin raíces que nadan por la superficie del agua: de ahí que se suela comparar la aparición de pequeños animales en los cadáveres putrefactos con las hierbecillas que flotan en la superficie de las aguas podridas.

¿Por qué no se pudre el agua de mar? Sin embargo, el mar no se puede pudrir, al igual que el agua corriente. Aristóteles opina que esto se debe precisamente al hecho de estar en movimiento, pero yo creo que no es el movimiento el que impide que las aguas se pudran sino que el propio movimiento es una señal de que abunda en ellas un elemento cálido y que mientras siga así no se pudrirán. La putrefacción consiste en la transmisión del calor natural del cuerpo al aire que lo rodea559 y el movimiento de los líquidos es una clara señal de calor, porque, cuando no se mueven sino que están quietos, se congelan por la ausencia de la presión del aire cálido que antes estuvo dentro suyo.


Capítulo 97: Las emanaciones que vienen producidas por una atracción


Todas las evaporaciones —o, mejor dicho, emanaciones— mencionadas hasta ahora acontecen por elevación —o, mejor dicho, sublimación—, pero también las hay que emanan a causa de una atracción.

A veces, la atracción se debe al vacío, como se puede observar en una ventosa de vidrio en el agua560: cuando se enciende una vela, enrarece el aire presente en el interior del vidrio y llega a enrarecer tanto la esencia del aire que incluso puede apagar la llama de la vela. Por su parte, cuando se pega la ventosa al cuerpo, su propia naturaleza hace que el aire se comprima en el interior de la campana y ocupe entonces un lugar más pequeño que antes pero, para que el espacio que antes ocupaba el aire enrarecido no quede vacío, sale sangre del cuerpo para llenarlo. También sucede lo mismo si observamos a contraluz un jarrón lleno de agua con otro con vino, de tal manera que la superficie del vino y del agua estén al mismo nivel: si se intenta verter de golpe el contenido de ese jarrón —siempre y cuando tenga el cuello estrecho— en el otro jarrón de agua, entonces el vino no podrá pasar a ese otro jarrón con agua, sino que sólo teñirá el color y el sabor del agua. La mezcla resultante, en su sustancia, es agua igualmente y es por esto por lo que engaña a los ricos, cuando en un ataque agudo de fiebres desean vino, porque tienen suficiente conque se les dé esto en vez de vino. Formas de purificar el vino rebajado Por ejemplo: cuando un tallo grande de junco seco que se ha visto privado del agua se introduce en la mezcla de agua y vino, el junco absorberá por su naturaleza la humedad acuosa de la que se vio privado y dejará el vino puro. Esto también sucede con la clara de un huevo, cuando se queda el agua que la compone pero sin la viscosidad: en invierno, cuando se le quita a la higuera un trozo de corteza —por lo que se le priva de su savia viscosa— y se introduce en clara de huevo, esta no absorbe más que la parte viscosa de la clara y deja tras de sí el agua de la clara.

También se produce una atracción cuando algo absorbe lo salado de la tierra, de tal manera que la tierra se queda dulce. Otro tipo de atracción es la que se fundamenta en la fuerza del calor y la sequedad: cuando algo cálido y seco rodea algún cuerpo que tiene el humor idóneo para alimentar ese calor [col295], atrae hacia sí la humedad que había en aquel cuerpo. Si esta humedad además estuviera caliente, se extraería de la superficie del objeto, cosa que provoca que —si era blanca— ennegrezca. Y esta es la causa de por qué el curscyphus561, que está formado por una pizca de cobre mezclado con plata, ennegrece cuando se pone al fuego, como comentaremos más tarde en el apartado de los metales.

Capítulo 98: El humo


Opinión del autor: El humo es —tal y como afirma Aristóteles en su tercer libro sobre “Los fenómenos atmosféricos”— vapor quemado. Sin embargo, hay varias clases, como se explicará después.

Extracto del libro “La descripción del mundo”: El humo asciende a partir de la parte de agua, pues todo cuerpo consta de cuatro elementos: es leño562 aquel cuerpo que una vez le alcanza el fuego arde todo el combustible del fuego que en él hay; el elemento de tierra se convierte en cenizas y el de aire y agua desaparece en el aire. Por tanto, el humo es amargo, porque la naturaleza del agua es salada o porque está mezclada con tierra.

Hugo, Los seis días: El humo no es otra cosa que una masa de minúsculas gotas de agua que se han elevado debido a la fuerza del calor.



Opinión del autor: El humo es perjudicial para los ojos. Al mismo tiempo, unas partes de humo se van generando y otras, que ya se ha generado, se desvanecen en las alturas, pues cuando asciende su masa se aligera y se dispersa.

Los tipos de humo más fuertes Avicena: El humo es una sustancia térrea y liviana, digestivo y disolvente. El abanico de sustancia que lo forman es muy amplio, todos sus tipos resecan y tienen poca capacidad de encenderse. La ceniza más fuerte de todas es la de alquitrán, es decir, de brea líquida, luego la de pez húmeda, la de resina de estoraque, la de la mirra, la del incienso y por último la ceniza de resina de terebinto. Respecto al humo, todos consideran que el más fuerte es el de nafta; por contra, el humo de incienso y de terebinto se utilizan como medicamentos contra las úlceras en los ojos, y además impiden el nacimiento de pelos ocultos, el curso563, la corrosión de la piel y las humedades, que son la causa de las inflamaciones oculares y úlceras en los lacrimales.



Alberto564: Si alguien nos pregunta qué diferencia hay entre las exhalaciones, las evaporaciones y el humo, responderemos que el humo propiamente es todo aquello que ha brotado a partir de un fuego caliente exterior —es decir, a partir de su acción— de acuerdo con las propiedades del fuego, a saber, terrestre y seco, características semejantes a las del olor del humo. El humo es el vapor de la tierra, tal y como se define en la obra sobre “Los fenómenos atmosféricos”. Así pues, el vapor es cuanto brota a causa de un calor interno y una emanación es todo aquello que, debido a la acción interna de algo caliente, brota naturalmente caliente y mezclado con una humedad que posteriormente se secará.

Capítulo 99: Las tres variedades de humo565


Isaac: El humo se suele dividir en tres variedades: el primer tipo de humo es tranquilo, no tiene ningún movimiento ni olor; el segundo se mueve más rápido, tiene un olor penetrante y está a merced del aire; el tercero, por su parte, está a medio camino entre los otros dos, porque aunque sí que se mueve, huele un poco y está a merced del aire, su composición está bastante equilibrada.

Evidentemente, el primero nos señala que una sustancia terrestre densa está en un pesado proceso de disolverse en el aire y convertirse lentamente en aire; de todas formas, aunque no significara nada de eso y no nos diera ninguna pista sobre de qué material está compuesto, su falta de movimiento y su resistencia a las corrientes de aire nos dejaría bien clara su densidad. En cambio, el segundo nos indica que la materia que lo compone es penetrante, muy liviana y cálida, y se divide en dos tipos: la primera tiene una composición moderada en virtud de su fuerza y capacidad de atravesar el aire y es adecuada en una masa de aire inmóvil; en cambio, la segunda tiene una composición desequilibrada e inadecuada en un entorno cerrado, pues nos revela que es portadora de una gran cantidad de humores perjudiciales y corruptos, ya que las cualidades naturales han abandonado el cuerpo.

Por este motivo, esta clase de humo resulta repugnante a la naturaleza del cuerpo humano [col296] y su terrible olor es un claro síntoma de la corrupción de su sustancia, que ha tenido lugar debido a la acción de un calor antinatural o a la putrefacción de la humedad que lo componía. Un alimento, si apesta por el primer motivo —es decir, porque el calor que contenía ha causado que hiervan sus humores y de ahí procede el mal olor— provoca corrupción en nuestro cuerpo y genera una podredumbre en el estómago cuyos humores son pésimos para el cerebro; en cambio, si la corrupción del alimento se debe al segundo motivo, ni apestará ni nos ofrecerá su fetidez sino que tendrá un olor pesado y, en el caso de que se coma, aunque sea malísimo no será tan perjudicial como aquellos otros que apestan.

Como conclusión, si su olor es moderado, nos desvela un equilibrio en sus componentes; si su olor causa asco, puede ser apestoso o pesado: si es apestoso, nos señala que ya carece de su calor y fuerza natural; si pesado, la ebullición y podredumbre de la humedad.



Apunte del autor: Respecto al humo fétido que suele rodear a los cadáveres ya se ha hablado anteriormente.

Capítulo 100: Una teoría general sobre los olores


Opinión del autor: Puesto que en toda evaporación —que es susceptible de oler— podemos encontrarnos con emanaciones y humos, estos nombres se atribuyen a los olores, pues el olor tiñe el aire: ¿De dónde viene aroma? de ahí que, según Isidoro de Sevilla, aroma se parezca mucho a aerioma.

Guillermo de Conches: Los cuerpos tienen una cualidad que se denomina “olor”; por su parte, el aire asume las cualidades de aquellos objetos con los que está en contacto: el color, el olor, el sabor, la frialdad, el calor, la aspereza, la suavidad y, sobre todo, la forma, y las guarda en su interior con fidelidad. Por tanto, cuando el aire toca una fruta, asume el olor que hay en ella y entra transportándolo por las fosas nasales, donde hay dos pequeños apéndices colgando, similares a unas mamas, que sobresalen del cerebro y que están conectadas con él a través de un nervio que, especializado en percibir esta cualidad, transmite lo inspirado a través de los apéndices hasta el cerebro donde, evidentemente una parte del órgano, al recibir el olor, da una imagen al aire en la celda de la lógica [¿del cerebro?].

En verdad, debemos admitir que el olor no lo poseen ni la fruta ni la mano que la pueda sostener sino el aire y el órgano citado, Cita de Boecio aunque Boecio566 parece decir que a veces se percibe un mismo olor para objetos semejantes.


Capítulo 101: ¿Es el olor una cualidad simple o compuesta?


Alberto: Puesto que el olor se percibe mediante el olfato, cuyo órgano es de naturaleza simple porque domina en él lo frío y húmedo, parece que el olor es una cualidad simple, ya que tanto emisor como receptor suelen corresponderse. Y Aristóteles, en su libro “Los sentidos y las sensaciones”, aporta cuatro argumentos contra las teorías de los pitagóricos, que defendían que los olores son una cualidad compuesta y eran capaces de alimentar567. Este es el primer argumento:

Los olores no alimentan Todo cuanto alimenta es necesario que sea compuesto; los olores son simples y, por tanto, no alimentan: por ejemplo, el agua —que es simple—, si se bebe sola, no puede alimentar, porque el cuerpo requiere alimentos mixtos para constituirse; sin embargo, un olor es más simple que el agua. Además, todos los olores como son un vapor seco, entran en el cuerpo de acuerdo con su naturaleza, por lo que son simples y no pueden alimentar: además, todo alimento compuesto que come cualquier animal va a su sistema digestivo, de donde todo nuestro cuerpo extrae sus nutrientes; en cambio, los olores no van al sistema digestivo sino tan solo al cerebro: por tanto, no se asemejan a un alimento compuesto ni alimentan.

No obstante, contra esta argumentación se puede oponer otra: que el olor es una cualidad de los alimentos que los hace apetecibles, como también se afirma en ese mismo libro; por tanto, no es una cualidad simple porque [col297], tal y como afirma el mismo Aristóteles, un alimento no es simple sino compuesto; además, el olor se percibe a causa de las diferencias en su composición, porque, tal y como se concluye en ese mismo libro, es necesario que los olores encajen con los humores, es decir, sabores. Y en el segundo libro sobre “El alma” señala que los olores parecen corresponderse por analogía con los sabores: así, el olor dulce se corresponde con el sabor dulce y el sabor amargo con el olor amargo. Por tanto, si algo se percibe gracias a las diferencias en su composición es porque precisamente es compuesto y entonces a la fuerza el olor es una cualidad compuesta.

Una doble visión sobre el olor Ante tal disyuntiva, nosotros afirmamos que el olor se puede considerar de dos formas diferentes: por un lado, si tenemos en cuenta las características naturales de esta cualidad, el olor es simple; por el otro, si tomamos en consideración el material donde surge, se puede hacer una doble reflexión.



  • En primer lugar, si tomamos en consideración el objeto en el cual se halla la materia, la causa del olor y que, por tanto es un cuerpo oloroso, el olor ni es simple ni viene compuesto a partir de elementos simples568.

  • En segundo lugar, cuando tomamos como referencia el medio donde se produce la diferenciación569, En qué sentido un olor es una cualidad simple un olor es una cualidad simple en cierto modo, en tanto que se dice que es simple lo que es aéreo: de acuerdo con la naturaleza del aire, lo que es denso es compuesto, porque tiene mezclados lo puro con lo impuro y lo pesado con lo ligero, tal y como sucede con la comida de los seres capaces de moverse. Si se entiende así lo simple, se puede entender la argumentación que el filósofo presenta contra los pitagóricos.

Por otro lado, aquella correspondencia que hay entre el emisor y el receptor no queda bien definida bajo los conceptos de simple o compuesto, sino que queda mucho mejor si entendemos que el receptor es capaz de percibir las formas del emisor: lo simple se desenvuelve bien en un elemento compuesto, como queda demostrado cuando el fuego quema la madera.

Capítulo 102: El olor está compuesto principalmente por vapor cálido y seco


El olor principalmente está constituido por un material seco y tan sólo secundariamente por uno húmedo, que transmite el sabor. Esto sucede por tres motivos:

En primer lugar, el olor sugiere un alimento y hace que sea más apetecible. Evidentemente, un alimento se asimila por el cuerpo; sin embargo, todo cuanto se asimila es necesario que entre en aquel cuerpo que lo asimila, pero no se infiltra excepto en aquello que es húmedo y liviano. A través de aquello que es húmedo se intenta extender, de tal manera que acabe cerca del órgano que se alimenta, y a esto se debe que se torne capaz de penetrar ese órgano y una parte del resto de miembros, tal y como se afirma en el segundo libro “La generación y la corrupción”. ¿Por qué el sabor es fundamentalmente húmedo? Por tanto, es lógico que el sabor, puesto que es una propiedad del alimento, esté formado fundamentalmente por materia húmeda y, secundariamente, por la seca; el olor, en cambio, como el cuerpo no tiene necesidad de asimilarlo —como antes se ha dicho— debe estar constituido al contrario, es decir, fundamentalmente de materia seca y secundariamente de la húmeda, que transmite el sabor.

En segundo lugar, también podemos deducirlo a partir de la relación con el órgano que lo percibe: el cerebro es frío y húmedo, tal y como antes hemos comentado, ¿Por qué los olores son cálidos? por lo que es lógico que el olor sea un fenómeno cálido a fin de que modere la excesiva humedad de aquel. Y en tercer lugar, por la relación con el medio a través del cual se huele: es aire y agua fuera de su medio. De hecho, Aristóteles afirma en su primer libro sobre “Los fenómenos atmosféricos” que el vapor cálido y seco es el que más alto asciende con diferencia de entre todos los vapores. Un olor es necesario que se encarne en un vapor seco y cálido.

Sin embargo, si alguien objetara que todo cuanto intenta extenderse más allá de sus límites previos es sobre todo húmedo570, le responderíamos que el hecho de que el olor se extienda más allá tiene dos explicaciones. Apunte sobre la expansión más allá de los límites previos La primera, por su gran capacidad para dejarse llevar: no hay manera de que un olor se quede plantado en un lugar, por lo que se extiende más allá. La segunda, por la fuerza de sus propiedades activas: pretende convertir la naturaleza del aire que le rodea en la suya propia y por lo que lo cálido intenta expandirse, [col298] sobre todo cuando es seco y así el olor busca extenderse.


Capítulo 103: El olor cambia por las evaporaciones


Los olores se diferencian del resto de fenómenos perceptibles por sentidos en que cambian por las evaporaciones: ¿Qué es el olor? Aristóteles afirma en su libro sobre “Los sentidos y las sensaciones” que el olor es una evaporación acompañada de humo571. Una evaporación acompañada de humo es la que produce el fuego, como puede demostrarse porque, cuando se respira, el corazón que es un órgano extraordinariamente caliente requiere enfriarse y moderar su calor mediante alguna sustancia que sea realmente fría y capaz de llegar a él, tal como se consigue en el corazón de los animales mediante el aire inspirado572. De la misma manera, aquel órgano que es extraordinariamente frío [¿el cerebro?] requiere calentarse y moderar su frío con alguna sustancia que sea realmente caliente y capaz de alcanzarlo, cosa que, si no sucede mediante la evaporación, no puede suceder de ninguna otra manera.

No obstante, el olor es el único fenómeno perceptible por los sentidos cuyo órgano se halla pegado al cerebro, por lo que es necesario que el olor alcance al cerebro mediante la evaporación. Objeción No obstante, si alguien argumentara que las diferencias en los olores suelen corresponderse con las diferencias en los sabores pero que, por su parte, el sabor no sucede por ninguna evaporación, Respuesta le responderemos que no se debe entender que los olores y los sabores son semejantes entre sí sino que simplemente hay dos puntos de contacto entre ellos: Coincidencias entre el olor y el sabor el primero es que todo aquello que no tiene sabor tampoco tiene sabor, a raíz de lo cual Aristóteles afirma en su “Los sentidos y las sensaciones” que los elementos [puros] son inodoros, a no ser que vengan mezclados, porque tanto su parte húmeda como la seca573 es sosa e insípida. El segundo punto de contacto consiste en que los sabores y los olores se forman a partir de las mismas cualidades simples y compuestas, activas y pasivas, aunque no del mismo modo: el sabor se forma sobre todo a partir de lo húmedo y secundariamente de lo seco, siempre y cuando haya el suficiente calor como para combinar los elementos húmedos y secos, mientras que el olor sobre todo se forma a partir de lo seco y secundariamente a partir de lo húmedo, que el calor evapora. El frío, por contra, atenúa los sabores y apaga los olores porque impide la evaporación, lo que deja bien claro que las diferencias entre el olor y el sabor no vienen provocadas por un determinado entorno.

Objeción Sin embargo, alguien podría objetar de nuevo ante nuestra argumentación que no puede existir evaporación sin que unas partes más ligeras se alcen del resto del cuerpo que se está evaporando: entre todo el vapor húmedo con sabor también se encuentran estas partes que se evaporan por lo que parece que el vapor húmedo con sabor se puede oler en el vapor y que es el olfato quien diferencia entre ambos574. Respuesta Ante este argumento, nuestra respuesta es que, cuando una parte capaz de tener sabor se evapora del alimento, entonces no puede transmitir sabor alguno —o, mejor dicho, no puede ser una humedad con sabor—; tan sólo sabe cuando se halla más bien en un cuerpo compuesto donde domine el vapor húmedo y sabroso. De forma semejante, tampoco puede olerse esa humedad con sabor excepto en potencia, en tanto que puede evaporarse luego como humedad cálida y seca.

Capítulo 104: Las diversas propiedades que componen los objetos dan lugar a diferentes olores


Puesto que el olor es un fenómeno que aparece por sí solo causado por las cualidades de todos sus componentes —como demuestra el hecho de que se entremezclen en él lo húmedo, lo seco y lo cálido que los hace evaporarse, que son los formantes principales del olor—, parece que el olor sería la consecuencia de la mezcla de todos los componentes del objeto en cuestión.

Objeción Sin embargo, alguien podría pensar que lo que acabamos de explicar carece de sentido, porque un cuerpo sería, al mismo tiempo, sujeto del olor y del sabor: [col299] por tanto, si el olor es consecuencia del conjunto de sus componentes, también lo es, según parece, el sabor. El olor, por un lado, está constituido principalmente por elementos secos y secundariamente húmedos, mientras que el sabor es todo lo contrario: por tanto, según esta teoría, el cuerpo debería estar compuesto por una mayoría de elementos húmedos y, secundariamente, por secos y, al mismo tiempo, también al contrario575, cosa que es imposible. Respuesta Por consiguiente, nosotros consideramos que el sabor y el olor son en verdad una consecuencia de la constitución de los cuerpos susceptibles de oler, tal y como hemos comentado; sin embargo, no es necesario que [la mezcla de] aquellos elementos que los constituyan huelan siempre de la misma manera. Así pues, el sabor está formado principalmente por elementos húmedos, porque alcanza todos los miembros del cuerpo y los alimenta, mientras que el olor es fundamentalmente seco y cálido, para poder moderar el frío y la humedad del cerebro.

¿Por qué se le dice que el olor es un fenómeno derivado del sabor? Se dice que el olor es un fenómeno derivado del sabor porque aquellos objetos que no tienen sabor no huelen y su origen estriba en las mismas causas, aunque no se produce exactamente de la misma manera sino tal y como acabamos de explicar. Así pues, la cualidad del sabor no es ajena al olor ni tampoco una característica del olor, porque, tal y como hemos dicho, los olores se originan por los mismos elementos que causan el sabor pero el olor es cuestión de proporciones, según se le considera y más abajo comentaremos.

El olor no siempre se corresponde con el sabor Uno podría preguntarse por qué no tienen un buen sabor todos los cuerpos que huelen bien, ya que Aristóteles afirma en su segundo libro sobre “El alma” que el olor y el sabor comparten algunos elementos proporcionalmente, otros en relación inversa y etcétera. En nuestra opinión, el olor no se corresponde siempre con el sabor ni tampoco lo afirma así Aristóteles sino que en verdad apunta que esa relación se da en algunos casos y en otros no. La causa de este fenómeno se debe a que a veces en un cuerpo oloroso hay presente una humedad que de hecho es por su naturaleza indigestible576; en este caso, la acción del calor que provoca su evaporación le da a la sustancia aérea que se eleva un olor penetrante y totalmente diferente del que tenía, a saber, ligero y fácilmente digerible. ¿De qué manera se produce el olor dulce? Y entonces surgirá un olor dulce, que suele darse en flores y en algunos frutos de sabor ácido; en este caso, nos indica que si estos frutos se asan o se hierven adquirirán ese sabor dulce gracias a su cocción en húmedo.

Por tanto, aquellos olores que gustan por ser similares a un sabor se corresponden a ese sabor y apenas se pueden distinguir de él, mientras que aquellos olores que gustan por sí mismo no necesariamente se corresponden con su sabor: el olor de una flor es muchas veces dulce incluso cuando su sabor no lo es, por lo que a duras penas se puede discernir el sabor a partir del olor.

Capítulo 105: Comentario de Aristóteles sobre el olor de unos determinados cuerpos


La sal es más olorosa que el salitre Además, afirma el filósofo en su libro “Los sentidos y las sensaciones” que el mar huele y que la sal es más olorosa que el salitre. También esto lo pone de relieve porque de la sal y el salitre fluye aceite, pero el salitre es más terroso. Una piedra, claramente, no huele, porque es insípida, pero una madera sí que huele, porque tiene sabor, pero también cabe decir que de entre todas las maderas, las que tienen una mayor proporción de agua son las menos olorosas: como ya se ha dicho antes, un objeto no puede oler a no ser que esté compuesto por diversos elementos y se evapore de él vapor seco. Los elementos básicos, en tanto que son simples, no huelen, pero la mar, al estar mezclada con el vapor seco terrestre evaporado, que es lo que causa su sabor salado, gana su olor, porque el olor está formado por vapor seco. ¿Por qué la mar huele? Además, la sal es una especie de tierra, como se dice en el libro sobre “Los fenómenos atmosféricos”, que se produce cuando se queman los elementos secos de tierra mientras las partes húmedas y acuosas se licúan; el salitre en cambio es un material más seco, por lo que se pueden extraer más óleos de la sal que del salitre, tal y como se puede comprobar en la alquimia. Ello se debe a que hay mayor cantidad de humedad aérea en la sal que en el salitre porque se evapora más fácilmente, por lo que la sal es más olorosa que el salitre.

Las piedras se forman a partir del fango viscoso y son densas y de tipo terrestre: por esto no se pueden evaporar y, por tanto, no huelen. La madera tiene más elementos aéreos, cosa que nos indica que arden bien [col300], y huele, porque estos elementos se evaporan con facilidad. También existen maderas con mayor proporción de elementos acuosos, más frías y más húmedas debido a la humedad del agua, por lo que se evapora una cantidad no mayor sino menor de sustancia y por eso tienen menos olor.


Capítulo 106: El olor de algunos metales577


Aristóteles, en su libro “Los sentidos y las sensaciones”: Entre los metales, el oro no huele porque es insípido, mientras que el bronce —es decir, el cobre— y el hierro son olorosos. Cuando se consume la humedad de los metales, entonces se produce la escoria de metal, más olorosa y perceptible que el propio metal. La plata y el estaño tienen un olor más fuerte que el oro pero más débil que el bronce y el hierro, porque tienen578 mayor proporción de elementos acuáticos.

Alberto: Ciertamente el oro, puesto que se forma a partir de sulfuro puro y mercurio mezclados perfectamente —es decir, el calor capaz de mezclar y el frío capaz de helar579—, es un material compacto a causa de su perfecta aleación y su peso es una muestra de esto. Además, el frío gélido que alberga obstruye también las salidas por los poros y tanto uno como el otro impiden la evaporación y, por tanto, el olor.

El cobre y el hierro se comportan así: como en el cobre hay una mezcla desequilibrada de sulfuro puro y mercurio impuro que no acaba de cuajar debido a la mayor proporción de sulfuro, no es sólido sino que la abundancia del sulfuro lo hace poroso, capaz de evaporarse y en consecuencia oloroso. Por su parte, el hierro está formado a partir de un sulfuro pastoso y un mercurio sucio: ante semejante viscosidad, la parte líquida del mercurio no se puede separar del hierro, por lo que este metal no se puede fundir sino tan solo reblandecer y, al no ser una buena aleación, es poroso, se evapora y, en definitiva, huele. Por otro lado, el estaño y el plomo están compuestos por sulfuro y mercurio impuros pero en ellos predomina el mercurio líquido y por tanto no son compactos, por lo que son más olorosos que el bronce y el oro. Por último, la escoria de metal, como la acción del calor le ha abierto los poros y ha provocado la evaporación de elementos húmedos y terrosos, es lo más oloroso.


Capítulo 107: Los olores en los alimentos y medicamentos


Al-Razi, en su obra Almanzor580: Muchos vapores causan una misma sensación tanto al olfato como al gusto: lo aqueum581, lo agrio y lo picante, como el ajo o la cebolla, hieren al uno no menos que al otro. Así, todo cuanto percibe el olfato también afecta al gusto, según los elementos dominantes, por lo que es posible encontrar gran cantidad de cosas que nunca han gustado a los hombres a causa de su fuerte olor, porque el olor es una pista clara para conocer de qué naturaleza pueden ser. No obstante, también puede darse el caso de objetos cuyo olor no nos anuncie su naturaleza, cuya naturaleza sea diferente [a la del olor] o, incluso, que carezcan de olor. Generalmente, los que tienen un olor engañoso suelen oler muy bien, como por ejemplo una rosa: su gusto claramente es distinto a su olor y ambas percepciones son dispares, hecho que se debe a que la rosa es cambiante y sus componentes no son similares. ¿Por qué el gusto y el olor de una rosa son diferentes? Una rosa tiene un sabor que mezcla lo amargo y áspero con lo suave y acuoso: la parte amarga es cálida y liviana, los pétalos parecen ásperos, fríos y densos, mientras que la savia tiene un sabor diferente, a medio camino entre lo denso y lo liviano. Su olor, en cambio, es un vapor que está concentrado sobre todo en las partes más fragantes, pero este vapor no surge sin calor ni tampoco son todas las partes de una rosa olorosas: por tanto, el olor de la rosa no nos indica hasta qué punto está compuesta por una sustancia cálida y liviana en general, tan solo en algunas partes en concreto.

Así pues, todo lo que huele es cálido; sin embargo, cuando la percepción que nos llega es de un olor agradable [col301] que no se corresponde con el sabor, el olor no es fiel al sabor, como por ejemplo en el caso de la rosa. Por contra, en los casos donde el objeto no tiene un olor como si fuera dulce y falso, su dulzura tan solo se puede descubrir mediante el sabor. También existen los que carecen de olor o los que se han visto privados de él, ya sea porque el vapor que emana de ellos es extremadamente poco, ya sea porque hay un desequilibrio entre elementos livianos y pesados que no concuerda con el olor. Por tanto, la ligereza de su sustancia es la causa de que lo amargo y picante tengan un olor en consonancia con su sabor, mientras que lo salado y áspero carece de olor, pues ambos son de sustancia densa y, además, lo áspero está constituido por una sustancia fría y más densa que impide que vapor alguno brote de ella. Además, el olor de los objetos odoríferos nos indica que las sustancias que los componen son livianas y cálidas, pero no es tan preciso a la hora de saber hasta qué punto es liviano y cálido. En consecuencia, debemos considerar el olor como un indicador de poca importancia de la composición de cualquier objeto.



Avicena, en su segundo libro del Canon: Ciertamente, los olores pueden venir provocados tanto por el calor como el frío pero, a juicio de la mayoría, la posibilidad de olerlos y estornudarlos582 se debe al calor, porque en la mayor parte de los casos es una sustancia liviana y en forma de vapor la que se halla detrás de un olor, aunque a veces pueda deberse a una alteración en el aire muy concreta antes que a la disolución de alguna sustancia de algún elemento que pudiera olerse. En efecto, todos los olores cuya mordedura podemos sentir o caen en dulce, son cálidos; en cambio, aquellos que se perciben como aceitosos, como un characatus583 de rocío —es decir un vapor lacustre, como de un lago o una marisma— son fríos. También todos los que dejan un buen olor son, según la opinión de la mayoría, cálidos, a excepción de aquellos a los que se asocia la humedad del rocío, como el musgo, y los que calman la respiración y el asma, como el alcanfor y el nenúfar, cuyos cuerpos nunca se quedan vacíos de la sustancia que, aun en frío, está asociada a su olor hasta llegar al cerebro. Así pues, todo lo que deja un buen olor es cálido y, de la misma manera, hay especies, como la pimienta y demás, que son cálidas y por esto causan dolor de cabeza.

Capítulo 108: Las diferencias entre los olores


Alberto: Respecto a las diferencias entre los olores, Aristóteles comenta en su libro “Los sentidos y las sensaciones” que hay dos tipos de olores: el primer tipo de olores son aquellos olores que casi se pueden degustar, que son como un sabor olido, y que por sí solo no sería agradable si no fuera porque se puede saborear; en cambio, el segundo tipo lo forman aquellos olores que por sí solos ya resultan agradables. Un ejemplo del primer tipo sería la comida, mientras que del segundo las flores. Por su parte, Gregorio de Niso afirma que la clasificación más general entre olores los divide entre buenos, malos o intermedios, es decir, aquellos que ni huelen bien ni mal.

Cabe saber que los tipos de olor se pueden diferenciar de dos maneras, por sí mismos y por la evaluación de lo agradables o desapacibles que resultan para el olfato. A su vez, cuando se estudian por sí mismos, se pueden evaluar en términos absolutos o mediante la comparación con los sabores: cuando se evalúan en términos absolutos, no tenemos las palabras para definirlos con propiedad, porque nuestro olfato no es lo suficientemente fino, y por tanto no podemos denominar sino los extremos: a uno lo llamamos “aromático” y al otro “hediondo”. De hecho, cuando distinguimos un olor a medio camino entre los extremos, no lo valoramos como la mezcla de ambos sino como una negación de ellos: no es ni fragante ni fétido. En cambio, cuando los comparamos con los sabores, les damos el nombre de los sabores: del sabor dulce, olor dulce; del amargo, amargo; del grasiento, grasiento y así con los demás: de esta manera podemos multiplicar el número de olores siguiendo la doctrina antes expuesta sobre los colores y los sonidos.

Los olores agradables Por otra parte, dentro de los olores agradables tan solo se diferencian dos tipos: el primer tipo se produce a partir de aquellos elementos beneficiosos de los alimentos, que principalmente se encuentran en el sabor y no tanto en el olor: el olor nos revela que su sabor será agradable. El segundo tipo de produce a partir de [col302] los elementos beneficiosos que aporta para la salud del cerebro584, lo que principalmente se encontrará en el olor: al ser el olor una especie de evaporación, alcanza lugares del cerebro donde la comida no puede llegar. Por tanto es necesario que este olor sea agradable por sí mismo y no por una comparación con la comida, como sucede particularmente con las flores y demás plantas aromáticas. Además, como algunos líquidos que se evaporan al ingerirse, como es el caso del vino o el κεθύ γλυκύ585, dañan el cerebro —sus vapores, una vez que llegan al cerebro, se enfrían allí por la naturaleza gélida de la cabeza y se corrompen, por lo que ese fluido produce obstrucciones e inflamaciones586—, a veces se mezcla con estas bebidas algún elemento aromático a fin de que se unan dos sensaciones agradables: un sabor agradable en la bebida es placentero para la lengua en beneficio del alimento y un olor aromático en la evaporación es placentero para el cerebro en beneficio de la salud.

Capítulo 109: El aire templado y el destemplado


Constantino, en la quinta parte de “El arte de la medicina”: Es aire templado aquel que ni es cálido ni húmedo ni seco ni frío, como el aire de primavera. Y es un aire destemplado el que posee las características contrarias. ¿Cómo es el aire templado? De la misma manera, el aire templado es limpio, liviano, transparente, de olor suave y se enfría cuando el Sol se pone pero enseguida se calienta cuando se levanta. Este tipo de aire, como posee estas cualidades, es capaz de moderar la constitución de los cuerpos, atemperar los humores y la respiración y, encima, también purifica y beneficia a los procesos digestivos. Además, las características de un cuerpo [humano] son consecuencia de las características del aire587, por lo que si el aire es limpio y claro su respiración será limpia y clara pero, si es turbio, los humores y respiración se enturbiarán y se harán más pesados. Por su parte, el aire puede ser destemplado por lo que se refiere a sus cualidades —ser más caliente, frío, húmedo o seco que el templado— o en su sustancia —como cuando es pestilente—. Son cinco los aspectos que pueden modificar sus cualidades: las estaciones del año, la salida y puesta de las estrellas, el lugar geográfico y las emanaciones del lugar.

Apunte del autor: Tocaremos este tema con mayor profundidad cuando tratemos a la medicina junto con el resto de las artes.

Avicena, lib. 1: Tiene una buena sustancia aquel aire que no está mezclado con ningún elemento de vapor o emanaciones ajenas y que está a cielo abierto en vez de encerrado entre cuatro paredes y un techo, aunque en el caso de que la podredumbre se extendiera por el aire, el aire a cielo abierto la padecería en mayor medida que el aire encerrado y escondido. El aire a cielo abierto es menos pestilente No obstante, hay otros motivos para considerarlo mejor: este aire será bueno y limpio siempre y cuando no se mezcle con los vapores de los lagos, de los estancos, de las tierras que albergan agua en su interior, de los marjales y de aquellos lugares donde nacen hierbas, vegetales como las rúculas y árboles de constitución mala, nogales, higueras y brota olor a podrido, que no pueden apartar de ahí los vientos de aire bueno —como aquellos que soplan desde las tierras altas o llanas— a causa de esta tupida vegetación.

El aire caliente El aire caliente suelta el vientre y actúa como laxante y, si no es muy caliente —es decir, templado—, hace enrojecer, porque atrae a la sangre hacia el exterior. Pero si fuera muy caliente, produce un color amarillento, porque disuelve esa sangre que atrae hacia el exterior; también provoca grandes sudores, disminuye la orina, debilita la digestión y causa sed. El frío Por contra, el aire frío estriñe y fortalece la digestión, aumenta la orina porque atenaza los humores e impide que se escapen con el sudor; también disminuye la cantidad de heces, porque constriñe los músculos del intestino recto de tal manera que digieren poco alimento y su parte líquida se convierte en orina. El húmedo El aire húmedo ablanda la piel y humedece el cuerpo; El seco por su parte, el aire seco reseca la piel y ennegrece el cuerpo.

El aire turbio perjudica las vías respiratorias y altera los humores. No es lo mismo aire turbio que aire denso: el aire denso es aquel que se asemeja, aun turbio, a sí mismo; en cambio, el turbio es aquel se ha mezclado con partes de aire denso.


[col303]Capítulo 110: Las características del aire del Norte


Constantino, en la obra antes citada: El aire puede cambiar, según el lugar donde se halle, por cinco causas diferentes: la altitud, la humedad, la proximidad de unos montes, la cercanía del mar y la naturaleza del polvo de la tierra. Estas causas son más importantes que las demás a la hora de alterar las características del aire.

El aire del norte es frío y seco. Los países del polo norte, como Sajonia o Livonia588, son claramente más fríos y secos: La manera de ser de los norteños allí tienen el agua clara y el aire limpísimo, sus cuerpos son sanos, de un bello color rojizo, blandos pero más fuertes, de torso ancho y estrechas caderas, porque el calor natural del cuerpo, al refugiarse en el interior del pecho, dilata el tronco pero reduce las caderas. Y como se resguarda en las partes superiores del cuerpo, sus cabezas y sus cuerpos son más fuertes y su vida más longeva, aunque sus maneras son más rudas debido al exceso de cólera roja589. Los hombres sufren sobre todo pleuritis, peripleumonías590 y otras enfermedades cálidas; las mujeres no tienen muchos hijos, porque son frías, y sin embargo tampoco tienen muchos abortos, aunque sufren particularmente al dar a luz por su naturaleza seca. Además, muchísimas son estériles y tienen poca leche, porque el frío del lugar les coagula el agua. Y también los esfuerzos del parto les provocan ptisis591 al rompérseles las venas del pecho. Estos pueblos suelen tener un vientre duro, vomitan con facilidad y sin problemas, tienen un gran apetito y digieren rápidamente los alimentos, porque tienen el estómago limpio gracias a que el calor natural del cuerpo se resguarda en las vísceras del cuerpo. Si uno de ellos se exalta con mucha bebida, deja de apetecerle.

La de los del Sur Las características de los hombres del Sur son diametralmente opuestas a estas: su manera de ser se rige por lo cálido y húmedo, que procede de muchas podredumbres y de lo que es difícil recuperarse, tal y como sucede con el agua podrida que corre por la superficie de la tierra. Los hombres son secos, de color negro, con una cabeza llena de humedad y flema, aunque esa flema desciende en grandes cantidades hasta el estómago, por lo que tienen poco apetito y su digestión es difícil al ser muy fríos: su calor natural se disipa al salir a la superficie del cuerpo y en consecuencia su cuerpos carecen de él, porque son blandos y están repletos de flema. A poco que beban se emborrachan y enseguida pierden la cabeza, su color de piel es cambiante, sus maneras tranquilas y mansas y su vida breve. Suelen brotar en sus cuerpos pústulas —o abscesos— difíciles de curar por esa gran cantidad de humedad que albergan y fácil de pudrir. Los hombres padecen muchas enfermedades: disentería, diarreas, frecuentes fiebres epiales592, catexias593 húmedas, hemorroides... A sus mujeres la menstruación las deja agotadas y suelen sufrir abortos. Los viejos sufren de parálisis, sus niños suelen estar agotados y sufrir ataques de epilepsia, mas es raro que sus jóvenes tengan alguna enfermedad, porque su vientre se suelta rápido y purgan enseguida los humores húmedos.

Capítulo 111: Las características del aire de Oriente y de Occidente


El aire de las regiones orientales es un aire claro, un poco seco y templado, ni frío ni caliente, tal y como es la naturaleza de la primavera. El agua de la región es clara, dulce, de sabor suave —ya sea agua del cielo, es decir, de lluvia, o de la tierra—: el Sol la purifica, porque allí el brillo del Sol es moderado; no es salada porque allí el Sol no permanece, ni destemplada, porque tampoco se aparta de ella. Los habitantes, muy corpulentos, tienen una piel de color vivo, a medio camino entre el blanco y el rojo, voces clarísimas, cuerpos sanos y pocas enfermedades; su manera de ser no es innoble. Aquellas tierras presentan mucha vegetación y grandes árboles, porque gracias a la moderación del clima las plantas pueden crecer con abundancia y productividad. Los pueblos orientales no son arrogantes ni iracundos, sino humildes y tranquilos: la ira y la arrogancia nacen a causa del calor excesivo y desmesurado.

Las regiones occidentales no tienen un aire templado sino cálido, húmedo, denso y transparente. [col304] El agua de la región es turbia y desigual, porque el brillo del Sol no la alcanza durante las primeras horas del día de tal manera que pueda disolver el aire o las aguas, por lo que los habitantes de la región se ven abocados a sufrir muchas enfermedades y el color de su piel es cambiante. Además, sus fuerzas rápidamente menguan, porque en verano al principio del día hace frío y por la tarde hace calor. Por tanto, su clima es inestable, como el otoñal, y sus voces apagadas. Padecen enfermedades en cualquier momento del año.

Las regiones próximas a cualquiera de las descritas serán más templadas o menos según con cuál de ellas colinden.

Capítulo 112: Las diferencias del aire según el lugar y el entorno


Los lugares altos suelen tener un aire limpio y claro, ¿Por qué el aire de los lugares altos es claro? porque los vientos septentrionales que nacen en lugares altos rápidamente penetran en los lugares altos. Por tanto, el agua de estos lugares también es limpia, ligera y dulce. Sus habitantes tienen una piel de bonito color, son fuertes y sanos y de cuerpo grande; su carácter es modesto y tranquilo y no tienen grandes sufrimientos. El aire de aquellas regiones sitas en un valle —o en depresiones del terreno— se empapa por las lluvias que caen con facilidad desde las zonas altas a las bajas. Sus habitantes pasan sed en verano, porque beben solo el agua almacenada y nunca el agua corriente. Los vientos septentrionales no llegan a alcanzar estas zonas sino que tan solo llegan los vientos meridionales, cálidos, por lo que sus aguas son también cálidos. Caen enfermos con frecuencia, sus fuerzas enseguida se agotan, sus cuerpos son pequeños y anchos, entrados en carnes, de cabello moreno y piel negra o azulona y la debilidad de sus cuerpos les hace incapaces de tolerar grandes fatigas. Además, si el lugar no es muy cálido, sus habitantes suelen sufrir de gota.

El aire también se altera por la proximidad de una montaña: si esta se encuentra opuesta al viento del Sur y le alcanza de lleno el del Norte, su aire será frío y seco de acuerdo con las propiedades de este viento; en cambio, si estuviera opuesta al viento del Norte, sucedería lo contrario. La cercanía del mar altera el aire El mar también puede modificar las características del aire de la región: si la mar cae al norte del lugar, sus emanaciones se mezclarán con el aire cercano y tornará su naturaleza fría y seca; si en cambio cae al sur, será cálida y húmeda. Incluso la naturaleza del polvo de la tierra puede cambiar el aire: si la tierra es pedregosa, la región será fría y seca —esto queda demostrado porque el agua que fluye de un manantial rocoso está más fría que la que nace en el fango—; si es sólida y áspera, la región será cálida y seca y los cuerpos de sus habitantes secos y delgados, pero si la tierra es arcillosa, la región será fría y húmeda. Además, el aire también puede cambiar por la naturaleza de las emanaciones: como sucedería si alguien se ejercitara en un lugar subterráneo o similar, donde se hallen pantanos, las hierbas, los bosques, los árboles hieden y el aire se pudre enseguida, de tal forma que sus habitantes suelen enfermar de fiebres debido a la mezcla de la podredumbres con las emanaciones disueltas, lo que además les da un color verdoso. La comida del lugar es difícil de digerir porque el agua podrida dificulta las digestiones. Sus habitantes carecen de fuerzas.


Capítulo 113: La pestilencia


Se dice que es un aire pestilente aquel aire que, desde un estado inicial de equilibrio en su sustancia, ha degenerado hasta llegar a podrirse o a cualquier otro estado pésimo. [Cuando aparece], las enfermedades someten a todos cuantos habiten el lugar, porque en sus cuerpos se presentan una serie de síntomas malísimos que se unen en una sola enfermedad, como delirios, dolores, sudoración abundante, frialdad en las extremidades, calor en el pecho, sequedad en la boca, mal aliento, angustia, vómitos coléricos, diarreas, ventosidades y una abundante orina de pésima calidad. A este tipo de enfermedad se le llama “epidemia”, porque [col305] afecta y perjudica de repente y al mismo tiempo a múltiples individuos.

Causa de las epidemias La causa de estos brotes es una alteración total del aire de la región, que puede deberse a dos causas: el lugar y el momento. Un ejemplo de una alteración de la atmósfera a causa del lugar podría ser aquella que se produjera por la diseminación de los vapores procedentes de unas hierbas, frutos o similar podridos, que al elevarse se habrían mezclado con el aire. Por lo que respecta a una alteración del aire debida al momento, podría darse en el caso de que una determinada estación se salga de lo normal, Los desajustes del tiempo provocan la peste como si un invierno fuera seco, cálido y sin lluvia, un verano lluvioso o frío y seco, un otoño cálido y húmedo... Por estas causas el aire hediondo puede alcanzar un lugar, y le acompañarán muy variados síntomas, fiebres muy agudas y las peores afecciones. Sus primeros efectos son reducidos, porque mata más animales que hombres a causa la corrupción de los humores o del aire respirado. A veces la plaga azota incluso los cultivos, por lo que los frutos de los árboles pierden su color y caen y quienes se los comen padecen las peores enfermedades. Sin embargo, aquellos que han mantenido sus cuerpos limpios de malos humores y que no han descuidado su salud pueden permanecer sanos durante la peste. De la misma manera, aquellos cuya constitución es la contraria a la del aire pestilente no solo no caen enfermos sino que incluso mejora su estado a raíz de esta misma mutación594.

La descripción del mundo”: Por tanto, la pestilencia se origina en el aire bien a causa de la sequedad, bien del calor, bien de un tiempo alterado. Una vez que entra en el cuerpo a través de la respiración o de la comida, causa una plaga y la muerte.

Etimologías de “pestilencia” y “contagio” San Isidoro, Libro 4: La pestilentia es una enfermedad contagiosa que, cuando uno la coge, enseguida pasa a muchos. Nace del aire corrupto y gana fuerzas penetrando en las vísceras del cuerpo. Aunque la mayor parte de las veces se produzca por el poder del aire, no acaecería nunca si así lo quisiera Dios todopoderoso. Recibe el nombre de pestilentia como si fuera una pestulentia, porque la peste desciende sobre los cuerpos como un incendio que se alimenta del cuerpo.

De la misma manera, “contagio” proviene de “contacto”, porque todo cuanto contacta lo mancha. También la inguinaria recibe su nombre a partir de ingle595, y la lues de caída y luto596, porque es tan aguda [col306] que no da un tiempo para esperar la vida o la muerte, sino que la debilidad llega de repente al mismo tiempo que la muerte.

Capítulo 114: La presencia de demonios en nuestra oscura parte del aire


El autor: Todo cuanto hemos comentado respecto a los vientos, las nubes y demás fenómenos atmosféricos tiene lugar en la parte inferior de la atmósfera, densa y turbulenta, pues la parte superior está siempre tranquila y serena. En esta misma parte, es decir, en el aire inferior y oscuro, viven los demonios, según nos narran las Escrituras, no para embellecer el cielo sino para pagar su condena.

Pedro Lombardo597: Así pues, la arrogancia de Lucifer le hizo merecedor de ser expulsado, junto con todos sus compañeros en la depravación, del cielo ígneo donde habitaba a esta porción de aire oscuro que, a juzgar por las palabras de San Pedro, será su prisión hasta que llegue el día del Juicio Final, momento en el que será arrojado al abismo de los infiernos. Tal y como dice el Evangelio: Mateo, 25, [41] “Malditos, id al fuego eterno que les está reservado al Diablo y sus ángeles”. Esto es una prueba para que nosotros podamos ejercitar [nuestra virtud]: nuestra lucha no es contra la carne y sangre, sino contra los mandatarios y dirigentes de este mundo tenebroso; de ahí que el propio diablo se considere el señor de nuestro mundo598.

Remigio, en su comentario a la “Carta a los efesios”: La gran cantidad de demonios que hay en el aire También los filósofos dijeron —y así opinaron muchos de nuestros Doctores— que este aire oscuro está abarrotado de demonios, al igual que un rayo de Sol lo está de pequeñísimas motas de polvo.



Casiano599, “Libro de Conferencias”: La capa de aire próxima a la tierra está tan colmada —como hemos dicho más arriba— de demonios, que no se dedican a revolotear pacífica y ociosamente, que la divina Providencia los privó de su apariencia humana para nuestro beneficio: así los hombres se verían atenazados por un temor insoportable ante su presencia —ya fuera por su terrible aspecto, ya fuera por esa horrible apariencia que pueden adoptar a voluntad cuando les apetece— y día tras día sus actos, sin duda alguna, los irían tornando peores.

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