El Dios que adoraban los Hebreos no era un Dios antropomórfico, sino que era en cambio el Ser
Infinito que contiene dentro de sí mismo todas las cosas
La Torah (la Escritura Hebrea) resume la fe de Israel diciendo así: «OYE, ISRAEL: הוהי NUESTRO DIOS,
הוהי ES “EJAD”» (Deut. 6:4). En el anterior verso, la palabra hebrea “EJAD” puede válidamente traducirse
como “uno”, “único”, o “solo”. Y esto significa que, todos estos atributos, aplican a הוהי (Adonai Yah, el
Dios de Israel).
En otras palabras, Adonai está “solo” (en el sentido de que, no hay nadie que comparta con Él el título de
Dios); Adonai es único (en el sentido de que, en toda la Creación, no hay nada ni nadie que posea su misma
naturaleza); y Adonai “Uno”. Pero, ¿Que significa que Dios sea “Uno”?
¿Por que no podría alguien decir: “Muy bien, Adonai es uno... ¡y yo soy dos!”? O, mejor aún, ¿por que no
decir: “Yo soy uno, Adonai es dos, y el planeta Saturno es tres”?
La razón por la cual nunca podremos hacer [con propiedad] tal aseveración, es porque implica afirmar que
“nosotros estamos aquí, Dios está allá, y el planeta Saturno está en algún tercer lugar”; Y eso sería asumir
que hay alguna cosa que posee una existencia independiente [y separada de Dios].
Pero esto es falso, pues el Creador dice así: «Y respondió הוהי a Moisés: YO SOY EL QUE SOY» (Éxodo
3:14). En otras palabras, solo el Creador “Es” (o “existe”); pues nada (ni nadie) tiene una existencia
independiente (o “separada”) de Él.
¿Por que? Pues porque, todas las cosas (las leyes de Física, la materia, la energía, el tiempo, el espacio, los
planetas, la vida, la muerte, las ideas, la justicia, la ética la moral, el alma de cada ser humano, las
dimensiones, los universos paralelos, las cosas intangibles, etc) están “dentro” de Adonai Yah.
En otras palabras, la Torah enseña que Dios contiene dentro de sí mismo absolutamente todas las cosa; y que
todas las cosas existen “dentro de Él” [es decir, como parte de su única y absoluta existencia].
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ASI, PODEMOS EN PROPIEDAD DECIR QUE DIOS ES EL INFINITO QUE TODO LO CONTIENE. Y,
SIENDO QUE TODO LO CONTIENE, ES EL PRINCIPIO Y EL FINAL DE TODO; EL SER DENTRO
DEL CUAL SOMOS Y EXISTIMOS.
Y esto a su vez nos permite entender la razón para que, durante el primer siglo de la era Cristiana, el
historiador Flavio Josefo escribiese lo siguiente: «El primer mandamiento, tiene que ver con Dios. Y afirma
que DIOS CONTIENE [DENTRO DE SI MISMO] TODAS LAS COSAS, Y ES UN SER EN TODAS
FORMAS PERFECTO Y FELIZ; AUTO SUFICIENTE, Y PROVEEDOR DE TODOS LOS OTROS
SERES; EL PRINCIPIO, EL MEDIO Y EL FINAL DE TODAS LAS COSAS» (Flavio Josefo contra Apion,
Par. #190).
También explica las palabras que por ese mismo tiempo expuso a su audiencia el apóstol Pablo (paz sea con
él), cuando es citado diciendo: «para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle,
aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. PORQUE EN ÉL VIVIMOS, Y NOS
MOVEMOS, Y SOMOS» (Hechos 17:27-28).
Así, Dios no está “contenido” (sub-editado) dentro de ningún hombre, dentro de ningún lugar, dentro de
ningún tiempo, dentro de ningún espacio, dentro de ninguna “Trinidad”, ni dentro de ninguna otra cosa; pues
todas las cosas están “dentro de Él”, mientras que Él no está “dentro” (o “sub-editado”) de ninguna cosa.
Y esto a su vez explica la razón por la cual Moisés ha prohibido a los creyentes tratar de hacer alguna imagen
de Dios («NO HARÁS PARA TI ESCULTURA, NI IMAGEN ALGUNA DE COSA QUE ESTÁ ARRIBA
EN LOS CIELOS, NI ABAJO EN LA TIERRA, NI EN LAS AGUAS DEBAJO DE LA TIERRA. No te
inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy הוהי tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres
sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen»- Deut. 5:8-9).
¿Por que no podemos hacer una imagen de Dios? Pues porque seria una falsa representación de la Deidad.
Es que sería imposible que, una imagen finita, pudiese representar con veracidad aquello que es infinito, pues
tendría que ser una imagen de todo lo que existe (tanto como de lo que no existe).
En adición, la imagen terminaría algún día disolviéndose [algo que jamás aplicaría al Creador]. En otras
palabras, la imagen estaría limitada en tiempo, espacio, dimensión, y existencia; mientras que el Dios infinito
no está constreñido en tiempo, espacio, dimensiones, o siquiera a existencia.
De este modo, vemos que la naturaleza del Dios de Israel, hace que las grandes preguntas filosóficas [que a
menudo nos agobian] se hagan irrelevantes. ¿Cuales son esas preguntas? Pues son preguntas como, “¿Existe
Dios?”, “¿Entiende Dios el sufrimiento Humano?, “¿Donde está el Creador?”, “¿Cuan viejo es Dios?”, o
“¿Tiene Dios control de todas las cosas?”.
Es que, las anteriores preguntas, no hacen sentido cuando tratamos de aplicarlas a algo que por definición es
el infinito que contiene dentro de si mismo “todas las cosas”; todas las circunstancias; todas las posibilidades,
y todas las imposibilidades; Todos los universos posibles; todos los tiempos posibles; todas las posibles leyes
de física; todas las posibles formas de existencia, así como las de inexistencia.
Y esta es la razón para que, uno de los nombres que los sabios de Israel dieron al Único y verdadero Dios
fuese “Ha Makon”; una frase Hebrea que literalmente significa “El Lugar”.
¿Cual lugar? Pues aquel que es la fuente absoluta de todas las cosas; el lugar que, si bien contiene dentro de
sí mismo todas las cosas, no está contenido dentro de ninguna otra cosa [fuera de si mismo].
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