Capítulo 60: ¿Es el sabor una característica compuesta o simple?
Afirma Aristóteles en su segundo libro sobre la generación y la corrupción y en su libro sobre el alma que los seres vivos crecen y se alimentan a partir de aquellas sustancias que requieren para crecer. Las sustancias que necesitan para crecer son únicamente las compuestas, las mixtas, y de ellas precisamente es de las que se alimentan. Entonces, si el sabor es una característica y una cualidad de aquellas sustancias capaces de proporcionar alimento a nuestro cuerpo, el sabor será lógicamente una característica compuesta y no simple. Además, el filósofo añade cuatro razones en su libro sobre los sentidos y las sensaciones, que contrapone a los argumentos pitagóricos:
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La comida ha de ser compuesta, ya que ninguna sustancia simple nos puede alimentar, puesto que los elementos superfluos se generan gracias a la comida, ya sea en el interior de su cuerpo, ya sea fuera, como sucede con las plantas. Nuestro cuerpo percibe las cualidades del alimento; por esto ha de ser compuesto, ya que, si no, no podría separar lo superfluo de los nutrientes: cuando algo es simple y, por tanto, homogéneo, no hay forma de separar una de sus partes y aprovechar la otra como alimento. [col 343] Los animales tienen la capacidad de separar lo superfluo de la comida [dentro de su cuerpo], ya que tienen unos estómagos e intestinos donde acontece esta separación de lo puro y lo impuro; también puede suceder fuera del propio ser vivo, como en el caso de las plantas, para las cuales la misma tierra es su intestino y gracias a eso no carecen de nutrientes.
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En segundo lugar, el agua, por más que nos parezca, en comparación, más nutritiva que el resto de cuerpos simples, no nos sirve de alimento: todo alimento debe tener una composición mixta.
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En tercer lugar, si hubiera alguna sustancia simple que nos pudiera alimentar, entonces cualquier sustancia simple nos podría alimentar, hecho que es falso, porque el aire, dada su simplicidad, tampoco nos puede nutrir.
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En cuarto lugar, todo cuerpo animado reserva un lugar específico para procesar la comida, donde no puede entrar elemento simple alguno, sino solo compuestos.
A partir de todos estos argumentos se puede llegar a la conclusión de que, si el sabor es una característica propia de aquellas sustancias capaces de alimentarnos, entonces es que es una característica compuesta, y no simple. Contra esta deducción también hay algunas objeciones: todo ser vivo que se alimente de algo puede incorporarlo a su cuerpo, por lo que es necesario que los alimentos tengan la cualidad de ser difíciles de delimitar en sí mismos pero fáciles de delimitar en un cuerpo ajeno; no obstante, esta es la naturaleza de lo húmedo. Y así parece que el sabor principalmente es una característica de lo húmedo y, como lo húmedo es simple, diríase que el sabor es una característica simple. Esto es lo que parece querer decir el Filósofo en su segundo libro sobre “el alma”, donde afirma que el sabor es propio de lo húmedo, al igual que el olor de lo seco. Además, en su libro sobre “las sensaciones y los sentidos” parece afirmar que el sujeto del sabor es lo húmedo acuoso.
Capítulo 61: Conclusiones al respecto
Por otra parte, nosotros afirmamos que [el sabor] es una característica propia de los cuerpos compuestos, porque todo alimento es compuesto, el resultado de una mezcla, y así lo demuestra el filósofo en su libro sobre las sensaciones y los sentidos: el sabor se genera a partir de lo húmedo acuoso, que actúa de canal del sabor, y del calor del fuego del Sol, que actúa como agente o, mejor dicho, como la fuerza que provoca su procesado. Demuestra que el sabor requiere de lo terrestre Por su parte, en los elementos secos y terrestres tenemos el factor pasivo que determina a lo húmedo acuoso, hecho que se demuestra mediante una prueba práctica: cuando una sustancia con sabor puede formar parte de un cuerpo, es necesario que este cuerpo tenga una parte de humedad; cuando vemos que un alimento o una fruta adquiere todo tipo de sabores si se deja secar al Sol o se cuece con fuego, queda claro que el causante del sabor es el calor. Asimismo, también podemos observar que el sabor salado surge cuando se queman los elementos terrestres presentes en la humedad del alimento, o que las aguas pueden adquirir muchos sabores distintos según crucen un tipo de tierra u otro. A partir de estas observaciones, podemos inferir que los sabores se generan a partir de alguna de las cualidades primeras, que el calor del fuego o del Sol digieren el sabor y que las sustancias húmedas acuosas y terrestres son los elementos pasivos [donde se transporta/se desarrolla el sabor].
Por otra parte, si tomamos en consideración los sabores por sí solos, en tanto que una cualidad aislada, los sabores más extremos serían simples, porque no se han formado por la mezcla con otros, mientras que los medios serían compuestos, tal y como sucede con el resto de percepciones de los sentidos. En resumidas cuentas, por un lado, el alimento tiene una naturaleza húmeda que le permite fluir hasta los límites sensoriales de otro cuerpo; sin embargo su naturaleza no es solamente húmeda sino también seca y terrestre y además requiere del calor del fuego: por esto afirma el filósofo que el canal de los sabores es lo húmedo acuoso. Así se entiende que el sabor utilice a lo húmedo como canal mientras que el olor utilice como canal a las partículas secas que se evaporen.
Capítulo 62: La forma de reconocer la complexión y la naturaleza de un alimento o una medicina mediante su sabor
Hali, in practic., libro 2: La complexión y las propiedades de un medicamento se manifiestan y se comprueban mucho mejor mediante su sabor que mediante su olor o color: el sabor nos anuncia la complexión y la naturaleza de un medicamento y, muchas veces, hasta sus efectos, mientras que el olor y el color no alcanzan tal nivel.
Ocho sabores Hay ocho sabores, a saber: dulce, dulzón, agrio, amargo, picante, salado, acre y el octavo el desagradable, que es áspero y duro. Por su parte, tan solo hay un sabor, y se considera simple, que no tiene sabor; sin embargo, todo aquello que entra en contacto con nuestra lengua forzosamente ha de producirle alguna sensación o no; en el caso de que no le cause ninguna, se considera insípido, como pueden serlo el agua pura, la tierra pura e incluso algunos medicamentos. En estos casos, hay una presencia mayoritario de partículas terrestres o húmedas —terrestres en el caso del yero790 u otras semejantes; húmedas en el caso de sustancias que suelen ser húmedas y viscosas, como la clara del huevo, el aceite purificado sin sal791 (en el aceite con sal predominan los elementos terrestres al mismo tiempo que los acuosos)—. Así pues, las sustancias con este sabor, y otras que se les asemejen, no producen ninguna sensación cuando la lengua los toque.
El resto, por otro lado, pueden producir placer o desagrado en la lengua; las que causan placer están en concordancia con la naturaleza del hombre y son aptas y adecuadas para su complexión. Si causa placer y los elementos húmedos predominan, tendrá un sabor dulzón; si predomina lo terrestre, será dulce; si están en equilibro, tendrá un sabor no dulce sino agradable792. Si es dulce, cuando se tope con la lengua, rellenará sus huecos793, limará sus asperezas y calmará la comezón que pueda padecer; lo dulzón hace lo mismo pero resulta menos agradable, mientras que el sabor agradable está entre ambos extremos. Los rasgos de los sabores menos agradables Por otro lado, los alimentos con un sabor desagradable producen una comezón en la lengua, una comezón que en apariencia es el resultado de la división en sus uniones, hecho que consigue o bien constriñendo una parte de la lengua o bien dividiéndola con gran fuerza. Si lo que provoca esta división en la lengua tiene una naturaleza densa y terrestre y la divide con gran fuerza o la seca tanto que incluso llega a irritarla, se considera que es amargo; lo salado, en cambio, las separa con gran fuerza pero las limpia de tal forma que no irrita mucho. Cuando su composición es ligera e ígnea y la comezón que causa en la lengua es muy fuerte, se le llama picante. Cuando algo de naturaleza densa y terrestre reúne las partes de la lengua, ya sea constriñéndola con unas ataduras, ya sea irritándola, ya sea dejándola reseca y cubriéndola, se entiende que tiene un sabor desagradable; si provoca estos mismos síntomas aunque en menor grado, se le llama acre; si la comezón la produce una sustancia ligera y húmeda que se introduce en la lengua sin necesidad de calentarse, se considera que tiene un sabor agrio. Con esta explicación queda claro que son ocho los sabores, si descontamos la ausencia de sabor.
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