Capítulo 52: Qué beneficios y qué contraindicaciones tienen
Razi, en el lugar antes citado: El baño produce los siguientes efectos beneficiosos: humedece el cuerpo, lo regenera, limpia la suciedad concentrada, disminuye la hinchazón, disuelve las ventosidades, induce al sueño, aligera los humores y, además, mitiga el dolor, estriñe, reduce el cansancio y devuelve al cuerpo su vigor y ligereza. Contraindicaciones del baño Entre sus contraindicaciones, podemos señalar que deja sin fuerzas e incluso calienta el corazón, de tal manera que puede provocar a veces un síncope. Asimismo, puede producir náuseas y es un momento idóneo [col 338] para que los malos humores desciendan: por estos motivos, aquellos que padezcan fiebres, hayan sufrido algún fuerte golpe o tengan un absceso, herida o irritación deben resguardarse de los baños. Por otro lado, los que tengan un cuerpo delgado y seco necesitan la humedad de los baños, por lo que deben procurar no sudar; también conviene que arrojen a su alrededor grandes cantidades de agua caliente, para que sus vapores, al elevarse, humedezcan sus cuerpos. En líneas generales, no es aconsejable que nadie tome el baño después de comer, a no ser que quiera engordar, ni tampoco comer inmediatamente después de bañarse.
Hali, en el lugar antes citado: Además, quienes caigan enfermos pueden utilizar los baños en lugar de los tratamientos que requeriría su situación, ya sea para calentar, enfriar, humedecer o secar su complexión. Los baños son beneficiosos para los picores y la sarna, puesto que libera el cuerpo de las concentraciones de elementos superfluos; cura y mitiga los resfriados, y facilita —si es que las dificultades provenían por el frío— la evacuación de la orina gracias a su calor y su capacidad de disolver [¿los cálculos?]; también remedia los cólicos y otras enfermedades similares. Si alguien se queda tanto rato en los baños que empieza a sudar a borbotones, el aire caliente del ambiente calentará el cuerpo y lo secará, ya que sus sudores habrán dejado su cuerpo vacío; no obstante, si esta estancia se alarga tanto que los sudores ya son desmedidos, el cuerpo puede quedarse reseco, porque apaga el calor natural del cuerpo y dejarlo vacío de toda humedad778, cosa que produce debilidad y agotamiento.
Capítulo 53: Los diversos tipos de aguas
Séneca, libro 7779: Pasemos ahora a cuestionarnos la naturaleza de las aguas de la tierra: ¿brotan según las disposiciones de alguna ley? ¿Cómo puede haber tantos ríos y tan grandes fluyendo sin cesar noche y día? ¿Por qué algunos ríos aumentan su caudal con el aporte de las aguas invernales mientras que otros crecen en verano, cuando todos los demás decrecen? También investigaremos si el agua que en algunos ríos está caliente nace así en el manantial o se calienta en algún lugar; analizaremos qué criterios destacan a ciertas aguas sobre el resto, ya sea su sabor ya sea algún uso especial: algunas aguas resultan beneficiosas para los ojos y otras para los nervios; otras sanan hasta aquellas dolencias que los médicos dan por incurables y sin esperanza; unas mejoran las úlceras; otras, en cambio, cuando se beben, mejoran el funcionamiento interno del cuerpo y aligeran los problemas de los pulmones o de otros órganos; algunas incluso ayudan a cicatrizar las heridas: hay tantos tipos de aguas como sabores tienen.
El agua o bien está estancada o bien corre y puede tener un solo cauce o discurrir por varios lugares. Aguas sulfurosas, aluminosas, etc.. Unas son dulces y otras desagradables, aunque hay puntos intermedios, como pueden ser las aguas saladas, amargas o con algún color, entre las que incluimos las que saben a sulfuro, a hierro o a alumbre, cuyo sabor ya nos indica sus cualidades. Además, hay muchos otros criterios para distinguirlas: el primero es el tacto —si son frías o calientes—, luego el peso —si ligeras o pesadas—, el color —transparente, turbia, azulona, amarillenta—, su salubridad —si tienen alguna utilidad médica o son mortíferas—; también las hay que pueden condensarse en piedra. Algunas son livianas, otras densas; algunas alimentan y otras atraviesan el cuerpo sin dejar huella, mientras que otras conceden el don de la fertilidad. La topografía del lugar hace que el agua se quede estancada o corra: en una pendiente corre, en un llano se acumula y estanca; sin embargo, a veces hay alguna corriente de aire que la puede empujar cuesta arriba: entonces no fluye, sino que se ve obligada a moverse. Unas se pueden recoger de la lluvia, mientras que otras tienen un manantial.
Isidoro, libro 12: Hay una gran elenco de variedades de agua en la naturaleza: muchas son saladas, mientras que otras está compuestas por salitre, alumbre, sulfuro o betún; las hay que curan las enfermedades. En las afueras de Roma hay unas fuentes, las álbulas, cuyas aguas curan las heridas, y la fuente de Cicerón en Italia sana las enfermedades de los ojos. En la Campania también hay algunas fuentes de cuyas aguas se dice que elimina la esterilidad en hombres y mujeres. [col 339]
Capítulo 54: Las diferencias en el peso del agua
Aristóteles, en su libro sobre los fenómenos atmosféricos, 3: El agua salada también es densa y turbia, mientras que la dulce es liviana, tal y como ya dijimos antes.
Séneca, libro 7780: Es de todos conocido que hay algunos lagos donde incluso los que no saben nadar flotan. Hay en Siria un lago donde los ladrillos flotan y los objetos que se le arrojen no se pueden hundir, por más pesados que sean. La causa de este fenómeno es evidente: coge cualquier cosa que quieras y compárala con un volumen de agua igual: si el agua es más pesada, este objeto flotará en mayor medida sobre la superficie del agua según sea más ligero que esta; si es más pesado, se hundirá; si aquello con lo que comparaste el agua tiene un peso semejante, ni flotará ni se hundirá, sino que se quedará en un equilibrio con el agua: flotará, pero prácticamente sumergido, y apenas alguna parte sobresaldrá de la superficie del agua. Esta es la explicación de por qué algunos maderos flotan en la superficie del agua casi en su totalidad, otros por la mitad y otros se sumergen hasta alcanzar un equilibrio con el agua: cuando el peso de ambos es semejante, nada sucede781 —por cierto, aquí los términos ligero y pesado no dependen de nuestro juicio, sino de la comparación con el material que debe soportar al otro—.
Por tanto, allí donde el agua sea más pesada que el cuerpo de un hombre, o que una piedra, su naturaleza no permitirá que aquello que no es capaz de superarla se hunda: por esto en algunos lagos ni siquiera las piedras se hunden; de hecho, hay algunas piedras, ligeras o volcánicas, que conforman algunas islas en Lidia que flotan sobre las aguas. Islas flotantes Teofrasto es el autor que nos lo narra; yo mismo he caminado782, cerca de Cutilias, sobre una isla que flotaba sobre las aguas; esta isla de Cutilias tenía árboles y crecían matojos en ella, sin embargo, se sostenía sobre las aguas e iba de un lugar para otro según no solo el viento sino también las brisas la empujaran, y nunca permanecía un solo día en un mismo lugar: hasta tal punto la más ligera corriente la movía. Motivos Hay dos causas que explican este fenómeno: en primer lugar está el peso del agua, que incluso tiene color, hecho que demuestra su peso, y después la propia liviandad de la isla, tan fácil de mover, que aunque acoja algunos árboles no tiene un cuerpo sólido: quizá el denso material que formó la isla recogió y unió en su cuerpo algunos ligeros árboles y matojos que habría dispersos a orillas del lago; de hecho, si encontraras alguna piedra en esta isla, seguro que tendría agujeros y parecería carcomida, similar a aquellas piedras que se forman en las orillas de las fuentes de aguas teñidas por la solidificación de los restos del agua que quedaron donde los desperdicios de las aguas se acumularon y su espuma se solidificó: forzosamente aquello que se forma a partir de un material ligero y liviano será ligero.
Cómo conocer el peso del agua Avicena, en su primer libro: Conocer el peso de una determinada agua, mediante las oportunas pruebas, puede servirnos para conocer su disposición, ya que cuanto más ligera es el agua mejor calidad tiene para multitud de usos. Es en ese momento cuando podemos conocer el peso de manera empírica: si dos paños de igual peso se remojan con dos aguas diferentes, se dejan bien secos y se pesan, el agua que pesara menos es la mejor783.
Isaac, en su libro sobre el régimen de vida: Aquellos que quieran comprobar si una determinada agua es ligera o pesada, deben tomar dos paños de lino finos y viejos y cortarlos por la mitad; después los deben remojar en agua, escurrirlos por igual y tenderlos en un mismo lugar durante el mismo tiempo. Aquel que se seque antes nos indicará que el agua donde se remojó era más ligera y liviana.
Opinión del autor: Busca más información sobre este tema en el capítulo anterior titulado “El peso del agua salada”.
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