The holy faith of reformed samaritanism

 
Acerca del aborto 
Cuando la gente abandona a Dios, se vuelve inmoral y bajuna. Considere el caso del aborto: aunque en raras 
ocasiones este último es inevitable, a menudo simplemente es usado como una conveniente excusa para 
actuar de forma vil y despreciable. Ejemplo de la chica que, como producto de su adulterio, de su 
fornicación, o de su intoxicación queda [involuntariamente] embarazada. Entonces, recurre al aborto como 
excusa para evadir las consecuencias de su extravío. Pero el Creador dice al respecto lo siguiente: “Los 
padres no morirán por los hijos, ni los hijos [morirán] por los padres; cada uno morirá por su [propio] 
pecado”- Deut. 24:16. En otras palabras, “Mama, tu bebé es inocente- no actúes de forma vil y criminal, 
forzándole a morir por tu pecado”. 
¿Defender los derechos? ¿Demandar igualdad? ¿Cuales derechos? ¿Y cual igualdad? ¿Los de la élite 
que se impone por la fuerza de su riqueza y su poder? ¿O la de los pobres y débiles que son oprimidos?
Cuando los politicos predican la igualdad y de los derechos humanos, los ciudadanos con conciencia 
historica comienzan a preocuparse. ¿Es que pueden los débiles ser iguales a los poderosos? ¿Acaso puede la 
oveja ser igual al león? ¿Tiene acaso un león el derecho a demandar “ser igual” a la oveja, de suerte que se le 
permita habitar con ella dentro del mismo corral? 
La tradición Hebrea narra que en una ocasión el César Romano ordenó a el líder espiritual de la comunidad 
Judía de su época (el Rabino Tanhum) que viniese ante su presencia. Entonces el César procedió a decirle: 
“Ven, y seamos un mismo pueblo” [es decir, quiero que digas a los tuyos que, el Imperio Romano, demanda 
la equidad; de suerte que tanto Romanos como Hebreos seamos completamente iguales]. 
“Muy bien”, contestó el Rabino, “Pero, siendo que nosotros ya estamos circuncidados, no podemos volver 
atrás, para hacernos igual que ustedes (incircuncisos). Así que, vayan ustedes y háganse la circuncisión; de 
modo que puedan ser iguales a nosotros". El Cesar respondió diciendo: “¡Bien dicho! Pero [como es 
políticamente incorrecto prevalecer contra el Emperador, ofendiendo así a quien ostenta el poder] tu castigo 
será ser arrojado a las fieras salvajes [en el circo Romano]”. 
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Así, la alegada igualdad que intentaba implementar el Imperio, era en realidad un velado atentado contra todo
aquel que osara difirir de los poderes de turno.