¿Cual es el propósito de la Ley de Dios?
El propósito de la Torah (la Ley Divina) no es exaltar a ningún hombre [Moisés, David, Jesus, Pablo,
Muhammad, etc], a ninguna raza [blanca, negra, amarilla, etc], a ningún pueblo [Israel, Egipto, Etiopía,
Grecia, Roma, Arabia, América, etc], ni a ninguna religión [Samaritanismo, Judaísmo, Cristianismo, Islam,
etc].
Su propósito es proclamaren cambio la existencia de un Poder Supremo (o, “Elohim”); un Dios
perfectamente ético y moral que juzga con absoluta justicia, no salvando ni condenando arbitrariamente a
nadie, sino haciendo que cada hombre [sin importar su raza o credo] reciba el mismo bien [o mal] que libre y
voluntariamente halla escogido sembrar (Ley de “Siembra y Cosecha”).
Así, por medio de sus mandamientos, de sus estatutos, de sus ritos, y de sus alegorías, la Torah muestra cual
es el bien que todo hombre debe practicar, a fin de alcanzar la misma estatura moral [así como la misma
bendición] que alcanzaron Enoc, Noé, Job, Melquisedec, Abraham, e Isaac; hombres de Dios que, si bien es
cierto que vivieron mucho antes de que la Torah fuese dada en el Sinaí, encarnaron con sus propias vidas
“una Torah viviente”.
En otras palabras, si tanto Noé, como Job y Abraham agradaron a Dios sin necesidad alguna de recibir una
Torah “tangible”, fue porque estos hombres eran lo suficientemente sabios, misericordiosos, y humildes
como para que sus pensamientos, sus palabras, sus actos, y sus aptitudes cumpliesen naturalmente con la
Torah tangible --cuyo propósito no es otro sino que el hombre sea justo, misericordioso, y humilde,
sembrando en sus semejantes el mismo bien que desearía eventualmente cosechar para sí mismo--.
¿Y porque fue necesario revelar la Torah siglos mas tarde? Pues porque, así como fue poco a poco
disminuyendo el largo de la vida humana, de ese mismo modo fue disminuyendo la capacidad humana para
distinguir entre “lo recto” y “lo torcido”; entre “lo derecho”, y “lo extraviado”. Como esta escrito: “¿Y no
tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben
discernir entre su mano derecha y su mano izquierda...?”- Jonás 4:11.
Como dato curioso, durante los casi cinco siglos que duró la vida de los patriarcas Hebreos, Dios no habló
con ellos en más de 15 ocasiones. ¿Por que? Pues porque, siendo hombres sabios y entendidos, tenían claro
que lo que El Creador (bendito sea) esperaba de ellos era que hiciesen lo bueno; que bendijesen; que tuviesen
misericordia de los presos, de los pobres, y de los de-ambulantes.
Fue cuando decayó el entendimiento de los hombres, que hubo necesidad de enviar muchos profetas, a fin de
que Dios hablase a menudo. Y esto se confirma en el hecho de que, cuando Moisés finalizó el Tabernáculo,
Dios habló a Moisés [y a Israel] 15 veces en el lapso de un solo día.
De hecho, la triste realidad es que, luego de mas 3000 años, la mayoría de los hombres somos aún incapaces
de descifrar el mensaje de la Torah. Es decir, somos incapaces de comprender que, si la Torah fue entregada
en medio de lo que la Escritura describe como una aparente tormenta de lluvia.
Como esta escrito: “Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y
espesa nube sobre el monte… Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios...”- Éxodo 19:16-
17, Biblia Reina Valera 1960), fue solo para mostrar que, la enseñanza revelada por la Torah, es como la
lluvia (“Goteará como la lluvia mi enseñanza; Destilará como el rocío mi razonamiento; Como la llovizna
sobre la grama, Y como las gotas sobre la hierba”- Deuteronomio 32:2, Biblia Reina Valera 1960.
¿Que significa el que la enseñanza de la Torah sea “como la lluvia”? Pues significa que, así como el agua de
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la lluvia abandona los lugares encumbrados, para terminar en los lugares de pobre elevación, de ese mismo
modo la Torah deja el corazón que es de alta condición (es decir, soberbio, vano, y orgulloso), para terminar
en cambio en el corazón que es de baja condición (el corazón pobre, humilde, y quebrantado).
Como esta escrito: “Abominación es al Señor todo altivo de corazón; Ciertamente no quedará impune”-
Proverbios 16:5. Y tambien dice la Escritura: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y
cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu…
Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”- Isaías 57:15, & 66:2,
Biblia Reina Valera.
Y finalmente dice: “porque me ungió el Señor; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a
vendar a los quebrantados de corazón”- Isaías 61:1, B.R.V. 1960
En resumen, el mensaje de la Ley (o “Torah”) es que la buena nueva [del favor Divino] no es propiedad
exclusiva de Judíos, Samaritanos, Cristianos, ni Musulmanes; sino que esta en cambio reservado para todo
aquel que tiene un corazón abatido (es decir, para el hombre cuyo compromiso con el servicio a Dios, con la
obediencia, y con la humildad le han convertido en “una Torah viviente”).
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