en tiempos impíos afianzó la piedad
.
883
Los últimos reyes de Judá y el profeta Jeremías
49:4 A excepción de David, Ezequías, y Josías,
todos no hicieron más que prevaricar; por haber
abandonado la Ley del Altísimo,
los reyes de Judá fueron abandonados.
49:5 Tuvieron que entregar su poder a otros, y su gloria a una nación extranjera.
49:6
Los enemigos incendiaron la ciudad elegida
del Santuario, y dejaron desiertas sus calles,
49:7
a causa de los malos tratos infligidos a Jeremías: a él, que fue consagrado profeta desde el seno
materno para desarraigar, destruir y hacer perecer, pero también para edificar y plantar.
Ezequiel
49:8 Ezequiel tuvo una visión de la Gloria, que Dios le mostró sobre el carro de los Querubines,
49:9 porque se acordó de los enemigos en la tempestad y
favoreció a los que siguen el camino recto.
Los Profetas menores
49:10 En cuanto a
los doce Profetas
, que sus huesos reflorezcan desde su tumba, porque ellos consolaron
a Jacob, y lo libraron por la fidelidad y la esperanza.
Zorobabel y Josué
49:11 ¿Cómo enaltecer a Zorobabel, que fue como un anillo en la mano derecha,
49:12 y a Josué, hijo de Josedec? En sus días, ellos reconstruyeron la Casa, y levantaron el Templo
consagrado al Señor, destinado a una gloria eterna.
Nehemías
49:13 También es grande el recuerdo de Nehemías: él fue quien levantó nuestros muros en ruinas, el que
puso puertas y cerrojos y reconstruyó nuestras casas.
Henoc, José y los primeros antepasados
49:14 Nadie en la tierra fue creado igual a
Henoc
, porque él
fue arrebatado de la tierra.
49:15 Tampoco nació
ningún hombre como José,
jefe de sus hermanos, sostén de su pueblo; sus huesos
fueron tratados con respeto.
49:16 Sem y Set fueron glorificados entre los hombres, pero por encima de toda criatura viviente está
Adán.
CAPÍTULO 50
884
El sacerdote Simón
50:1 Simón, hijo de Onías, fue el Sumo Sacerdote, que durante su vida restauró la Casa, y en sus días
consolidó el Santuario.
50:2 Él puso los cimientos de las torres de refuerzo, del alto contrafuerte que rodea al Templo.
50:3 En sus días fue excavado el depósito de las aguas, un estanque amplio como el mar.
50:4 Preocupado por preservar a su pueblo de la caída, fortificó la ciudad contra el asedio.
50:5 ¡Qué glorioso era, rodeado de su pueblo, cuando salía detrás del velo!
50:6 Como lucero del alba en medio de nubes, como luna en su plenilunio,
50:7 como sol resplandeciente sobre el Templo del Altísimo, como arco iris que brilla entre nubes de
gloria,
50:8 como rosa en los días de primavera, como lirio junto a un manantial, como brote del Líbano en los
días de verano,
50:9 como fuego e incienso en el incensario, como vaso de oro macizo adornado con toda clase de piedras
preciosas,
50:10 como olivo cargado de frutos, como ciprés que se eleva hasta las nubes.
50:11 Cuando se ponía la vestidura de fiesta, y se revestía de sus espléndidos ornamentos, cuando subía al
santo altar, él llenaba de gloria el recinto del Santuario.
50:12
Cuando recibía las porciones de manos de los sacerdotes —y estaba él mismo de pie, junto al fuego
del altar, con una corona de hermanos a su alrededor
como retoños de cedro en el Líbano— lo rodeaban
como troncos de palmera.
50:13 Todos los hijos de Aarón en su esplendor,
con la ofrenda del Señor en sus manos, delante de toda la
asamblea de Israel
.
50:14 Mientras oficiaba en los altares, y disponía la ofrenda para el Altísimo todopoderoso,
50:15
él extendía la mano sobre la copa, derramaba la libación con la sangre de la uva, y la vertía al pie
del altar
, como perfume agradable al Altísimo, Rey del universo.
50:16
entonces, los hijos de Aarón prorrumpían en aclamaciones, tocaban sus trompetas de metal batido,
y hacían oír un sonido imponente
, como memorial delante del Altísimo.
50:17
En seguida, todo el pueblo, unánimemente, caía con el rostro en tierra para adorar a su Señor,
el
Todopoderoso, el Dios Altísimo.
50:18
También los cantores entonaban sus alabanzas:
en medio del estruendo se oía una dulce melodía.
50:19
El pueblo suplicaba al Señor Altísimo, dirigía sus plegarias ante el Misericordioso, hasta que
terminaba el culto del Señor
, y se ponía fin a la liturgia.
50:20
Entonces, él descendía y elevaba las manos sobre toda la asamblea de los israelitas, para dar con
sus labios la bendición del Señor y tener el honor de pronunciar su Nombre.
885
50:21
Y por segunda vez, el pueblo se postraba para recibir la bendición del Altísimo.
Exhortación
50:22
Y ahora, bendigan al Dios del universo
, que hace grandes cosas por todas partes, al que nos exaltó
desde el seno materno, y nos trató según su misericordia.
50:23
Que Él nos dé la alegría del corazón, y conceda la paz en nuestros días, a Israel, por los siglos de
los siglos.
50:24
Que su misericordia permanezca fielmente con nosotros, y que nos libre en nuestros días.
Conclusión
50:27 Una instrucción de sabiduría y de ciencia es la que se dejó grabada en este libro, que se derramó
como lluvia la sabiduría de su corazón.
50:28 ¡Feliz el que repase a menudo estas enseñanzas! El que las memoriza, se hará un sabio.
50:29 Y si las pone en practica, será capaz de afrontarlo todo, pues la luz del Señor iluminara su camino.
Bendito sea Adonai por siempre; Amen, Amen
CAPÍTULO 51
Himno de acción de gracias
51:1
Quiero darte gracias, Señor y Rey, y alabarte, Yah mi Salvador. Yo doy gracias a tu Nombre,
51:2
porque tú has sido mi protector y mi ayuda, y has librado
mi cuerpo de la perdición, del lazo de la
lengua calumniadora, y de los labios que traman mentiras. Frente a mis adversarios, tú has sido mi ayuda,
y me has librado,
51:3 según la grandeza de tu misericordia y de tu Nombre, de las mordeduras de los que iban a devorarme,
de la mano de los que querían quitarme la vida, de las muchas aflicciones que padecía,
51:4 del fuego sofocante que me cercaba, de las llamas que yo no había encendido,
51:5 de las entrañas profundas del Abismo,
de la lengua impura, de la palabra mentirosa,
51:6 y de las flechas de una lengua maligna. Mi alma estaba al borde de la muerte, mi vida había
descendido cerca del Abismo.
51:7
Do'stlaringiz bilan baham: |