tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz”
(Salmo 139:7-12).
3) Jesús es citado diciendo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”
(Juan 14:6). De nuevo, la anterior es una lógica y hermosa idea, con un subyugante contenido emocional;
¿Quien no se ha sentido en algún momento lejos de Dios, y necesitado de alguien que posea este grado
absoluto de certeza y seguridad?
De nuevo, el problema es que, aunque lógica y hermosa, la anterior idea está simplemente desconectada de la
realidad de la Escritura Hebrea. Vera, el hombre necesita “utilizar un camino”, solo cuando anhela alcanzar
algún lejano destino. Pero
la realidad es que, como ya hemos demostrado, el Padre Celestial (Dios) está en
todas partes.
Y, siendo que está en todas partes, siempre está cercano a los que le invocan. Como dicen las Escrituras:
“Cercano está Yah a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu” (Salmo 34:18);
“Cercano estás tú, oh Yah, Y todos tus mandamientos son verdad” (Salmo 119:151); “Cercano está Yah a
todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras” (Salmo 145:118);
“Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Yah nuestro Dios en todo
cuanto le pedimos?” (Deut. 4:7); “El ha exaltado el poderío de su pueblo; Alábenle todos sus santos, los hijos
de Israel, El pueblo a él cercano. Aleluya” (Salmo 148:14).
4) Los evangelios narran que Jesús sanó a un ciego de nacimiento. Y se alega que esto no deja lugar a dudas
acerca del origen Divino de su ministerio, así como de la necesidad de suscribirse a él. El verso dice así: “Le
volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? El les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis
querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? Y le
injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos.
Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. Respondió
el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los
ojos. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a
ése oye. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si éste no
viniera de Dios, nada podría hacer” (Juan 9:26-33).
De nuevo, note cuan emocionalmente subyugante, así como perfectamente lógico, es el anterior pasaje: Dios
no oye a los pecadores; y, si alguien obra un milagro que nadie haya jamás realizado, pues es un seguro
indicio de que tal individuo cuenta con la aprobación Divina. ¿Cual es el problema con esta lógica? ¡Pues
que no corresponde a la realidad!
Vera, Moisés no solamente dio ojos y vista a quien la había perdido de nacimiento, ¡sino a quien nunca la
tuvo! (su vara, la cual Moisés convirtió
en una serpiente, dándole así ojos para ver). Como está escrito:
“Habló Yah a Moisés y a Aarón, diciendo: Si Faraón os respondiere diciendo: Mostrad milagro; dirás a
Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, para que se haga culebra. Vinieron, pues, Moisés y Aarón a
Faraón, e hicieron como Yah lo había mandado. Y echó Aarón su vara delante de Faraón y de sus siervos, y
se hizo culebra” (Éxodo 7:8-10).
De hecho, el milagro de convertir la vara en serpiente, es mayor que el milagro de la [alegada] resurrección
del Galileo (paz sea con él). Es que, resucitar un cadáver, solo implica dar vida a un cuerpo inerte, sin
cambiar necesariamente su naturaleza; es decir, lo que era un cuerpo humano, sigue siendo un cuerpo
humano- mientras que, convertir la vara en serpiente, no solamente implica dar
vida a un cuerpo muerto, sino
cambiar su naturaleza (de cuerpo vegetal, a cuerpo animal).
De paso, note que no solamente es falso que nadie hubiese realizado con anterioridad un milagro tan grande
como dar vista a alguien (o algo) que hubiese nacido ciego, sino que es también falso que esto constituya
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prueba de la aprobación Divina.
¿Por que? Pues porque los hechiceros de Faraón convirtieron también sus varas en serpientes; y Dios,
obviamente estaba opuesto a todos ellos: “Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros, e hicieron
también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos; pues echó cada uno su vara, las cuales se
volvieron culebras; mas la vara de Aarón devoró las varas de ellos. Y el corazón de Faraón se endureció, y no
los escuchó, como Yah lo había dicho” (Éxodo 7:11-13).
¿Significa lo hasta aquí dicho que la fe Cristiana no es un camino válido para acercarse a Dios? ¿Significa
acaso que la fe Samaritana es superior a la Cristiana? ¡Absolutamente no!
Lo que significa es que, las
percepciones (mentalidades) Cristianas y Samaritanas, son intrínsecamente distintas. Por un lado, el creyente
Cristiano es como la persona que fija su mirada en un árbol, y procede a analizar el árbol dentro del contexto
del propio árbol.
Por otro lado, el creyente Hebreo es como quien fija su mirada en ese mismo árbol, pero no limita su análisis
al contexto del propio árbol, sino que lo analiza dentro del contexto del bosque que circunscribe dicho árbol,
así como el de la montaña que circunscribe a tal bosque.
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