Pero, ¿a que pueblo de Abraham podría este verso estar refiriéndose, si en este punto de su vida Abraham aún
no se había convertido en una nación, ni ninguno de sus escasos descendientes había aún fallecido? De
hecho, el verso tampoco puede referirse a una reunión física entre Abraham y
su parentela humana, pues
aquella estaba sepultada en Caldea, mientras que Abraham estaba siendo sepultado en Canaán.
Lo que el anterior pasaje realmente intima es que, si bien el cuerpo de Abraham moriría, su espíritu iría a
encontrarse con los justos que le habían precedido, y que ahora existían en una realidad que trasciende la
nuestra.
¡Hay mas! Cuando Jacob va camino hacia Padan-aram, este se detiene a pasar la noche, y
a dormir en un
lugar que Jacob mismo llamaría “Bet El” (o, “casa de Dios”).
Una vez dormido, Jacob comienza a soñar, y ve una escalera que va, desde este mundo, hasta la presencia
misma de Dios. Entonces, ve que ángeles (o “mensajeros”)
ascienden desde este mundo, hacia en cielo, y
luego esos mismos ángeles descienden desde el cielo hacia la tierra. Pero, ¿no es el cielo el hogar y la morada
de los ángeles?
¿No debería el texto decir que los ángeles primero descendían del cielo, y luego ascendían de vuelta? La
explicación es que, el anterior relato, es una alegoría que intenta enseñarnos una verdad trascendental: En
ella,
Jacob representa a los justos, a los mansos que han de heredar la tierra, a aquellos que suben la escalera
que les conduce a ser el Bet El (la casa o familia espiritual de Dios).
El sueño de Jacob representa el sueño de la muerte, como está escrito en Daniel 12:2: “Y muchos de los que
duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna y otros para vergüenza y confusión
perpetua”.
El relato significa que, para estos justos, la muerte será una parte integral de su jornada. Pero,
cuando esta
llegue, podrán descansar en la certeza de que ascenderán, en forma angelical, a la presencia de Dios; para
luego volver a este mundo, y ser los Malachim (“mensajeros”, o “ángeles”) que acompañarán a sus hijos e
hijas espirituales que han quedado atrás.
Finalmente, el libro de Bereshit (Génesis 2:2) nos dice lo siguiente: “Y acabo Dios en el séptimo día la obra
que hizo; y reposo el día séptimo de toda la obra que hizo”. El anterior verso nos enseña que el Creador
laboró durante seis días, a fin de completar su obra de creación.
Entonces, una vez acabada su
obra en este mundo, procedió a descansar. Si bien es cierto que la palabra que a
menudo se traduce en este texto como “descansar” está asociada con la idea de simplemente “dejar de
trabajar”, el análisis es idéntico. Hay varias preguntas que de inmediato saltan ante nuestros ojos: primero-
¿porque se nos dice que Dios acaba su obra en el séptimo día, si a la misma vez se nos dice que descansa en
ese día?
La segunda pregunta, es la siguiente: ¿porque tiene Dios que descansar?; es mas ¿porque siquiera tiene que
decirse que Dios termina su creación? ¿No creó Dios, siglos mas tarde, la nación de Israel?, como dice el
profeta Isaías- “
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