La Salvación del alma, según el libro de Bereshit (Génesis)
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El Samaritanismo Reformado es la teología que postula la verdad divina encarnada en la Ley de “siembra y
cosecha”. Como esta escrito: “Tomó pues YHVH ELOHIM al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para
que lo labrara y lo guardase”.
Note que, si se toma en sentido literal, el anterior pasaje no hace sentido alguno. Es decir, ¿Por que tenía
Adán que labrar el huerto? ¿Acaso lo que el mundo ya de por sí mismo producía no era suficiente para
alimentarlo? Y, ¿de quien había que guardar el huerto? ¿Es que estaban los arboles en peligro de ser
físicamente destruidos, o robados por algún otro ser humano? ¿Que significa todo esto?
La respuesta se encuentra, de forma implícita, en el original Hebreo del pasaje. La traducción (palabra por
palabra) dice así: “VA-YIKAJ YHVH ELOHIM ET HA-ADAM VAIYANIJEHU V’GAN EDEN LE-
AVODAH U-LE-SHAM’RAH”.
La tradición Hebrea, dice que el nombre YHVH representa la misericordia (o bondad) Divina, mientras que
el nombre ELOHIM significa el Juicio (o severidad) Divina. El hecho de que ambos nombres aparezcan
juntos en el anterior pasaje, indica que El Creador muestra bondad y misericordia, pero muestra también
severidad, y juicio. Como dice el salmo: “CON EL MISERICORDIOSO TE MOSTRARÁS
MISERICORDIOSO..... Y SEVERO SERÁS PARA CON EL PERVERSO”- Salmo 18:25-26.
Note como la palabra que el anterior verso traduce como “labrar” es “AVODAH”. Esta palabra se utiliza en
la escritura Hebrea para denotar “adoración”. De hecho, el termino hebreo “AVODAH ZARAH” se traduce
como “ADORACIÓN EXTRAÑA” (o idolatría).
Así, cuando Dios ordena a Adán labrar el huerto del Edén, no está en realidad hablándole de trabajo físico,
sino de adoración. Lo que el Creador trata de intimar, es que la adoración que agrada al Creador, se basa en
“la siembra y la cosecha”; que DIOS MOSTRARÁ SU ATRIBUTO DE BONDAD Y MISERICORDIA, A
AQUELLOS QUE SIEMBRAN BONDAD Y MISERICORDIA; PERO MOSTRARÁ SEVERIDAD Y
JUICIO, A AQUELLOS QUE SEAN SEVEROS Y PERVERSOS.
La Escritura confirma esta verdad en cada una de las historias que hace, en la predica de cada profeta, y en
cada alegoría que nos presenta. El profeta Isaías entendió muy bien el significado de Génesis 2:15, y lo
expuso magistralmente cuando dijo:
“Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
APRENDED A HACER EL BIEN; BUSCAD EL JUICIO, RESTITUID AL AGRAVIADO, HACED
JUSTICIA AL HUÉRFANO, AMPARAD A LA VIUDA. Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si
vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el
carmesí, vendrán a ser como blanca lana. SI QUISIÉREIS y oyereis, COMERÉIS EL BIEN DE LA
TIERRA"- Isaías 1:16-19.
¿A que tierra se refiere Isaías? ¡Pues a la tierra que Adán, en un sentido alegórico, fue mandado a labrar! La
centralidad del mensaje del Samaritanismo Reformado, fue también expuesta por el profeta Jeremías, quien
dijo: “...¿No comió y bebió TU PADRE, e HIZO JUICIO Y JUSTICIA, y entonces le fue bien? El juzgó la
causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿NO ES ESTO CONOCERME A MI? DICE
EL SEÑOR”- Jeremías 22:15-16.
El profeta Miqueas resumió la ancestral fe que él mismo practicaba, diciendo lo siguiente: “Oh hombre, Él te
ha declarado lo que es bueno, ¿Y QUÉ PIDE DIOS DE TI?: SOLAMENTE HACER JUSTICIA, Y AMAR
MISERICORDIA, y humillarte ante tu Dios”- Miqueas 6:8.
En resumen, el verso en Génesis 2:15, resume todo lo que hay que saber acerca del Samaritanismo
Reformado, la fe inicialmente revelada por Dios a toda la raza humana. El verso intima que hay un Dios
Creador, y que este Dios hizo del hombre un pequeño huerto, en medio de su grande y extenso mundo.
¿Para que? ¡Pues para que el hombre pueda honrar a su Creador (su “Padre Celestial”)! ¿Como?
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Obedeciendo la encomienda Divina de labrar “la tierra” que es su propio cuerpo; es decir, utilizar su cuerpo
físico (su vida) para “sembrar bien”.
Ese mismo Dios, será bueno con el hombre que siembra lo bueno; pero juzgara severamente al hombre que
siembra lo malo. Así, cuando las palabras del Talmud, del Corán, o del Evangelio confirman esta fe
universal, están diciendo la verdad Divina.
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