Estrategias que van desde la caridad hasta la transformación de las estructuras
“Si bien el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política, la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Todos los cristianos, también los Pastores, están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo mejor”124. Al leer estas palabras del Papa Francisco, se confirma en nosotros cómo Claret fue uno de esos pastores verdaderamente preocupados por construir un mundo mejor, no lo hizo de cualquier forma, Claret supo elaborar un plan de acción social que permitiese que su trabajo evangelizador afecte de forma real la vida social del pueblo de Dios. Supo moverse al nivel de la caridad y de la solidaridad para atender las necesidades más urgentes de los más pobres que tocaban a sus puertas, pero, también, supo desenvolverse en los ámbitos de la transformación de estructuras económicas, políticas y sociales de su entorno para favorecer nuevas condiciones que promuevan la justicia y la paz, como fueron la Casa de la Caridad, las Cajas de ahorro, las propuestas de reforma agraria, la colaboración en la Junta de Amigos del País, etc.
Como Claretianos sabemos muy bien que la caridad y la solidaridad, tan presentes en nuestra tradición congregacional, son expresiones de una pasión misionera que, junto al anuncio de la Palabra, busca dar vida abundante a todos, especialmente a los más necesitados. Pero, como dice el Papa Benedicto XVI, la caridad “no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas”125. En las últimas décadas hemos tomado mayor conciencia de la importancia de asumir con otros el compromiso por la promoción de la justicia, de la paz y de la integridad de la creación, no como un trabajo particular de algunos claretianos, sino como una exigencia de nuestra vocación cristiana y una forma de vivir los valores del evangelio de filiación y fraternidad en clave misionera. Nuestra Congregación ha dado grandes pasos en este sentido y el testimonio de Claret nos invita a comprometernos más a fondo en la defensa de los derechos humanos, en la promoción de una economía más justa y solidaria, en la inclusión social de los más pobres y marginados, en la atención de los migrantes, en el diálogo ciudadano y religioso, etc.
-
Medios realistas, prácticos y eficaces
Claret, como buen sallentino estuvo dotado del conocido seny126 catalán, que lo constituyó en un hombre práctico, de análisis claro, de criterios ponderados y de soluciones creativas. Claret supo aplicar las estrategias adecuadas para remediar las necesidades que descubría, no se quedó en sueños irrealizables ni en minucias insignificantes, supo tener amplitud de miras y fortaleza de espíritu para emprender acciones misioneras osadas. Se lanzó y se arriesgó, sin dejarse aplastar por miedos, complejos y dificultades, por eso ha quedado en la historia como un apóstol moderno que rompió los moldes del típico eclesiástico de su época. Se valió de todos los medios posibles y dentro de ellos eligió aquellos que le permitían mayor eficacia apostólica.
El trabajo en la promoción de la justicia, la paz y la integridad de la creación, por su complejidad y hondura, nos exige, de forma especial, ser lúcidos, realistas y prácticos, tal como lo fue Claret. Vivimos una época en que los problemas son numerosísimos, mucho más, en tiempo de crisis y en lugares concretos donde todas las realidades sociales nos desafían como misioneros. ¿Qué hacer? ¿Por dónde comenzar? ¿A quiénes atender?
Aquí dejo abierta la puerta del diálogo fraterno para completar nuestra reflexión sobre el estilo claretiano que buscamos.
Do'stlaringiz bilan baham: |