Capítulo 16: Los golfos652
Isidoro, en la obra antes citada: Reciben el nombre de “golfo” aquellos lugares de donde se retira la mar653, como el jonio en el Mediterráneo y en el Océano el caspio, índico, pérsico y arábigo —también llamado rojo, que se adscribe al Océano—. El mar rojo recibe ese nombre por el color rojizo de las olas que tiñen sus aguas; sin embargo, ello no se debe a que sus aguas sean, como parece, rojas por naturaleza, sino a que la mar se ensucia y se tiñe de rojo en las costas vecinas, porque toda la tierra de los alrededores es roja654 y muy parecida al color de la sangre —por eso allí se puede obtener un pigmento rojo muy intenso y también otros minerales de diversos colores para pintar—. Así pues, como la tierra tiene tal color por naturaleza, el oleaje lo va diluyendo y cuanto está cerca también toma este color. Este es el motivo de que se encuentren gemas de color rojo en estas costas: un guijarro cubierto por este tipo de tierra adquiere el color de la tierra y del mar en cuanto la arena lo raspa un poco. Este mar se divide en dos golfos: el que se halla a oriente recibe el nombre de pérsico, ya que los persas habitan aquella orilla, mientras que el otro es el arábigo, puesto que rodea Arabia.
Comestor: Este mar repleto de cañas recibe el nombre de Hebreo, porque sus costas están abarrotadas de cañas655.
Capítulo 17: la oposición de las fuentes de calor y agua
Guillermo de Conches. En el primer momento de la creación, las aguas cubrían toda la tierra, pero el calor de los astros celestes desecó las partes menos hondas, de tal manera que, la fuente de donde surge el calor —el Sol— sometió a la fuente y principio de las aguas656: “Dios, en su sabiduría, se percató de que ningún ser vivo podía habitar una tierra sin calor ni agua y que la tierra en ese momento era seca y fría, por lo que puso la fuente de todo el calor, el Sol, sobre el centro de la tierra a fin de que la calentara toda por igual y pudiera habitarse. Pero como es imposible vivir solo del calor, [col318] colocó en el medio de la tierra, justo debajo del Sol, la fuente de las aguas. Entre ambos consiguen templar algunos lugares de la tierra657” Fuente de las aguas Este manantial de agua está en el centro de la zona tórrida y ciñe la tierra como un círculo equinoccial, pero hay quienes no creen en la existencia de esta fuente, porque el enorme calor del ecuador no alcanza a esa fuente658. Sin embargo, los estudiosos de la naturaleza creen que debe existir por los motivos que ya hemos señalado y consideran que es realmente un mar. Cuando las aguas de esta mar se desplazan hacia Occidente, se dividen en dos corrientes, de las cuales una discurre hacia el Norte y otra hacia el Sur; de la misma manera, cuando se desplazan hacia Oriente, lo hace en dos corrientes que van hacia los mismos lugares. Las aguas de esta fuente, que se desplazan por la superficie y no por conductos subterráneos, son espesas y saladas y se las conoce bajo el nombre de mar.
Ambrosio, Los seis días, lib. 2: Cuando los filósofos afirman que el brillante firmamento de ardientes estrellas gira, ¿acaso no previó la providencia divina que tenía que haber agua en abundancia en la tierra y en el firmamento a fin de moderar los incendios de aquellos incandescentes astros? Por tanto, como hay una gran cantidad de ardiente fuego, cubrió las tierras con agua para que el calor del Sol y de las estrellas no las pudiera abrasar y además una extraordinaria cantidad de vapor dañara los inicios del mundo.
Autor: En conclusión, el Hijo subraya y resume todos estos bienes terrenales, que Dios padre —la evidente fuente de todo lo bueno— nos regala una y otra vez a todos los hombres, cuando dice659: “Él, que hace salir su Sol sobre los buenos y los malos, y hace llover sobre los justos...” porque todo cuanto nace de la tierra se genera a partir del calor y el agua, como dice San Agustín, y se origina gracias a las bondades del Sol y la lluvia
Capítulo 18: Las mareas
Guillermo de Conches660: Así pues, cuando aquellas corrientes de los mares occidentales y orientales confluyen en el norte y chocan entre sí, del golpe la mar se encrespa y se producen las famosas subidas y bajadas del Océano; algo semejante sucede también en el otro polo de la tierra, donde las dos corrientes también chocan entre sí. Teorías respecto a las causas de las subidas y bajadas de mar Otros, en cambio, defienden que la causa de las subidas y bajadas de la mar son unas montañas escondidas bajo las aguas: cuando el mar se topa con ellos, retrocede, se revuelve y supera este obstáculo661 y de esta manera, cuando de nuevo vuelve el agua, se revuelve y la cruza en sentido contrario662. Otros, en cambio, consideran que la causa está en la salida y puesta de la Luna, de ahí que tan solo acontezca dos veces al día y no más, pero como la Luna no sale ni se pone todos los días a la misma hora, las mareas tienen lugar de diferentes maneras.
Isidoro, lib. 13663: La marea es la subida y la bajada de la mar, es decir, su intranquilidad. Estuarios Es por esto que los estuarios664 reciben este nombre, ya que ahí la mar tanto entra como sale.
Plinio, lib. 2665: La subida y bajada de la mar, a causa de las mareas, nunca deja de sorprender. En verdad, su motivo está en el Sol y la Luna: siempre sube la marea dos veces entre dos salidas de la luna y siempre baja dos veces cada 24 horas. Aristóteles afirma que solo mueren los animales cuando baja la marea: las observaciones lo corroboran extensamente en las costas galas y, en particular, con los humanos.
“Descripción del mundo”: Las mareas de la mar —es decir, su subida y bajada— siguen a la Luna, que las absorbe cuando se retiran y las impulsa cuando vuelven a extenderse. Podemos ver que la marea fluye y se retira dos veces al día; cuando hay una luna creciente, crece; cuando decreciente, decrece. Cuando la Luna está en el equinoccio, las mareas son mayores, dado que está más cerca; pero en el solsticio son menores, porque está más alejada. Cada 19 años, la Luna vuelve al principio de su órbita y a aumentar de forma semejante666.
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